María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904-Madrid, 1991) sigue teniendo una vigencia absoluta en el mundo de hoy, y así lo demuestra el primer título que … la editorial Eolas Ediciones lanza en una nueva colección, Casandra, con la murciana Victoria Clemente Legaz como directora. Reconocida gestora cultural, con más de 20 años en el Museo Ramón Gaya de Murcia, Victoria Clemente [hoy mediadora del área de Artes Escénicas del Ayuntamiento de Murcia] se propone en este nuevo proyecto recoger algunos textos de la filósofa y ensayista malagueña en torno a la mujer.
«Es necesaria e ilusionante la tarea de volver a decir las cosas como por primera vez», asegura esta murciana [diplomada en Documentación, licenciada en Publicidad y máster en Gestión Cultural por el Instituto Superior de Arte] en un texto introductorio titulado ‘Una ventana abre’. Clemente Legaz invita a los lectores a «mirar al mundo con una visión de la vida que, por completa, ofrece armonía» partiendo de algo tan simple y tan complejo como «el amor a la verdad». María Zambrano es «la pensadora más importante del siglo XX», según Clemente Legaz. Muchos textos seleccionados para ‘Mitad invisible. La aventura de ser mujer’ fueron seleccionados por Juan Fernando Ortega, exdirector de la Fundación María Zambrano, que han sido de nuevo revisados, y a los que se incorporan ahora otros donde la mujer está especialmente presente. Aparece la mujer en diferentes momentos vitales, y en distintos contextos y épocas.
‘Mitad invisible. La aventura de ser mujer’

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Género.
Ensayo. -
Editorial.
Eolas Ediciones. Colección Casandra. -
Autora.
María Zambrano. -
Introducciones y prólogo
Rogelio Blanco, Victoria Clemente Legaz y Juan Fernando Ortega Muñoz.
«Todo nos lleva a pensar», expone Clemente, «que el feminismo, para Zambrano, no consiste en superar a los hombres, sino en alcanzar la comunidad de ideales», y, según la malagueña, «integrando especialmente sus vidas».
–¿Es María Zambrano considerada una pensadora feminista?
–La propia filósofa se describe «como femenina y no como feminista», pues para la autora, el mejor discurso feminista es hablar de la persona, incluyendo al hombre y a la mujer por igual. Aquí recogemos por ejemplo, un fragmento de ‘A modo de autobiografía’, de María Zambrano, como complemento a la nota introductoria: «Yo le pregunté a mi padre quiénes eran los templarios… recuerdo que me dijo que eran unos caballeros, y yo era mujer, y entonces pregunté… si había que ser siempre lo que ya se era, si siendo yo una niña no podría ser nunca un caballero, por ser mujeres. Y eso se me quedó en el alma, flotando, porque yo quería ser un caballero, y quería no dejar de ser mujer, eso no; yo no quería rechazar, yo quería encontrar, no quería renegar y menos aún de mi condición femenina, porque era la que se había dado y yo lo aceptaba, pero quería hacerla compatible con un caballero y precisamente templario».
«Creemos en el presente»
Estos textos testimoniales de la autora aportan reflexión e interés por la mujer en la historia, en general, pero también en particular en la cultura medieval, en el Renacimiento, en el Romanticismo, en Occidente… Zambrano analiza las figuras de Antígona y Diótima de Mantinea, las mujeres de Galdós, la conciencia histórica, la violencia de género, la esclavitud femenina, la nueva moral, la dignidad de la mujer política… «Nosotros creemos», escribe Zambrano en sus primeros escritos sobre la mujer, fruto de su colaboración con el diario ‘El Liberal’ a finales de los años 20, un diario con raíces democráticas que dejará de publicarse en marzo de 1939 al ser incautado por las fuerzas franquistas, «no en el porvenir, sino en el presente, y es que sólo la fe en el presente nos puede traer la del porvenir. Es decir, que creemos en nosotros mismos, en nuestra juventud y en la nueva juventud que hoy llena el mundo. Ella ha de ser nuestra mejor arma, si la necesitáramos, y la única exigencia, el único credo que formulemos; juventud auténtica, que es para nosotros limpieza de propósito, sinceridad y alegría en el hacer».
