
En octubre, Miriam Martínez Abellán (Cieza, 1978) formará parte de una exposición en el Palacio de Cervelló de Valencia titulada ‘La mirada oblicua’, dentro del … Festival Valencia Photo 2025. Esta misma semana se ha anunciado el programa. La muestra reúne un conjunto de obras que exploran reinterpretaciones de la realidad, el tiempo y la memoria a través del fotomontaje y el collage. Utilizando fragmentos de imágenes, Martínez Abellán busca crear «un diálogo visual que desafía las percepciones convencionales y ofrece nuevas narrativas expandiendo los límites». Actualmente, la artista plástica, a la que los lectores de LA VERDAD conocen por su trabajo como ilustradora para ‘Ababol’ de la serie de divulgación de la psiquiatría en el arte y la literatura de María Herrera Giménez, expone uno de sus collages en Ciudad de Dolores, en Uruguay, dentro de un libro de artistas realizado conjuntamente por mujeres de la Asociación Blanco, Negro y Magenta a la que pertenece. Dos grandes revelaciones filosóficas contemporáneas le han impactado en los últimos años: Byung-Chul Han, filósofo coreano, que criticó a la sociedad actual obsesionada con el rendimiento en su libro ‘La sociedad del cansancio’ haciendo reflexionar sobre términos como libertad y autoexplotación. También ha sido una revelación para ella ‘El tiempo de la promesa’, de la filósofa y ensayista catalana Marina Garcés. Miriam Martínez Abellán, artista y docente [es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Murcia y diplomada en Piano por el Conservatorio Superior de Música Manuel Massotti], ejerce como profesora de Música en el IES Sabina Mora de Roldán (Torre Pacheco), pero es habitual encontrarla en talleres, conferencias, labores de comisariado y diseño gráfico. «Encontré en el collage hecho a mano mi verdadera expresión artística. Lejos de lo digital, prefiero una experiencia directa y emotiva con los materiales», afirma.
-La diversidad en las aulas de Torre Pacheco es una realidad.
-Yo intento hacer comprender al alumnado que para que exista una buena convivencia es necesario el respeto y la tolerancia. En lo diverso no hay un enemigo, sino un enriquecimiento social y cultural. La música, el arte o la literatura son herramientas esenciales para contextualizar las realidades que les rodean. Los jóvenes están faltos de un relato propio, ya que están muy mediatizados, sobre todo por las redes sociales.
En tragos cortos
-
Un sitio para tomar una cerveza
La Famosa, en Murcia -
Una canción
‘Volver a volver’, de Gabo Ferro. Acabo de descubrir sus letras. -
Un libro para el verano
‘La mala costumbre’, de Alana S. Portero. -
¿Qué consejo daría?
Vive y deja vivir -
Un aroma
El del jazmín en los paseos de verano -
¿Con quién no cenaría jamás?
Con quien intuya que no deba hacerlo -
¿Qué es recomendable?
Abandonar los clichés, sobre todo los referidos a las mujeres -
¿Le gustaría ser invisible?
Sí, por qué no, me gusta observar sin ser vista -
¿Qué le gustaría ser de mayor?
Una persona con más respuestas que preguntas -
¿Tiene enemigos?
Seguro que sí. A veces yo soy mi peor enemiga. -
¿Qué es lo que más detesta?
La falta de empatía. -
Un baño ideal
En las calitas de Cabo de Palos -
Un sueño cumplido
Dedicarme a la creación artística y poder compartirla -
Una pesadilla recurrente
Que la naturaleza se rebela contra los seres humanos y todo se va al garete. Apocalíptico -
¿Qué es más difícil, llegar a la luna o al corazón de un hombre?
Lo primero
-¿De qué manera influye la actualidad en su manera de crear?
-Sobre todo, influye en mi ánimo. Noto que desconectar es imposible, me sobrecoge la sedación ante la barbarie. Los derechos humanos no se negocian, se garantizan. Este momento de tanta crispación, polarización, odio… me genera mucha tristeza e impotencia. Veo una sociedad de contradicción donde tenemos las herramientas de conexión más avanzadas y al alcance de nuestra mano, pero vivimos más desconectados que nunca.
-Arte e ideología parecen indesligables en cada mente creadora.
