
Hace poco más de 6.000 años, la región francesa de Alsacia, la misma que entre las guerras mundiales pasó de Alemania a Francia de … forma sucesiva, vivió un episodio espeluznante. En medio de un enfrentamiento entre poblaciones locales con unos grupos invasores procedentes de la zona de París, catorce combatientes de este último bando fueron capturados en el campo de batalla para ser llevados a dos asentamientos cercanos a la actual Estrasburgo. En concreto, les arrancaron sus brazos izquierdos y los mostraron de forma pública. Las marcas encontradas en vértebras y otros huesos apuntan a que también sus cuerpos fueron exhibidos como trofeos, una forma «brutal y salvaje de levantar el ánimo» en un conflicto que acabaría con los entonces vencedores en vencidos.
Aquel episodio de horror constituye «la más antigua evidencia en Europa y a nivel mundial de piezas de la victoria o rituales del triunfo», asegura el arqueólogo Javier Ordoño, coautor del estudio publicado este miércoles en la prestigiosa revista ‘Science Advances‘ en el que han participado expertos de la universidades de Oxford, Estrasburgo, Bruselas y Valladolid. «Se combinan trofeos de guerra -los mencionados brazos izquierdos- con individuos asesinados, torturados y golpeados para deshumanizarlos. Fueron tratados peor que los animales. Semejante brutalidad solo tiene sentido en un ritual de victoria», añade el especialista.
Los cadáveres de los catorce guerreros masacrados fueron encontrados en fosas de los yacimientos de Bergheim y Achenheim, en el corazón de Alsacia. En 2012 se encontraron seis de ellos en el primero de estos enclaves mientras que los ocho restantes aparecieron en el segundo, 60 kilómetros al norte, cuatro años después. Compartían espacio con restos de otros 66 individuos. La diferencia es que ninguno de estos últimos presentaba «ni fracturas de cráneo sin cicatrizar ni desmembramientos».
Masacres y ejecuciones
Los arqueólogos sabían desde hace más de una década que en aquella zona fronteriza entre Francia y Alemania se había producido «un reemplazo de culturas muy rápido a finales del Neolítico medio». Las poblaciones allí establecidas habían fortificado sus asentamientos con estructuras como fosos y empalizadas. Lo sucedido con los prisioneros de guerra correspondería a los momentos iniciales de la invasión por parte de grupos procedentes de la cuenca de París. En aquel primer momento, los locales se impusieron por una cuestión de número y los torturaron como una forma de levantar el ánimo brutal y salvaje. Pero fue una victoria pírrica porque acabarían desplazados», relata Ordoño.
«Es probable que las identidades de estas víctimas puedan atribuirse a enemigos socialmente remotos, no locales, que se convirtieron en trofeos o cautivos durante batallas o incursiones y que pueden haber sido considerados por sus captores como no propiamente ‘humanos’ y, por tanto, justificar dicho tratamiento», aseguran en el trabajo. Lo demuestran también los análisis isotópicos y genéticos. Los mencionados prisioneros de guerra «habían llevado una dieta diferente, tenían un ‘background’ genético similar los grupos radicados en la zona de País y una forma de vida más móvil, lo que concuerda con la invasión», explica el arqueólogo.
¿Por qué les arrancaron el brazo izquierdo? «Las razones se nos escapan pero sería por una cuestión de simbolismo. Quizás era porque con ese brazo sujetaban el escudo en combate. Los mutilarían para dejarles inválidos. Son prácticas ya conocidas en la etnografía comparada con algunas tribus de indios americanos -en este caso, con la cabellera de los enemigos-, del África subsahariana y el Amazonas», apunta.
Las muestras de brutalidad en la guerra se remontan a al menos entre 7.000 y 8.000 años, en el Neolítico antiguo. Se trataba de masacres y ejecuciones. Pero en ninguno de los casos se producía la exhibición de trofeos humanos. «En las masacres se asesina sin miramientos, pero los daños son puntuales. Se golpea con hachas, palos y hondas en el cráneo. No hay ensañamiento. Las ejecuciones se producen al borde de una fosa y las víctimas recibían un golpe detrás de la cabeza», diferencia Ordoño.

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Enlace de origen : Asesinatos, torturas y brazos izquierdos arrancados: las mutilaciones a prisioneros de guerra más antiguas que se conocen