UNA CONVERSACIÓN
«Cuando le dice a su padre que quiere ser mujer y caballero templario, no logra entender que no sea las dos cosas»
–Dice Zambrano que pese a ser tachados los ideales juveniles de «románticos», lo cierto es que «frente al romanticismo de la confusión padecemos sed de claridades, ansia de definiciones, ardor de acción. A ellos queremos entregar, sin reservas, el esfuerzo y la confianza de nuestra juventud».
–Todavía no ha publicado entonces su primer libro, ‘Horizonte del liberalismo’ (1930), donde critica con dureza el liberalismo imperante. Zambrano se preocupa por términos como libertad y liberalismo, y ella, en consonancia con filósofos como Max Scheler, dirá: «Trabajaremos para que, como decía el citado filósofo, ‘la democracia se salve a sí misma de la dictadura al salvar los bienes de la cultura y de la ciencia, poniéndose al servicio del espíritu, en vez de pretender señorearlo’». Esta obra de Eolas Ediciones [editorial dirigida por Héctor Escobar Zamora], que será presentada a la vuelta del verano en el Ateneo de Madrid, recoge el pensamiento de Zambrano un lustro antes del comienzo de la guerra civil española, que dará un vuelco a su vida. Entre 1924-1930, Zambrano es alumna libre en la Universidad Central, donde estudia Filosofía y tiene como maestros a Xavier Zubiri y José Ortega y Gasset, de quien fue discípula.
HITO EN LA LITERATURA
«Fue en 1988 la primera mujer premiada en España con el Cervantes»
–Ella misma conocerá el exilio.
–Sí, tras una activa participación en la II República desde 1930 a 1936 (da clases de Metafísica en la Universidad Central y participa en las Misiones Pedagógicas). Vivirá en América entre 1939-1953, una vida errante entre Morelia (México), La Habana (Cuba) y Puerto Rico, antes de reencontrarse en París con su hermana Araceli y viajar a Florencia, Venecia, Roma, siempre con un estado económico muy precario y trabajando incansablemente con libros tan importantes dentro de su trayectoria, como el ensayo ‘La violencia europea’ (1941), perteneciente al libro ‘La agonía de Europa’ o ‘El hombre y lo divino’ (1955), entre otros. Ya entre 1953 y 1980 vivirá en Europa, primero en Francia, después en Suiza, y a partir de 1984 definitivamente en España, cuando ya le llueven los reconocimientos (Hija Adoptiva del Principado de Asturias; Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1981; Hija Predilecta por el Ayuntamiento de Vélez-Málaga; Doctora Honoris Causa por la Universidad de Málaga en 1982 y Premio Cervantes en 1988). Fue, de hecho, la primera mujer distinguida con el Cervantes. Murió en 1991, y está enterrada, junto a su hermana Araceli, en el cementerio de Velez-Málaga, con unos versos de ‘El Cantar de los cantares’: «Surge, amica mea, et veni».
Voces plurales
La obra de María Zambrano está siendo editada en colección de bolsillo por Alianza Editorial, del que salió en 2021 ‘De la aurora’, prologado por la murciana Victoria Clemente, pero esta colección de Eolas Ediciones pretende hacer accesibles otros textos, no solo de Zambrano, sino de otros autores contemporáneos. Rogelio Blanco, patrono de la Fundación María Zambrano, saluda fervientemente esta actualización de la figura de la filósofa malagueña con la colección Casandra, «ofreciendo voces plurales, recuperando textos pasados cargados de mensaje, desde la cotidianidad o la abstracción, con mirada emancipatoria, firme y crítica hacia el sujeto femenino». Esta colección con intención de dinamitar «discursos polarizados, selectivos o unidimensionales», aspira, según Blanco, a «aportar contenidos hacia el logro de una civilización sin los adjetivos masculina o femenina, femenina o masculina; sencillamente sea humana». En este sentido, Victoria Clemente es definida por Rogelio Blanco como «una mujer con experiencia teórica y práctica, una agitadora cultural cargada de nobles ambiciones para poner en cuestión supuestas verdades acumuladas».
Victoria Clemente Legaz.
Vicente Vicéns / Agm

–Este libro de Zambrano se presenta, definitivamente, como «un tratado de igualdad».
