Se acabó la larga espera de Carlos Alcaraz. Tras cerca de un mes sin competir, el número dos del mundo volvió a las pistas … en Cincinnati. Han sido las vacaciones veraniegas más extensas del murciano desde que es profesional. Nada que ver con lo vivido el verano del año pasado, cuando encadenó Roland Garros, Wimbledon y Juegos Olímpicos sin descanso antes de marcharse a Cincinnati. Esa falta de frescura la acusó Alcaraz, cayendo a las primeras de cambio con Monfils. Para el recuerdo la imagen del palmareño destrozando la raqueta, totalmente frustrado, en una pista central que un año antes había inundado de lágrimas tras caer con Djokovic en la final.
Así que no regresaba Alcaraz en un escenario cualquiera. Enfrente, Damir Dzumhur. Algunos aún conservaban en la retina la exhibición del bosnio en la tercera ronda de la última edición de Roland Garros ante el de El Palmar. En aquel partido, que se extendió más allá de la medianoche, hubo momentos en los que el ahora 56º del mundo parecía imparable. Alcaraz, a la postre campeón del grande francés, se llevó un susto importante aquel día.
Como si aún tuviera que partido en la mente, el tenista murciano saltó a la pista con los niveles de energía y concentración por las nubes. Sin dar un respiro a Dzumhur desde el fondo de pista, con una derecha que no para de martillear las aspiraciones del tenista bosnio. Alcaraz, como si nunca se hubiera marchado, encadenó un parcial de 7-0. Con una versión sólida al saque, sin grandes alardes, puso pie tabla para anotarse la primera manga. Nada que ver esta imagen con la de hace un año, cuando no conseguía encontrar pista ante Gaël Monfils.
En esta ocasión era Dzumhur el que vociferaba, desesperado, en busca de alguna respuesta por parte de su equipo. Pero las soluciones a sus problemas aparecieron al otro lado de la red. La versión sublime de Alcaraz se desvaneció para dejar su lugar a una más errática. Sudaba el número dos, con su nuevo uniforme empapado, en la prueba visible de que los más de 30 grados pesaban sobre los tenistas en plena hora de la siesta.
Cambió completamente el guion del partido en un abrir y cerrar de ojos. Lo que parecía un festín se tornó en pesadilla. Una montaña rusa, de esas que abundan en Cincinnati. Hasta 16 errores no forzados firmó Alcaraz, totalmente fuera del partido en una segunda manga que se anotó Dzumhur con facilidad. Quejas y más quejas del murciano, respondidas desde su banquillo por su técnico Samuel López: «Cabreado, pero positivo», indicaba indicaba el alicantino. Se había metido en un aprieto Alcaraz y Dzumhur, que lo había visto todo perdido durante cuarenta minutos, aprovechó la invitación para reengancharse al partido.
El 6-2 del bosnio en el segundo set no hizo sino alimentar a la bestia. Cuando parecía más ofuscado, asomó la mejor cara de Alcaraz. Esa que te obliga a jugar los puntos hasta la extenuación y que siempre tiene un as bajo la manga para salir de las situaciones más complicadas. De esa manera, alternando el pico, la pala y la varita, logró encarrilar Alcaraz la tercera manga. No sin sobresaltos. Porque desperdició una ventaja de una rotura y tuvo que volver a la casilla de salida para repetir la tarea.
Lo logró sin problemas antes de cerrar el partido con su saque y firmar un regreso feliz después de un mes sin competir. Abrió los brazos y festejó con rabia Alcaraz, antes de intercambiar unas palabras y unas risas con su rival ya en la red. El gesto del murciano muestra a las claras la dificultad que siempre supone un regreso tras tanto tiempo sin competir. Ahora espera rival del duelo entre Medjedovic y Griekspoor.
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Enlace de origen : Alcaraz regresa con susto frente a Dzumhur en Cincinnati
