
Son ‘pecios-basura’, barcos abandonados que terminan hundidos en las aguas del Mar Menor y, además de convertirse en la postal del abandono, suponen un … riesgo para la navegación y un riesgo de contaminación silenciosa. Capitanía Marítima, autoridad competente para ordenar su retirada, ha localizado este verano casi 40 embarcaciones sumergidas o semihundidas, sobre todo en la orilla continental de la laguna, es decir, desde el extremo norte de San Pedro del Pinatar hasta la costa sur de Los Nietos y Los Urrutias. La Hita, El Carmolí y Los Nietos son también puntos rojos en el mapa de barcos fantasma. No solo son barcos medianos, de entre 8 y 10 metros de eslora. Este verano están en proceso de extracción dos embarcaciones extranjeras de 20 metros, fondeadas a la gira, sin protocolos de limpieza ni achique de aceites y aguas grises, lo que suele provocar en estos casos vertidos contaminantes al delicado ecosistema de la laguna.
Capitanía Marítima también ha identificado este verano una moto que estaba sumergida y varios cascos de nueve metros. Estos fantasmas del mar suelen contener restos de combustible, aceites y lubricantes que se filtran lentamente al agua, lo que resulta especialmente grave en esta inestable albufera. El último en ser borrado del paisaje fue un 9 metros embarrancado en la ya deteriorada orilla de Los Nietos.
Hasta 10.000 euros de multa
Según fuentes oficiales, desde 2017 se han retirado unas 54 embarcaciones a la deriva en el Mar Menor. Los propietarios se enfrentan a sanciones de entre 5.000 y 10.000 euros por el abandono de estas ‘tumbas’ de fibra o madera. Hay de todo tipo, desde naves de 20 metros hasta motos náuticas sumergidas. «Como es un mar con escasas mareas, algunos vienen, compran un barco, lo disfrutan en verano y, luego, lo anclan a una rueda con cemento, los dueños se marchan a su ciudad, y el barco se queda a su suerte, a veces desprendido y a la deriva, hasta que se hunde», explica el capitán marítimo de Cartagena, Óscar Villar.
La primera acción es localizar al titular e instarle a que retire la embarcación deteriorada. El dueño tiene que contratar a una empresa que extraiga la chatarra y la lleve al desguace, con los gastos que acarrea su eliminación responsable. Un exnavegante, José Soler, sabe bien el coste de deshacerse del que fue su barco, a pesar de que no le correspondía ya asumir la defunción de la nave. Vendió su barco de recreo, un 7,5 metros de eslora, «porque no tenía tiempo para hacerme cargo de él», afirma.
En los últimos ocho años, se han retirado 54 navíos que se encontraban a la deriva; los agentes revisan de San Pedro a Los Nietos
«Últimamente lo conservaba más por mi padre, que siempre le gustó navegar, pero ya está mayor y apenas podíamos sacarlo ya del puerto», cuenta Soler. Tras firmar el contrato de venta, pensó que se había liberado de la carga. Hasta hace dos meses, cuando recibió la orden de retirada del barco remitida por Capitanía Marítima. El nuevo dueño no había actualizado la titularidad en el Registro, así que «me dijeron que el responsable era yo», explica.
El teléfono del comprador ya no existía y tampoco respondió al burofax. «Mandé una carta certificada, con el contrato de venta legal, a la Guardia Civil y a Capitanía Marítima; ya solo me queda denunciar judicialmente», relata el afectado. Nada de eso le ha librado de tener que sacar el barco del agua, lo que se ha traducido en una factura de 5.000 euros de una empresa especializada. Soler se pregunta por qué el nuevo dueño lo abandonó, pero sobre todo, por qué apareció fuera del espigón de Los Nietos, cuando tenía un amarre en el puerto deportivo. «Soy víctima, y me enfrento a una multa de 10.000 euros», dice el denunciante, que no sabe si podrá recuperar el dinero. Si ya había perdido «las ganas de navegar, ahora más todavía», asegura. Algunas ruinas náuticas permanecen hundidas o semihundidas varios años, como el barco que acaban de extraer frente a la costa de Los Narejos o el que han identificado ya en la pequeña bahía del Atalayón, frente a la Ciudad del Aire.
«Algunos arrancan la matrícula para que no se les pueda localizar», comenta el capitán marítimo. Recuerda que el propietario debe contratar a una empresa especializada, que extraiga el barco sin causar daño en los fondos protegidos del Mar Menor, costear la destrucción de la nave y pedir su baja en el registro. En años anteriores, el Gobierno regional destinó fondos europeos a la retirada de medio centenar de barcos ruinosos con ayuda de la Fundación Estrella de Levante y las asociaciones ecologistas Anse, WWF e Hippocampus.

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Enlace de origen : Capitanía Marítima extraerá del Mar Menor casi 40 barcos abandonados