
Ana de Dios
Sábado, 6 de septiembre 2025, 16:57
Las estrías son una manifestación visible de los cambios que experimenta nuestro cuerpo a lo largo de la vida. Aunque no suponen un riesgo para la salud, muchas personas las perciben como un problema estético que puede afectar a su autoestima. Se trata de cicatrices lineales que aparecen cuando la piel se estira con rapidez y no posee la elasticidad suficiente para adaptarse. Este proceso provoca la rotura de las fibras de colágeno y elastina, dejando marcas perceptibles en la superficie cutánea.
Entre las causas más frecuentes se encuentran el crecimiento acelerado durante la adolescencia, el embarazo, los cambios bruscos de peso, la predisposición genética o incluso el uso prolongado de corticoides, que pueden debilitar la estructura de la piel y volverla más vulnerable a la aparición de estrías.
Es importante destacar que no todas las estrías son iguales. Las estrías rojas son las primeras en desarrollarse; su tonalidad rojiza o violácea se debe a la actividad de los vasos sanguíneos en la dermis. En esta fase inicial, suelen responder mejor a los tratamientos, ya que la piel conserva parte de su capacidad regenerativa. Con el tiempo, si no se interviene, las estrías evolucionan hacia un tono blanquecino. Estas estrías blancas indican un mayor daño en las fibras de colágeno y una cicatrización más profunda, lo que dificulta su tratamiento, aunque existen procedimientos avanzados que ayudan a reducir su visibilidad y mejorar la textura cutánea.
La mejor estrategia frente a las estrías sigue siendo la prevención. Mantener una adecuada hidratación, tanto interna, mediante la ingesta de suficiente agua, como externa, a través del uso de cremas o aceites nutritivos, es fundamental para conservar la elasticidad de la piel. Del mismo modo, una alimentación equilibrada, rica en zinc y vitaminas A, C, D y E, favorece la regeneración celular y la flexibilidad cutánea, reduciendo el riesgo de que aparezcan nuevas marcas. Entre los ingredientes más recomendados en productos tópicos destacan la manteca de karité, la vitamina E y el ácido hialurónico.
Cómo tratarlas dependiendo de su aspecto
Ahora bien, cuando las estrías ya han aparecido, existen múltiples alternativas para mejorar su aspecto. Tal como explica la enfermera dermoestética Rosa Rodríguez, conocida en redes sociales como @enfermerarubia, la elección del tratamiento depende del tipo de estría. En el caso de las rojas, recomienda el uso de productos con centella asiática, aceites vitamínicos o ácido hialurónico, así como técnicas de bioestimulación con factores de crecimiento, láser o mesoterapia.
Para las estrías blancas, sugiere principios activos como el retinol o el ácido glicólico, «que favorecen la exfoliación y renovación de la piel». Entre los tratamientos más eficaces se incluyen el láser fraccionado, la carboxiterapia y la radiofrecuencia.
En definitiva, aunque las estrías forman parte natural de los cambios corporales, hoy en día existen diversas herramientas para prevenir su aparición, atenuar su visibilidad y mejorar la salud de la piel.

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Enlace de origen : Consejos de una enfermera dermoestética para mejorar la piel y reducir las estrías