A quien se le pregunta por Pepe Guillén, fundador del restaurante La Parranda, en el corazón de Murcia, no puede dejar de contar una de las anécdotas que mejor definen la vida y milagros de este cocinero de Ceutí. Una de esas personas es su amiga íntima Cruz García, propietaria de ese otro santuario de la gastronomía murciana que es el restaurante Virgen del Mar: «¡Uy, Pepe! Era de los primeros en entrar siempre al Mercado de Verónicas. A las siete de la mañana ya estaba allí como un clavo, eligiendo lo mejor de cada puesto. No solo de verduras y hortalizas, también de carnes y pescados. Y por eso tenía uno de los mejores género de la ciudad. Sin duda, para mí y para muchos otros compañeros, Pepe era el rey de las verduras y las hortalizas en los fogones. Nadie las preparaba como él. ¡Sobre todo las alcachofas!», ensalza la hostelera desde su retiro estival en su casa de Bolnuevo.
Quienes conocen a este hijo de agricultores de la pedanía de Los Torraos, en Ceutí, y han transitado por el mismo camino de este cocinero durante las últimas décadas, alaban la mano de Pepe Guillén con el amplio abanico que la huerta murciana dispone para nuestras mesas, y el mimo con el que Guillén seleccionaba lo que luego servía en su restaurante, fundado en 1975. Productos que este hombre meticuloso y bonachón mamó desde crío en la huerta de sus padres, como acelgas, ajos tiernos y cebollas, por poner solo algunos poquísimos ejemplos. Así lo cuenta Sergio Gallego, uno de los periodistas –no solo de la Región de Murcia– que más le ha tratado. «Coge las cajas de alcachofas, de tomates, de fresas o de chipirones y hace un estrío a su gusto. Es decir que, de veinte cajas, hace una». Recuerda Gallego cómo algún tendero de la plaza le decía cariñosamente que «parecía una gallina escarbando», mientras él sonreía e iba a lo suyo.
«Quien a estas alturas de la película no haya visto a Pepe pelar alcachofas tiene un ‘debe’ en su carné de murcianico», escribió el propio Gallego hace ya cuatro años y pico en este periódico. Si en este tiempo hay quien no hizo caso de nuestro sabio gastronómico de cabecera, ya ha perdido el tren. Porque Pepe Guillén ya ha colgado en la puerta del restaurante el cartel de ‘cerrado por jubilación’. Queda una puerta abierta a la esperanza cuya llave obra en poder de su hijo José, que se ha propuesto volver a subir la persiana del restaurante que fundó su padre. Pero todo a su tiempo. Porque «las cosas llevan su tiempo» –uno de los lemas profesionales y vitales del propio Pepe Guillén–. Así, ahora está por ver si las famosas alcachofas con piñones del padre siguen teniendo la misma magia en los platos del hijo. No hay pruebas, pero tampoco dudas. Para eso estará al quite el propio Guillén, «un asesor de lujo» para el hijo, y también ese motor infalible que ha sido en este medio siglo de vida la esposa del cocinero y ‘alma mater’ de La Parranda, doña ‘Cloti’.
Desayunar en el bar Río
Para magia, no obstante, la que ha inundado la vida de este padre de tres hijos cuando se ha convertido en abuelo. Una magia que ha salido de la chistera de su primer nieto, Pepe, de dos añitos y medio. Pepe Guillén abuelo y Pepe Guillén nieto –tal y como consta en el DNI del niño, bautizado así en honor al genial cocinero– son uña y carne, hasta tal punto que «todos los días desayunan juntos en el bar Río», apunta José, el padre del pequeño. «Se le cae la baba con él», define. No es lo único que hacen juntos. Como la principal afición del fundador de La Parranda ha sido siempre «ir a comprar al mercado» –ni fútbol, ni dominó, ni nada parecido–, el cocinero sigue siendo un fijo de las plazas de abastos después de haberse jubilado. ¿Un poco más tarde de las siete de la mañana, quizá, permitiéndose el lujo de levantarse un poco más tarde sin las obligaciones propias del restaurante? Qué va. A las siete y pico de la mañana. Ahora, eso sí, acompañado de su inseparable compañero de fatigas, su nieto Pepe, a quien se lleva de la mano para enseñarle a ‘picotear’ el mejor género de la Región de Murcia.
Y, como algún privilegio tendría que conllevar haberse jubilado, este año la familia se ha ido unos días a Formentera. «Han sido sus primeras vacaciones en décadas», celebra su hijo José. Y, dentro de unos meses, hay otro viaje previsto a Holanda y el norte de Europa. Para que el hombre que se hizo famoso por sus alcachofas siga disfrutando de su nieto como un niño con zapatos nuevos.

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Enlace de origen : Pepe Guillén, fundador del restaurante La Parranda de Murcia: de pelar alcachofas a babear con el nieto