Eva Parey
Texto y fotos
Lunes, 1 de septiembre 2025, 00:04
«Mayday, mayday», irrumpe la radio del Astral mientras navega al sur de Lampedusa.«Barco migrante necesita ayuda», repite la voz.
Cynthia Martín Míguez, coordinadora de la misión de búsqueda y rescate número 121 de este velero humanitario de Open Arms, la ONG española dedicada al auxilio de refugiados en el mar, anota con rapidez las coordenadas. La señal ubica una embarcación de madera a pocas millas de su posición, con 130 personas a bordo, dentro de la zona SAR (Search and Rescue), entre Italia y Malta, por donde el ‘Astral’ acostumbra a navegar en misiones de socorro.
Con solo diez años Cynthia ya patroneaba la lancha de un vecino pescador, surcando las aguas alrededor de la isla Castelo, en su Oleiros natal (A Coruña). Allí nació su vínculo con el mar y allí también se fue formando como voluntaroa en salvamento marítimo de Cruz Roja.
Hoy, a sus 35 años y en un escenario muy distinto, coordina rescates en el Mediterráneo central desde la borda del ‘Astral’, un velero de 30 metros de eslora construido en los años 70 que siempre había sido usado como lujoso barco de recreo y ahora despliega sus génovas y tormentines como navío humanitario para auxiliar a hombres, mujeres y niños que huyen por mar de la guerra y el hambre.
Fue en 2016 cuando vio en televisión un reportaje sobre la labor de Open Arms ante la dramática situación en el Mar Egeo. «Todos veníamos escuchando lo que pasaba en Lesbos, Samos y Chios», recuerda esta marinera de espíritu. Por aquella época se dedicaba sobre todo a socorrer a turistas borrachos que se adentraban en el mar, y pensó que podía utilizar sus conocimientos de una manera «más justa», reconduciendo su vida para «salvar a gente que lo necesitara más». Se hizo patrona de lancha de esta ONG española.
Nunca olvidará la misión número 78. «Aquel día se torció todo, pero dentro de la tragedia y la gravedad, podría haber sido peor», rememora. Había que auxiliar a 120 migrantes de una lancha inflable. Como es habitual se priorizó a las mujeres con sus hijos. Tras rescatar a la primera madre, la patera neumática reventó a causa de la sobrecarga y el resto de migrantes junto a sus bebés fueron engullidos por la lona bajo el mar. Cynthia y sus compañeros socorristas salvaron a todos, aunque hubo que hacer maniobras de reanimación cardiopulmonar, en una operación que duró horas.
Plan de rescate
Nada que ver aquella misión con la actual, la 121. Tras el «mayday» recibido por radio, Cynthia activa el plan de rescate y el equipo inicia las maniobras de actuación. En la patera de madera, de un azul radiante, viajan 130 personas principalmente de Eritrea, Somalia y alguna de Egipto. Han partido de madrugada desde Zuara, en la costa de Libia, hasta que la barcaza ha sido descubierta por un pesquero, que ha enviado la señal de aviso. En esta ocasión no ha habido contratiempos. «Ha sido un rescate agradecido, el mar estaba platísimo, la embarcación estable y contaba con Christian de patrón en la lancha». Los socorristas han asegurado a los migrantes rápido y la Guardia Costera Italiana no ha tardado en llegar. Todos respiran tranquilos. La misión ha sido resuelta con éxito. Final feliz. Esta vez.
Retrato a Cynthia Martín Míguez en la borda del velero Astral en el puerto de Marsala junto a los 130 chalecos endulzados tras el último rescate.

Estamos a 10 millas de regresar al puerto de Marsala en Sicilia. La ventolera a punto de arribar obliga a resguardar el ‘Astral’ y su tripulación. La tierra se atisba a lo lejos y el viento trae un aroma que se suma al marino. «Huele a tierra», comenta Cynthia con cierta emoción, «el olor a casa». Ya solo queda endulzar los chalecos para un próximo rescate del ‘Astral’, uno de esos navíos de la flota de Open Arms que el líder de Vox, Santiago Abascal, llama ‘barcos de negreros» y que hay que «confiscar y hundir».
A Cynthia la llaman ‘filla’ (hija en gallego), por la familiaridad con la que trata a los miembros del equipo. La ‘filla’ del Astral.
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Enlace de origen : De socorrer a turistas ebrios a los 'mayday' en Lampedusa