–Desde esta colección queremos aportar otro imaginario y despertar nuevas miradas capaces de sentir la sabiduría como fuente de vida lograda. Encontramos a María Zambrano aquí en algunos textos de su juventud más rabiosa, y habla de cosas que un feminismo liberal hoy no entienda. Cuando le dice a su padre que quiere ser mujer y caballero templario, ella parece no entender que no pueda ser las dos cosas. La recopilación de Juan Fernando Ortega se completa con textos en los que Zambrano habla de las luchas de las mujeres y dice: «El pueblo español da infinitas figuras de mujer, de las que nunca nadie sabrá su nombre; madres, esposas, mujeres solas, sin apoyo de hombre alguno que se hunden en el frente y en la lucha sin ningún género. Frentes de muchas mujeres llenas de serenidad; ojos que miran desafiando a las oscuras noches del mundo; manos que, laboriosamente, tejen nuestro destino, el destino de nuestro pueblo que es también el destino de la humanidad. Mujeres que serán siempre con su vida y con su muerte una acusación definitiva a la barbarie y una bandera que no nos permitirá retroceder». Zambrano nos dice, en tiempos de fascismos, que la vida, por sí misma nos exige una moral y no se puede mantener sin ella; al mostrársenos en todo su horror la violencia desatada, descubrimos que la vida no puede mantenerse en la irracionalidad».
DE GUERRA EN GUERRA
«Zambrano escribe, en tiempos de fascismos, que la vida, por sí misma nos exige una moral y no se puede mantener sin ella»
El mal aquí
En los textos seleccionados de ‘Mitad invisible. La aventura de ser mujer’, dice María Zambrano que «quienquiera que crea en la nobleza del hombre y de la vida, no puede abandonarla a la ciega vaciedad que quiere destruirla. Ya no es la moral ni la razón las que se sienten amenazadas y en vías de aniquilamiento: es la vida misma». La vida futura, de hecho, según Zambrano, solo puede crearse aquí. «Es aquí en la tierra donde existe el infierno y la gloria; el mal y la necesidad ineludible de vencerlo. Es en la tierra y para ella, dentro de ella y bajo su horizonte, donde tenemos que crear la vida futura: la vida». Insiste Zambrano en ello así: «Es la vida la que está en mortal peligro».
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«Con 23 años me impactaron las cartas de Zambrano a Gaya»
María Zambrano murió en 1991 y está enterrada en Vélez-Málaga.
FMZ

Dice Victoria Clemente que María Zambrano ha sido estudiada «no por ser pensadora femenina, sino por ser pensadora, por filósofa, pero en todos sus textos hay una tendencia a analizar a la mujer».
–¿Cómo llegó a Zambrano?
–En un encuentro que tuvimos en la Fundación María Zambrano con los filósofos Carlos Javier González y Mercedes Gómez Blesa sobre Zambrano y su impacto en el pensamiento actual, ambos muy conocedores de la obra de la malagueña, yo les hablé de que una tarde, con 23 años, trabajando yo ya en el Museo Ramón Gaya, descubrí las postales de Zambrano a Gaya [Pre-Textos tiene publicada la correspondencia entre ellos], y me quedé totalmente impactada. Llegué a ella de esa forma, yo no soy académica ni soy ninguna autoridad en nada, pero aquello me incitó a escudriñar el pensamiento de María Zambrano, y creo que como pensadora sobre la mujer no se la conocía tanto.
–Incluye este libro las conferencias de La Habana y Puerto Rico, también verdaderas joyas.
–Ella se pregunta si la mujer ha logrado su plenitud de vida individual, y se contesta que no. Dice lo siguiente: «La tesis más habitual es la de que «el Cristianismo redimió a la mujer elevándola a la categoría de persona, pero es lo cierto que el pensamiento ha sido una abismal sima tendida entre los dos sexos: mientras la mujer se estanca, el hombre arriba a la realización de tres cosas: la Soledad, la Libertad y la Voluntad». Según Zambrano, muchas veces la mujer es la que el varón ha creado con sus sueños, y añade: «Y así vive la mujer, más allá o más acá del mundo, «encima –la dama– o por debajo –la mujer doméstica– del mundo de la acción y de la voluntad, ubicada en otro universo (el de la piedad y la gracia»). Son textos riquísimos.
–De haberse dado la posibilidad de hablar con ella alguna vez, ¿qué le habría preguntado?
–He soñado mucho con esa posibilidad, muchas veces, me habría encantado conocerla. Es una mujer de una densidad que hay que atreverse a leerla, y acercándose a cualquiera de sus libros es como tenerla entre nosotros.

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