-Yo no puedo desligar mi obra de mi ideología, de mis pensamientos sociales y políticos, y siento un compromiso. Igual que lo he hecho en otras ocasiones, en mi obra hay un mensaje, hay un posicionamiento social y político, y quizás cuando pase un tiempo tenga que expresarlo de otro modo, al igual que lo hacían los artistas del dadaísmo. En momentos de inflexión, cuando la gente se enfrenta a una guerra, las herramientas creativas se disparan para mostrar el horror, para sobrevivir.
-¿Qué es la belleza?
-Una herramienta ante el horror.
-¿Qué celebra?
-La vida. Porque a nuestro alrededor estamos constantemente bombardeados con imágenes de muerte. También, a nivel personal, hay personas que se están yendo de nuestras vidas. Transitar la ausencia, el dolor de la pérdida… todo esto me hace reconectar con la vida. Con pensar que el tiempo es algo finito.
-El futuro…
-Terminaremos siendo como el humo al aire. La necesidad de eternidad y cómo queremos ser recordados nos hace tomar conciencia de la finitud. Yo me siento muy viva, muy motivada, y cada día intento vivir lo mejor posible.
-Me he fijado en su llavero, que tiene escrita la palabra ‘alive’, viva.
-Cierto. Es para recordármelo cuando me vengo abajo. Y en un color flúor, es como una especie de neón encendido que me repite cada día: ‘¡No te olvides de ello!’.
-¿Qué personas le han hecho sentirse más fuerte?
-Personas que son empáticas, que han sabido entender, apoyar, abrazar, ver lo positivo que hay en mí, a pesar de los tropezones. No me gusta utilizar la palabra fracaso. Hay mucha gente que ha creído en mí, y dentro de la oscuridad también han sabido ver la luz. Me han enseñado caminos de luz y a aprender de la oscuridad también.
-¿Qué es una riqueza?
-La diversidad que nos rodea. Es algo que nos puede enriquecer en todos los niveles, a través de la música, la literatura, el cine. Nos sirve para entender los territorios. Pero hay que estar abiertos a conocer cosas diferentes. El rechazo muchas veces viene del miedo. La diversidad es una oportunidad de conocer cosas nuevas, y hacerlo con valores como la empatía y desde el sentido común. El alumnado repite el ruido social al que está expuesto, pero hacer cuestiones y repensar todo ese ruido también nos ayuda a comprender.
-Desde Cieza, usted empezó a proyectarse al mundo.
-Es que Cieza es, sobre todo, la tierra en la que yo he nacido, donde se ha formado mi identidad, donde tengo recuerdos de mis inicios, donde he despertado a la vida. De niña estaba enferma, tenía una sinusitis crónica y esto me llevó a espacios donde encontré un refugio en la fantasía. Era una niña muy sensible a determinadas cuestiones de la vida, incluso me sobrepasaban. En un primer momento mi refugio fue la poesía.
-Sus padres tuvieron tres hijas, usted es la de en medio.
-Nosotras estábamos rodeadas de libros. Mi hermana mayor es Victoria, y la pequeña es Piedad Isabel. Mis padres [Juan José Martínez Soler y Piedad Abellán Vázquez] son profesores jubilados, en casa había acceso a libros, música, cine… Siempre han apoyado nuestro desarrollo intelectual. Uno de los libros que me impactaron con 8 años fue uno de poesía de Miguel Hernández para niños, que hablaba de la ausencia y de la muerte en términos muy duros, lógicamente. No lo entendía mucho, pero me enganchó esa forma de ver la vida. Recuerdo haber leído muchos poemas de Gloria Fuertes entonces. Con 8 años yo ya escribía poemas, del mundo que me rodeaba; llenaba de versos los dietarios de mi abuelo Narciso, que era viajante. Cosas cotidianas y triviales entonces.
-La experiencia del amor.
-El amor es un motor esencial, es inspiración, es necesario. El buen amor se vincula a la paciencia, a la necesidad de compartir espacios, a los vínculos fuertes. La ausencia de amor puede provocar frustraciones, traumas. Todo eso nos define como seres humanos.
-De 2025, ¿qué balance hace? ¿Qué le gustaría que pasara?
-No me lo planteo, soy muy de ir haciendo camino. Me gustaría que el mundo tomara conciencia y que se ponga fin a todas las barbaries.
