El equipo dirigido por un científico del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el mayor organismo español de búsqueda de soluciones contra esta enfermedad, ha diseñado una prueba diagnóstica que es capaz de detectar tumores sólidos con un tamaño minúsculo mediante el análisis de una simple muestra de sangre.
Se trata de un avance de gran relevancia porque es un procedimiento que descubre la existencia de los cánceres en el organismo en un estadio muy inicial, lo que abre la puerta a una mayor posibilidad de éxito en su tratamiento, y porque, además, lo hace con un método diagnóstico de fácil aplicación, al alcance de la gran mayoría de los hospitales españoles.
Hasta ahora, los sistemas habituales para diagnosticar el cáncer se basan en identificar lo que los científicos denominan marcadores. Es la detección de moléculas concretas que delatan la existencia de un proceso determinado en el organismo y que, en este caso, provienen del tumor o de proteínas vinculadas con la masa cancerígena.
La lógica del procedimiento lleva a que la detección de esos marcadores que alertan de la existencia del cáncer sea más probable cuando el tumor ya se ha desarrollado de forma significativa, pues es cuando la presencia de las señales en el paciente es más abundante, lo que dificulta encontrar opciones de tratamiento eficaces.
El método desarrollado por Gonçalo Bernardes, jefe del Grupo de Biología Química Traslacional del CNIO, publicado por la prestigiosa revista científica Nature Communications, supone un cambio de paradigma y su enfoque lleva justo a la lógica contraria. Cuanto más incipiente es el tumor en el paciente más fácil es que lo detecte su nuevo sistema de análisis y, por lo tanto, más opciones hay no solo de tratamiento de la enfermedad sino también de curación.
Para lograr esa detección temprana, el equipo dirigido por Bernardes orientó la prueba diagnóstica no a los marcadores que emite el tumor sino a la reacción defensiva del organismo ante el cáncer. Desde hace más de un siglo se conoce que la aparición de células cancerosas provoca cambios en el sistema inmunitario (las defensas del organismo) y también se sabe que esos cambios son más intensos en las etapas más tempranas del cáncer.
El nuevo método justo se centra en esos veteranos descubrimientos, en concreto en los cambios en las proteínas de la sangre que se producen cuando el cáncer altera el sistema inmunitario de la persona que empieza a padecerlo. El investigador del CNIO y su equipo han logrado determinar qué concentraciones de estas alteraciones en las proteínas deben interpretarse como señales para diagnosticar la presencia de tumores y la clase a la que pertenecen.
«Nuestro enfoque -explica Gonçalo Bernardes- se ha mostrado particularmente eficaz para detectar tumores en etapa temprana, lo que es fundamental porque, si los detectamos a tiempo, podemos tratar muchos tipos de cáncer». Como especifica en el artículo científico, aplicaron esta nueva técnica en muestras de 170 pacientes y fueron capaces de identificar el 78% de los cánceres, ocho de cada diez, y, lo que es casi tan importante, su tasa de falsos positivos, de error de diagnóstico, fue cero.
Como elemento especialmente relevante desde el punto de vista de su posible implantación futura en la sanidad pública, Bernardes destaca que la prueba diagnóstica que ha diseñado es fácil de utilizar, al alcance de cualquier laboratorio clínico, ya que solo requiere una pequeña muestra de sangre y el uso de sencillos reactivos que se encuentran en cualquier hospital español.
Pero el trabajo, según relata, apunta a que su herramienta diagnóstica también puede ser muy útil no solo para detectar la existencia del tumor sino también para diagnosticar otras enfermedades y para determinar qué tratamiento puede ser más eficaz en la lucha contra el tumor descubierto.
Medicina de precisión
Las muestras de sangre con las que trabajaron en su investigación no solo pertenecían a pacientes con cáncer. Eso les permitió descubrir que las señales inmunológicas de una persona con una infección por coronavirus son diferentes a las señales de una persona con cáncer, pero que también son diferentes según los distintos tipos de cáncer e incluso según la etapa de desarrollo del tumor.
Esas señales exclusivas de cada tipo de cáncer, indica Bernardes, permiten avanzar con alta precisión si el paciente responderá o no a ciertos tratamientos. El artículo asegura que la prueba fue correcta en el 100% de las predicciones de que la paciente no respondería a un tratamiento contra la metástasis del tumor y, al contrario, cuando se la usó para determinar si el tratamiento propuesto podría tener éxito, la precisión del acierto fue del 87%. Esto les lleva a considerar que su método puede usarse también para realizar medicina de precisión a la hora de elegir los tratamientos.
El investigador del CNIO, que también es catedrático de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), está desarrollando una plataforma específica que estudiará los datos de los análisis sanguíneos del paciente con sospecha de cáncer y emitirá un diagnóstico. No obstante, explicó que no será algo inmediato, pues aún precisa completar el trabajo con más datos, algo que espera que le proporcionen dos estudios clínicos en marcha en Reino Unido y otros ensayos en marcha en diversos países como Estados Unidos y China.

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