«Nunca te metas en la ducha después de comer»: la advertencia de una doctora sobre los efectos que puede sufrir tu cuerpo

«Nunca te metas en la ducha después de comer»: la advertencia de una doctora sobre los efectos que puede sufrir tu cuerpo

Ana de Dios

Sábado, 23 de agosto 2025, 10:51

Ya sea en verano o en invierno, una ducha puede resultar muy reconfortante. Para muchos, es una rutina esencial que ayuda a comenzar bien el día, relajarse antes de dormir o simplemente recuperar energía. Sin embargo, esta acción tan cotidiana y aparentemente inofensiva puede resultar contraproducente en determinadas circunstancias, sobre todo si no se tiene en cuenta el momento adecuado para hacerlo.

Una de las situaciones menos recomendables para ducharse es justo después de hacer ejercicio. Según explica el doctor José Manuel Felices Farías, médico especialista en Radiodiagnóstico y Radiología Intervencionista, ducharse inmediatamente tras una intensa actividad física puede provocar mareos e incluso síncopes (desmayos). Esto ocurre porque, al finalizar el ejercicio, el cuerpo sigue trabajando para regular su temperatura interna. Interrumpir ese proceso natural con una ducha, sobre todo si es muy fría o muy caliente, puede descompensar al organismo y causar malestar general.

Pero no es el único momento en que debemos pensarlo dos veces antes de meternos al agua. Otro caso frecuente es después de una comida copiosa. La doctora Sara Marín Berbell, conocida en redes sociales como @uncafecontudoctora, ha explicado en un vídeo publicado en su perfil de Instagram por qué no es recomendable ducharse justo después de comer, especialmente por la noche o durante los meses de más calor.

«Digestiones más lentas, sensación de pesadez, acidez e incluso mareo»

«Después de comer, la sangre se dirige principalmente al estómago para facilitar la digestión», explica la doctora. Es decir, el cuerpo prioriza esa función y concentra el flujo sanguíneo en la zona abdominal. Si nos duchamos inmediatamente después -y más aún con agua caliente-, el cuerpo cambia el foco y redirige parte de esa sangre hacia la piel, con el objetivo de regular la temperatura. Este conflicto interno puede provocar «digestiones más lentas, sensación de pesadez, acidez e incluso mareos o malestar general».

Según Marín Berbell, este fenómeno está relacionado con lo que popularmente se conoce como «corte de digestión», una advertencia habitual que hacían las madres y abuelas antes de meterse al agua tras comer. Aunque no se trata de un corte real, sí tiene una base fisiológica relacionada con el esfuerzo que hace el cuerpo para gestionar simultáneamente dos procesos exigentes: la digestión y la termorregulación.

Por ello, su recomdenación es esperar «entre 30 y 60 minutos» tras una comida copiosa antes de ducharse, especialmente si se va a usar agua caliente o si hace mucho calor. De esta forma, evitaremos estos efectos secundarios.

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