
Salirse al fresco, esa costumbre tan arraigada en los pueblos de la costa murciana, se ha convertido en el ‘trending topic’ de las comunidades de … vecinos, edificios y plazoletas durante este verano sofocante, aunque el fresco ya sea imposible de encontrar. Cuando las chicharras cantan enfervorecidas, los vecinos sacan sus hamacas y silletas a la puerta, provistos de abanicos y, donde hubo un botijo tiempo atrás, sirve ahora una lata fría de cerveza o un granizado. Ese invento de hielo picado es lo que más se vende en este periodo canicular en la heladería La Jijonenca, en la avenida Río Nalón de Los Narejos, en el municipio de Los Alcázares. «Los días de más calor se venden menos helados y más granizados, sobre todo de limón y café, aunque este año tenemos el de ‘llave ácida’, la chuche famosa en las redes sociales, de mojito, de horchata, de piña colada y de mango ácido», cuenta Sonia Verdú, su propietaria.
En casi todas las terrazas de la costa, los hosteleros notan que este verano los clientes se hacen más los remolones para irse a casa. No es de extrañar. Como mínimo da enorme pereza afrontar las noches en el litoral murciano, donde se registra un imparable aumento de las noches tropicales, las que están por encima de los 20 grados; y las noches tórridas, la que superan los 25.
La media de las mínimas este agosto en La Manga es 23,5 grados; a más de 25 han estado Águilas cinco noches y Mazarrón, tres
Ya lo reflejó el Informe 2024 de Riesgos Climáticos de la Región de Murcia de la Universidad de Murcia (UMU): las temperaturas nocturnas en la costa han aumentado dos grados en los últimos veinte años. Si en la primera década del siglo XXI los habitantes de la costa murciana vivieron una media de 15 a 20 noches tropicales, y entre dos y tres tórridas, en los últimos cinco años ya han soportado 27 noches tropicales y entre 4 y 6 tórridas.
Cambio climático
Este fenómeno, detallado en ese trabajo científico sobre el impacto de la crisis climática, reduce el esperado alivio nocturno, con implicaciones en la salud y en el consumo energético. Cuando el ventilador no es suficiente, en los dormitorios se sobrevive a golpe de aire acondicionado.
Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) indican el alza de récord en las noches de San Javier, con hasta 6 noches tórridas (más de 25 grados) en lo que va de agosto (casi cinco veces más que en la primera década). También se han registrado temperaturas mínimas nocturnas de 23,5 grados de media. En Cartagena, vivieron al menos cuatro noches tórridas, y cinco en Cabo de Palos, tres en Mazarrón, y cinco en Águilas y La Manga.
Estos valores reflejan la intensidad del calentamiento en la costa murciana. San Javier ganó de media 1,8 grados de temperatura mínima nocturna en los últimos 20 años y La Manga se ha anotado un mayor aumento, hasta llegar a los 23 grados de temperatura mínima de noche en agosto. El resto del litoral sigue la tendencia al alza, con incrementos de 1,4 grados en Cartagena y Mazarrón, y de entre 1,5 y 1,8 grados en Águilas y Cabo de Palos, según la base de datos histórica de la Aemet. La escasez de medidas de adaptación para garantizar el bienestar de los habitantes y la gestión de los recursos en las zonas costeras no ayuda. El cemento se ha extendido como una mancha de aceite en las plazas, avenidas y paseos de San Javier, San Pedro del Pinatar y Los Alcázares, y en urbanizaciones de La Manga, como Castillo de Mar, donde es difícil salir antes de la noche sin exponerse a un golpe de calor. Avenidas desprovistas de arbolado, ausencia de puntos de descanso, con bancos y pequeñas fuentes, o toldos en algunas calles comerciales, son soluciones que los vecinos reclaman desde hace años. En la madrugada del lunes, el termómetro se quedó en Cartagena en 26,6 grados, lo que unido a la humedad hizo casi imposible dormir. Y en el interior, la noche fue infernal: Puerto Lumbreras y Totana alcanzaron los 27 grados.
Aviso amarillo para hoy y lluvias el jueves
La ola de calor dejó ayer el segundo día consecutivo con las temperaturas más altas del verano en la Región. Y la capital registró la temperatura más alta de España, con 45,1 grados a las cuatro de la tarde. Según los datos difundidos en ese momento, ocho de las diez localidades donde más subió el termómetro estaban en la Comunidad. Molina de Segura registró 44,4; y Cieza 44,3. Les siguieron Archena y Abanilla, con 43 grados. La buena noticia es que este calor insufrible empieza a llegar a su fin. Hoy caerán las temperaturas hasta en diez grados, aunque la Vega del Segura seguirá en aviso amarillo por calor y máximas de 38 grados. A partir del miércoles por la tarde los cielos se nublarán y para el jueves no se descartan chubascos ocasionales, en especial por la tarde.

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Enlace de origen : La costa de la Región de Murcia pierde el sueño por las noches tropicales y tórridas