
La Unión Europea respaldó ayer la iniciativa de Donald Trump de reunirse este próximo viernes en Alaska con Vladímir Putin, pero también quiso dejarle claro … los límites que los líderes continentales ponen a un posible proceso de paz. No son condiciones nuevas, pero con este recordatorio Bruselas le señala al presidente de Estados Unidos el terreno de juego donde los europeos están dispuestos a disputar el partido. Otra cuestión es el aprecio que haga el dirigente republicano. Resulta significativo que un país europeo implicado de primera mano en una solución a la invasión pero ajeno a la UE, el Reino Unido, mostrase ayer su inquietud porque los gobernantes comunitarios le estén presentando demasiados requisitos a Trump y esa actitud conduzca a que les deje fuera de sus posibles negociaciones con Rusia.
La declaración está suscrita por 26 de los 27 socios de la Unión. Falta Hungría. La afinidad de su primer ministro, Viktor Orbán, con Moscú es conocida, aunque en esta ocasión justificó su rechazó porque entiende que la declaración solo trata de «instruir a Trump» e intenta «fijar las condiciones de una reunión a la que los líderes de la UE no están invitados». A juicio de Orbán, «ya es bastante triste» que la Unión Europea «haya quedado al margen» de unas conversaciones directas con Putin y lo «único que puede empeorarlo es que empecemos a dar instrucciones desde el banquillo». El líder húngaro cree que, si quieren tener peso en este proceso, los Veintisiete deberían pedir su propia reunión con el presidente ruso.
El mensaje del bloque advierte que los ucranianos tienen «el derecho a elegir su propio destino», apuesta por una «paz justa y duradera» siempre que el acuerdo respete «los principios de independencia, soberanía e integridad territorial» y avisa de que «las fronteras internacionales no pueden cambiarse mediante la fuerza». Los Veintisiete (menos uno) ponen en valor el recurso a las sanciones contra Rusia en caso de que su presidente se niegue a un proceso de normalización que, además, debería producirse con un alto en fuego en vigor.
El comunicado no alude a la declaración firmada este fin de semana por los mandatarios de Francia, Italia, Alemania, Polonia, el Reino Unido, Finlandia y la presidenta de la UE, Úrsula von der Leyen, también cargado de condiciones pero con un tono más pragmático y abierto. Ni tampoco cita la ronda de «conversaciones múltiples» que hoy celebrarán esos mismos siete firmantes, más el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Volodímir Zelenki, y previsiblemente el propio Trump, con vistas a formalizar puntos de vista antes del viernes.
Cuestión de tacto
El presidente de EE UU confía en lograr de sus aliados algo sustancioso que ofrecer en ese encuentro multilateral. Si no, es muy posible que él negocie según su criterio, una expectativa que temen los europeos y el propio Zelenski ante la certidumbre de que su interlocutor ruso irá a por todo. Expertos en política del Kremlin opinan que Putin exigirá el Donbás al completo bajo su control e incluso la probable constitución de un nuevo Gobierno en Ucrania sin Zelenski.
En el entorno de este último, el lunes se filtró que podría estar dispuesto a entregar a su enemigo los terrenos que ha conquistado ya en cuatro provincias del país, a cambio de renunciar al resto de sus objetivos y detener la guerra. Se trataría de una solución posiblemente al gusto de Trump, quien ha asegurado que los dos países deberán «ceder» en algunas de sus pretensiones. En ese sentido, el líder republicanomostró ayer su disgusto por un comentario del jefe de Estado ucraniano sobre las dificultades para permitir a Moscú anexionarse parte de sus dominios. «Me molestó un poco que Zelenski dijera: ‘Tengo que obtener la aprobación constitucional’. O sea, ha conseguido la aprobación para entrar en guerra y matar a todo el mundo, pero necesita una autorización para intercambiar territorio», lanzó a los periodistas.
El tacto parece ser la moneda de estos días. En Londres altos funcionarios del Gobierno instaron a los líderes comunitarios a que frenen los «comentarios inútiles» sobre el encuentro de los presidentes estadounidense y ruso. El primer ministro, Keir Starmer, ha fiado su postura a la declaración que firmó el fin de semana con sus cinco socios europeos.
Sin grandes esperanzas
El portavoz del gabinete británico tampoco reivindicó este lunes la presencia de Zelenski en la reunión de Alaska, como sí hicieron varios de sus colegas de la UE ante los medios de comunicación. «Si se empiezan a hacer exigencias y poner límites» públicamente, Trump puede adoptar una postura menos permeable, es el razonamiento de Londres, que coincide en que «toda paz debe construirse con Ucrania».
Tanto en Europa como en EE UU ha prendido la idea de que nada sustancioso saldrá de Alaska. Muchos analistas coinciden en que Putin ha aceptado rápidamente esta reunión porque es quién más tiene que ganar. De entrada rompe el aislamiento internacional, mientras en Moscú se asegura que viaja con algunas propuestas de negocios con Estados Unidos que los dos líderes están dispuestos a estudiar. Los europeos piensan, mientras tanto, que su objetivo es manipular a Trump y cambiar su visión de la guerra.

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Enlace de origen : Los líderes europeos declaran sus exigencias para la paz en Ucrania en vísperas de la reunión entre Trump y Putin