
Cuando un paciente entra por primera vez en la consulta de un especialista en enfermedades cardiovasculares, el médico le preguntará sin duda si es diabético … o si tiene la tensión alta, pero será más difícil que se interese por su salud mental, si ha sufrido algún episodio de depresión, tristeza o angustia, si últimamente se siente más estresado e incluso si arrastra algún trauma de la infancia. Y lo cierto es es que plantear estas cuestiones puede salvar vidas.
Bajo esta novedosa tesis, la Sociedad Europea de Cardiología (ESC en sus siglas en inglés) ha presentado este lunes en el marco del congreso anual que se acaba de clausurar en Madrid, una especie de guía que relaciona los problemas del corazón con el riesgo de sufrir un deterioro de la salud mental, y viceversa. El documento, pionero a escala mundial, ha sido elaborado por cuatro cardiólogos, dos de ellos españoles y miembros de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Héctor Bueno, del Hospital 12 de Octubre de Madrid, y Marta Farrero, jefa de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca del Hospital Clínic de Barcelona y coordinadora del estudio.
En declaraciones a este periódico, Farrero (Barcelona, 44 años), ha subrayado la importancia de relacionar la enfermedad cardiovascular (infarto, anginas de pecho, arritmias, insuficiencias cardíacas…) con la mental. Según la doctora, hasta un 30% de estos pacientes acaban desarrollando algún problema de salud mental, «y eso puede multiplicar por dos su posibilidad de morir o de tener complicaciones cardiovasculares graves». Para Farrero, se trata de un dato «brutal» que debe hacer replantear «la forma de tratar a nuestros pacientes».
La guía elaborada por la investigadora del Clínic y sus colegas es el primer documento científico que subraya la importancia de la salud mental y su «fortísima» relación con las patologías cardiovasculares. «Es una novedad mundial. Nosotros estamos muy ilusionados porque creemos que va a remover la forma en que tratamos a las personas con enfermedad cardiovascular«, valora la cardióloga catalana.
Un riesgo a tener en cuenta
Según Farrero, los pacientes con enfermedad mental («no tienen por qué ser graves puede ser, simplemente, estrés o una experiencia traumática en la infancia con impacto en su salud mental) desarrollan una enfermedad cardiovascular con «mucha más frecuencia» que el resto de la población. »Por eso cuando estamos estimando el riesgo cardiovascular de alguien, tenemos que empezar a tener en cuenta cómo está su salud mental«. Y viceversa. Porque el documento también aborda los casos de pacientes que ya sufren una patología cardiovascular y cómo ello impacta en su estado psíquico.
Los investigadores creen que los estigmas que aún pesan sobre las enfermedades mentales han impedido su abordaje como un factor de riesgo más en los problemas del corazón, como la hipertensión, la obesidad o la diabetes. «A nadie se le ocurriría pensar que esos factores no son importantes. Y el caso es que hasta ahora nadie se había fijado tanto en la importancia de la salud mental, seguramente por el estigma que aún tiene en la sociedad».
La guía incorpora un capítulo dedicado específicamente a las personas con problemas psicóticos más extremos como esquizofrenia o trastornos depresivos graves. «Son pacientes con un riesgo cardiovascular altísimo y muchas veces no están tan bien tratados como el resto porque su manejo resulta más complejo».
Preguntas sencillas
Para Farrero, el gran reto ahora es «aterrizar» el documento para que primero se incorpore a los sistemas de salud de los países y luego se lleve a la práctica en los hospitales. Han intentado ser muy prácticos y dar pautas muy concretas de qué preguntar: cuestiones sencillas como si el paciente se ha sentido triste o deprimido, o más preocupado de lo normal o si ha perdido ilusión por hacer cosas con las que antes disfrutaba. En caso de responder afirmativamente, lo atendería un equipo de psicocardiología, que integra a psicólogos, psiquiatras, terapeutas, trabajadores sociales, cardiólogos… «Pero el primer objetivo antes de nada», subraya la doctora, «es que seamos conscientes todos de que existe esta relación entre enfermedad mental y enfermedad cardiovascular, porque muchos de nosotros, en nuestro día a día, no somos conscientes. Si logramos esto ya sería un primer reto conseguido».
En cuanto a qué pesa más si la enfermedad mental en el problema cardiovascular o el problema cardiovascular en la enfermedad mental, la coordinadora del documento opina que todo «es un pez que se muerde la cola», y todo «multiplica el riesgo». «Por ejemplo, si tú has superado un infarto que te ha tenido un tiempo clínicamente muerto, eso tiene un impacto mental brutal sobre cómo afrontas la vida después. Y al mismo tiempo si tú ves eso con angustia, con depresión, sin ganas de cuidarte, sin hacer el ejercicio recomendado, sin cambiar de hábitos de vida… va a acabar redundando en que tengas peor salud cardiovascular. Con lo cual es un círculo virtuoso». El documento también aborda la cara positiva de una buena salud mental, y concluye que las personas con una forma de pensar «positiva», las que destilan buen humor o afrontan la vida con optimismo sufren menor riesgo cardiovascular. «Son factores protectores», apostilla Farrero.

Soy William Abrego, me uní como ejecutivo de SEO y me abrí camino hasta el puesto de Gerente Asociado de Marketing Digital en 5 años en Prudour Pvt. Ltd. Tengo un conocimiento profundo de SEO en la página y fuera de la página, así como herramientas de marketing de contenido y diferentes estrategias de SEO para promover informes de investigación de mercado y monitorear el tráfico del sitio web, los resultados de búsqueda y el desarrollo de estrategias. Creo que soy el candidato adecuado para este perfil ya que tengo las habilidades y experiencia requeridas.
Enlace de origen : El 30% de los enfermos del corazón desarrollan trastornos mentales, «lo que dobla la probabilidad de muerte»