
«Cinco divisiones, cinco meses». Benjamín Netanyahu planea tomar Gaza antes de la próxima primavera -los mencionados cinco meses más varias semanas de preparativos- mediante … la movilización de una formidable maquinaria bélica integrada por cinco divisiones del ejército, cada una de ellas formada por más de 10.000 militares. Su objetivo es conquistar todo el territorio palestino que ahora permanece fuera de su control entre Gaza City, al norte, y Khan Jounis, al sur, y luego transferir la Franja completa a un «gobierno de transición». De este solo se sabe que estaría probablemente conformado por una coalición militar árabe.
Así se desprende de los planes filtrados a los medios hebreos y de las declaraciones del propio primer ministro a los canales CNN-News18 y Fox antes de la decisiva reunión del Consejo de Seguridad de Israel en la que su gabinete y el escalafón militar analizaron anoche las opciones sobre el enclave palestino. ¿Tomará el control completo de Gaza?, le preguntaron. «Tenemos la intención de hacerlo», respondió. ¿Su objetivo es incorporarlo al Estado hebreo? Israel «no anexionará» la Franja, replicó, lo que pudo perturbar los ánimos de sus ministros de ultraderecha, partidarios de expulsar a los gazatíes y levantar nuevos asentamientos para colonos en el territorio ocupado.
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Netanyahu explicó que el Ejecutivo no controlará Gaza, salvo al principio, de manera temporal, cuando lo harán sus soldados. Posteriormente pasará a manos de un «órgano de gobierno de transición» y a unos responsables de garantizar en el futuro que la Franja no vuelva a ser una «amenaza» para los israelíes. «Queremos tener un perímetro de seguridad y no gobernarlo. Nuestro deseo es entregárselo a fuerzas árabes que lo gobiernen adecuadamente y no nos amenacen», dijo el primer ministro en Fox News.
El ejército hebreo ha mostrado su oposición a ejercer de guardián y rector de Gaza. Según los cálculos del Estado Mayor, invadir el enclave puede llevar hasta seis meses, pero crear un sistema como el que rige en Cisjordania llevaría al menos cinco años, además de que obligaría a concentrar permanentemente a miles de soldados y en medio se producirían significativas bajas entre las tropas.
El primer objetivo del Gobierno consiste en cercar Gaza City, la antigua capital, en la que viven entre 600.000 y un millón de personas. Allí todavía quedan barrios infranqueables para el ejército. Los comandantes creen que entrar en ellos no será sencillo. Por eso prefieren «atacar y sitiar». Las Fuerzas de Defensa han sufrido hasta ahora 435 bajas mortales y el escenario al que se enfrentarían, según estas fuentes, son calles plagadas de trampas explosivas y edificios que los milicianos han minado en su retirada. Bajo tierra quedan decenas de kilómetros de túneles sin explorar.
En esta primera fase, cuya puesta en marcha necesitará semanas para movilizar a los regimientos blindados y a todas las brigadas, los militares ordenarán a la población evacuar la gran ciudad y dirigirse a los campamentos que siguen abiertos en la Franja central. Asentamientos castigados y sin apenas infraestructuras. Aquí, en poco tiempo, se levantarían nuevas tiendas provisionales y hospitales de campaña para alojar a los refugiados. Una vez desalojada, las tropas tomarían por completo Gaza City para barrer los últimos bastiones islamistas.
Riesgos
El jefe del Estado Mayor reitera al Gobierno que «las vidas de los rehenes estarán en peligro»
A gran escala
El plan establece la conquista de Gaza City y a continuación la de los campamentos del centro
La invasión, según este plan, continuará más tarde por los campamentos del centro, obligando a toda la masa de población -incluidos los desplazados de Gaza City- a viajar hasta la denominada «zona humanitaria» de Al-Mawasi, en el sur. El primer ministro y su gabinete tienen la esperanza de que la propia presión demográfica, con más de dos millones de civiles hacinados en un pequeño terreno costero, fuerce a las familias a emigrar a otros países, según la emisora Kan.
Netanyahu prometió a los asistentes al Consejo de Seguridad que su fin es «derrotar» a Hamás, no «perpetuarlo», y se lamentó de que «el método actual no ha dado como resultado la liberación de los rehenes». «No continuaremos así», añadió. El primer ministro está aparentemente persuadido de que una toma a gran escala conducirá al debilitamiento de la milicia palestina y, finalmente, a la liberación de los rehenes. Aunque fuentes de su entorno también sostienen que todo se reduce a una estrategia personal para obligar a los islamistas a sentarse otra vez en la mesa de negociación y, al tiempo, mostrar músculo a sus socios de extrema derecha para mantenerlos calmados.
El Estado Mayor, en cualquier caso, es partidario de proseguir con las incursiones selectivas, a la espera de que madure una posible tregua. Los jefes militares creen que una invasión pone en peligro la supervivencia de los secuestrados y entraña la posibilidad de que Hamás se disperse y esconda para emprender una guerra de guerrillas que podría durar años. «Las vidas de los rehenes estarán en peligro. No tenemos forma de garantizar que no les haremos daño», reconoció durante la reunión Eyal Zamir.
«Asuntos a vida o muerte»
El Consejo estuvo precedido por fuertes tensiones entre el sector político y el militar. Zamir, que ha sido muy criticado por Netanyahu y el ala dura de su gabinete estos últimos días, advirtió que los comandantes «seguiremos expresando nuestras posiciones sin miedo, de manera sustancial, independiente y profesional. No nos ocupamos de teorías; nos ocupamos de asuntos de vida o muerte», apostilló. Una de sus inquietudes es poder seguir «mirando a los ojos de nuestros soldados y ciudadanos» y, en su opinión, una ocupación total «arrastrará a Israel a un agujero negro». El Estado hebreo se enfrentará a su «propio Vietnam».
Al ejército lo respaldan el sector moderado del Gobierno y la oposición. Su líder, Yair Lapid, dijo abruptamente que «lo que Netanyahu propone es otra guerra, más rehenes muertos, más soldados caídos». El presidente del partido Shas, Aryeh Deri, denunció también que «la guerra causa un daño diplomático constante. Los cautivos estarán en peligro. Deberíamos escuchar al ejército».
Miles de manifestantes expresaron desde la calle su descontento con el proyecto del jefe del Gobierno y la propia milicia islamista calificó la toma de Gaza como un «golpe de Estado» a las negociaciones del alto el fuego y una muestra de que «pretende sacrificar» a los rehenes «para servir a sus intereses personales».

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Enlace de origen : Netanyahu planea tomar Gaza en cinco meses y ponerlo bajo control de «fuerzas árabes»