
Brahim Roubi lleva los últimos 25 años impulsando proyectos de intervención socioeducativa en los centros escolares de Torre Pacheco. Él es mediador, funcionario del Ayuntamiento … y trabaja en Servicios Sociales, es decir, hace de «puente» entre los padres y los hijos que requieran de una determinada atención familiar y los colegios e institutos del municipio.
Como todo en este último cuarto de siglo, estas tareas han ido cambiando conforme también cambiaba el perfil del alumnado. «Al principio trabajábamos con aulas compensatorias para facilitar la comunicación entre los alumnos inmigrantes, mayoritariamente marroquíes, y los profesores; ahora tenemos un porcentaje altísimo de alumnos que son de origen inmigrante, pero españoles, nacidos en las calles de Torre Pacheco. Las necesidades son totalmente distintas que cuando iniciamos el proyecto».
Reclama más profesionales para mejorar el trabajo que se hace en las aulas de acogida de colegios e institutos
Este profesional, natural de Oujda (Marruecos) y que estudió español como segunda lengua extranjera, llegó hasta el municipio pachequero a finales de 1998 y sus primeros trabajos comenzaron en la extinta Mancomunidad de Servicios Sociales del Sureste, atendiendo también en Fuente Álamo y La Unión. Brahim llegó a formar parte de una plantilla de seis mediadores municipales antes de la pandemia, pero los recortes han ido mermando la atención que merecen todos los alumnos que la requieran.
«Llegamos a tener mediadores en temas de vivienda para toda la población, de forma indistinta. Teníamos un equipo de trabajo de inserción social muy completo. Quitaron mediadores educativos y sociosanitarios por temas de presupuestos», explica, al tiempo que demanda al Ayuntamiento que aumente el número de profesionales «para impulsar nuevas líneas de apoyo y atención socioeducativa». Le gustaría, dice, trabajar en un ambiente más relajado y «atender de una forma más profesional y más adecuada».
Modelos de intervención
El perfil con el que más trabajan son con niños de 2 y 3 años que se incorporan al sistema educativo hablando español: «El tema del castellano lo tienen superado, pero tienen otras dificultades, otros obstáculos, otros problemas de intervención sociofamiliar. Ahí es donde viene el trabajo de los Servicios Sociales». Se refiere a familias desestructuradas o con necesidades especiales y, en concreto, un perfil en el que incide mucho son las familias separadas porque, por lo general, el padre está en España y la madre en Marruecos.
Los alumnos están solos con el padre por el sistema que da derecho a la reagrupación familiar. «Es uno de los problemas que tenemos, porque el padre primero reagrupa a los hijos ya mayores y lo siguiente es reagrupar a la madre con algún bebé o algún niño de menor edad».
El trabajo constante de estos mediadores, ahora en las aulas de acogida, también ha permitido formar al profesorado de los centros. «Saben lo que tienen que hacer, por ejemplo, ante un niño que llega sin saber español». En esas aulas existe un nivel inicial donde pasan «tres meses de inmersión lingüística en grupos reducidos y con horarios especiales»; en un segundo nivel, los alumnos «adquieren un nivel de comunicación suficiente que les permite defenderse». Por último, los estudiantes pueden incorporarse a una clase con el resto de compañeros de forma definitiva «como un alumno más». «Contamos con equipos directivos muy bien formados, conocedores de la situación y también con bastantes maestros y profesores que tienen una experiencia larguísima», cuenta Roubi.
Los jóvenes
Brahim identifica dos tipos de grupos de jóvenes que suelen verse en localidades como Torre Pacheco, donde la población extranjera ha crecido a un ritmo importante durante las últimas tres décadas. «Tenemos a los que han pasado por el sistema educativo español y que, o bien han abandonado y están en el mercado laboral de alguna manera, o porque se han dirigido a formación profesional y están trabajando como cualquier ciudadano». Estos, detalla, sí escuchan, sí siguen las orientaciones de mediadores como él «y se puede dialogar sin ningún problema; están integrados». Luego, hay otros jóvenes adolescentes «que llegan sin figuras de referencia» y que han pasado «tres o cuatro años en centros de menores». «Con estos es más difícil trabajar», apunta.
Más allá de esta diferencia, al mediador le da la impresión que «hay muchos que quieren hacer hincapié en que la juventud en Torre Pacheco se siente desarraigada, que no se sienten integrados y que no se sienten como en su pueblo. No, no es así», zanja. Piensa que habrá algunas personas «que no les guste el modelo de integración que hay».
Señala que ha habido «un intento de romper la convivencia en el pueblo», y opina que habrá que impulsar medidas los próximos meses que permitan evaluar y solucionar, en tal caso, el daño que haya dejado los altercados vividos hace unas semanas. Siempre habrá, dice, «casos aislados», pero para eso «tenemos un sistema judicial y a las cuerpos de seguridad que atienden esas situaciones». Recuerda que la intervención de los pachequeros en las protestas «ha sido muy mínima», y eso es «una respuesta clarísima» al odio que intentaron crear otros.

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Enlace de origen : Un «puente» para que nadie se pierda en Torre Pacheco