Muchos demógrafos sostienen que el presente de Japón es el futuro de la humanidad. Que tarde o temprano todos los países se adentrarán en el … binomio de envejecimiento poblacional y caída de la natalidad que el país del Sol Naciente vive desde finales del siglo XX. «Por el retraso en el acceso de la mujer al mundo laboral, lo cual impulsa la tasa de fertilidad, los países musulmanes serán los últimos en llegar a esta coyuntura, en la que ya están inmersos países de Asia, Europa y América», comenta el especialista en demografía chino James Liang. «Pero también llegarán», sentencia.
Japón es la punta de lanza de este profundo cambio, que se produce más rápido de lo esperado. Según los datos publicados esta semana por el Ministerio del Interior y Comunicaciones, la población nipona se redujo en casi un millón de habitantes el año pasado. Concretamente, murieron 908.574 personas más de las que nacieron. Es el decimosexto año en el que pierde población y marca la mayor caída desde que en 1968 se comenzó a publicar estadísticas. Los analistas están convencidos de que, excluyendo el período de la Segunda Guerra Mundial, nunca antes había perdido tanta población el país asiático. Ha pasado de 126,6 millones en el pico de 2009 a menos de 120 millones a final de 2024.
1,7
personas
pierde la población japonesa cada minuto que pasa.
El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, no ha restado un ápice de importancia al asunto. En su opinión, se trata de «una emergencia silenciosa» que puede lastrar el futuro del archipiélago. En lo económico, su peso ya ha dejado de ser el que fue durante el milagro manufacturero que arrancó en la década de 1980. Llegó a ser la segunda potencia mundial y, después de que China la superase en 2010, ahora incluso Alemania, prácticamente en recesión, le ha adelantado. Y el problema para sus políticos es que la situación no mejorará.
Aunque continúa siendo una sociedad avanzada, estable y con un gran nivel de vida, nunca han nacido menos niños ni ha habido tantos ancianos como ahora. En 2024, Japón registró 686.061 nacimientos, un mínimo histórico desde que comenzaron los registros en 1899, y casi 1,6 millones de fallecimientos. Cada minuto, mueren tres japoneses y solo nace 1,3. O sea, cada minuto, la población nipona cae en 1,7 personas.
Y se sabía que esto iba a suceder. De hecho, hace tiempo que allí acuñaron ‘el problema 2025’, porque este año la mayoría de los nacidos durante el ‘baby boom’ alcanzarán una media de 75 años, edad a la que el gobierno estima que los costes sanitarios y de cuidados se dispara. Casi un tercio de la población ha sobrepasado ya la edad de jubilación, un porcentaje que en el mundo solo supera Mónaco.
La solución migratoria
Diferentes gobiernos han tratado de paliar esta situación sin utilizar el comodín de la inmigración. Japón es uno de los países más endogámicos del planeta, con menos de un 3% de su población nacida fuera de sus fronteras -en comparación, en España representa casi un 25%-, e incluso así alberga un partido, el Sanseito, que aboga por implementar medidas ‘trumpistas’ para impedir que el número de residentes foráneos crezca y que multiplicó por seis su representación en la Cámara Alta en las elecciones de hace unas semanas.
Teniendo en cuenta estas peculiaridades sociales que hunden sus raíces en el nacionalismo, la solución se ha buscado hasta ahora en iniciativas más tradicionales, como son los incentivos económicos -a través de desgravaciones fiscales o incluso ‘cheques bebé’- y de conciliación -guarderías gratuitas y horarios flexibles-. Sin embargo, a la vista está que no funcionan. Y tampoco están teniendo especial éxito en las otras dos potencias vecinas que comparten muchos valores y que comienzan a sufrir el mismo mal: China y Corea del Sur.
Niños: una estampa cada vez más rara en Japón.
AFP

«Hay un cambio de mentalidad, sobre todo en la mujer. Busca la independencia profesional y personal. Luego hay un elemento económico relevante: el acceso a la vivienda es cada vez más caro en todo el mundo, a lo que en Asia se suma la necesidad de cuidar de padres y, a menudo, de abuelos. Es demasiada presión en la población fértil», explica Liang.
Japón también busca paliativos en la tecnología. Es pionero en el uso de robótica para ofrecer cuidados a personas de edad avanzada, e incluso confía en que su combinación con la inteligencia artificial mitigará el bofetón que una mano de obra en retroceso -solo el 59% de los japoneses tiene entre 15 y 64 años, 6 puntos menos que la media de la OCDE- podría tener en su industria, el motor tradicional de la economía.
Pero todo tiene sus límites. Si la tendencia actual continúa, la población nipona caerá un 30% de aquí a 2070 y ya hay quienes advierten de la desaparición del país si no se pone remedio. Así que el debate sobre si Japón debe relajar sus estrictas políticas migratorias vuelve a estar sobre la mesa. Tokio ha puesto en marcha visados de nómadas digitales y otras medidas para atraer tanto talento bien formado como mano de obra menos cualificada que llega siempre con permisos temporales. En cualquier caso, la cifra de residentes extranjeros creció el año pasado un 10% hasta alcanzar un récord de 3,6 millones. «Es un parche que puede suponer una solución temporal. Pero, a largo plazo, podría crear problemas sociales similares a los que vive Europa», alerta Liang.

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Enlace de origen : Japón pierde un millón de habitantes en un año: ¿por qué se asoma al abismo demográfico?