-¿Cuál es su lugar-refugio?
-A mí me encantan las metáforas, y pienso que ese lugar-refugio solo podría existir en mi interior, en mi imaginación, un lugar donde solo viéramos la belleza.
-La inspiración no entiende de vacaciones…
-Yo siempre tengo la mirada despierta.
-¿Somos unos privilegiados?
-Sí, la mala suerte puede caer sobre ti como una lluvia impensada.
-¿Qué le ha obsesionado?
-En mi infancia me obsesioné con volar, y quiero rescatar esa obsesión para nuevas obras. Me encantaba volar, el ballet clásico, ponía música de Vivaldi y Stravinski, e iba por el pasillo de la casa de Cieza, que era muy largo, haciendo como ‘grand jeté’. Estuve cuatro años yendo a una academia de danza clásica. Y era una sensación etérea, yo quería sentir en mí esa sensación. En verano, en la casa de mi tía Pascualina, me pasaba horas subida en lo alto del perigallo, era como una especie de nave, refugio, que me permitía ver nuevas perspectivas, como realidades imposibles a vista de pájaro. Desde allí intentaba descifrar incluso los sonidos de algún mirlo que había por allí, e intentaba conocer qué me revelaba la naturaleza desde esa perspectiva. Me gustaría hablar sobre esto en alguna obra. Quizás la huida en el vuelo fuera como un refugio, sí.
-Suele trabajar con todo tipo de imágenes en sus collages.
-Saco imágenes de revistas, de postales, sobre todo me gusta la revista ‘Life’ de entre los años 40, 50 y 60, donde hay mucha imagen publicitaria, y me interesa cómo es ese reflejo de la mujer. Desestructurar esa imagen encorsetada de la mujer en el mundo doméstico. Hacer visible ese encorsetamiento al que se ha sometido a la mujer desde siempre.
-¿Todavía hoy lo percibe?
-Las expectativas sociales sobre nosotras hacen lo contrario a liberarnos, es algo cultural que afecta a nuestro comportamiento. Recuerdo los cánones de belleza de los años 90 y todo ese movimiento de las ‘top models’ que hizo mucho daño. Evidentemente aquel patrón único de belleza en ese momento planteaba medidas imposibles. Menos mal que gracias a las luchas feministas se ha dado cabida a otro tipo de cuerpos mucho más reales. Y esto fue positivo para ir erradicando trastornos alimentarios como la bulimia y la anorexia.
-¿En qué ha mejorado su vida?
-En aspectos más profundos que la belleza. En ser una persona que cada vez va adquiriendo más respuestas que preguntas, creo que ahí está la evolución con una misma. Me he ido reconciliando con mi intuición, yo no soy una persona de certezas, pero creo en certezas intuitivas, en escucharse a una misma, y para esto tienes que tener una conexión profunda. Hay que reconciliarse con el silencio para que los pensamientos broten, se manifiesten. Poder conectar con esto requiere madurez. Ya puedo estar a solas conmigo, escucharme y creer un poco más en mí y en mi trabajo creativo y como docente, y armarme una estructura ideológica de posicionamiento con mi entorno. El tiempo me está dando estas herramientas para afrontar todo aquello que me sobrecoge.
-¿A qué mujeres admira?
-A mis compañeras de asociaciones como Clásicas y Modernas y Blanco, Negro y Magenta, que apoyan la igualdad en la cultura y rescatan a mujeres artistas que han quedado en el olvido. Es estupenda la labor en este sentido de Concha Mayordomo y Cristina Guirao. Con ellas, y con el trabajo en red, me siento muy sostenida.

Soy William Abrego, me uní como ejecutivo de SEO y me abrí camino hasta el puesto de Gerente Asociado de Marketing Digital en 5 años en Prudour Pvt. Ltd. Tengo un conocimiento profundo de SEO en la página y fuera de la página, así como herramientas de marketing de contenido y diferentes estrategias de SEO para promover informes de investigación de mercado y monitorear el tráfico del sitio web, los resultados de búsqueda y el desarrollo de estrategias. Creo que soy el candidato adecuado para este perfil ya que tengo las habilidades y experiencia requeridas.
Enlace de origen : Miriam Martínez Abellán: «Ya puedo estar a solas conmigo, escucharme y creer más en mí, y en mi trabajo creativo y docente»