Pierbattista Pizaballa es el Patriarca Latino de Jerusalén, lo supone que representa a la Iglesia Católica en uno de los lugares más conflictivos del planeta … y allí tiene que colaborar con musulmanes y judíos la vida diaria de lugares sagrados de las tres religiones. En los primeros días de la guerra, se ofreció a Hamás a cambio de los rehenes hebreos que había tomado el 7 de octubre. Hamás le ignoró. En julio de este año, el Ejército israelí atacó la única iglesia católica de Gaza, matando a tres personas. Su voz volvió a elevarse contra la barbarie. En esta entrevista exclusiva concedida al escritor español Adolfo Garcia Ortega y a la periodista Noga Tarnopolsky, el cardenal se muestra pesimista sobre el futuro en la región.
¿Cuál es su reflexión personal sobre lo que está pasando en Gaza? ¿Lo considera un genocidio o una guerra?
Definitivamente es una guerra. Y es un crimen. No quiero verme metido en la guerra del lenguaje, de la terminología. Dejo esto para los demás. El uso de los términos genocidio, apartheid, lo que sea, se manipula por una parte y por la otra. No quiero entrar en esto. Lo que está pasando es inaceptable. Moralmente, éticamente, es inaceptable, injustificable. Creo que es un crimen. Tenemos que detenerlo. Pero no quiero ser instrumentalizado por una parte de la lucha. Con respecto a la situación en Gaza… La realidad es muy compleja. Muy compleja. No se simplifica en un año.
¿Cuáles son las emociones que le evocan como católico y sacerdote franciscano?
Las emociones… Ante todo, estoy muy frustrado porque uno se siente muy impotente. Porque conozco a nuestra gente en Gaza. No hay tantos, así que los conozco casi personalmente a todos. Y sé cómo viven. Es muy difícil no sentirse vinculado, involucrado en lo que están viviendo También siento… no diría que ira. No sé cómo definir lo que siento. Todavía me cuesta reconciliar a mi corazón.
¿En su opinión, cuáles son las líneas rojas que ya se han cruzado en este conflicto? En Gaza y en Cisjordania.
Después de lo que pasó el 7 de octubre, la respuesta de Israel era de esperar. Así que no fue una sorpresa. Pero creo que todas las líneas rojas se han cruzado, primero de todo, porque hay convenciones internacionales que no son respetadas. Las escuelas, los hospitales, las víctimas mortales, las infraestructuras, quiero decir, no hay razones para continuar con esta guerra. Y no existe una ninguna estrategia. En efecto, todas las líneas rojas se han cruzado.
¿Cómo ve el papel de León XIV y del Vaticano, ahora que es necesario alzar la voz?
Considero que el Papa, el nuevo Papa León XIV , desde el principio, está hablando de la necesidad de trabajar por la paz, por la reconciliación, el diálogo y demás. Pero todo eso, al menos aquí, en Oriente Medio suenan como eslóganes que se dicen en esta difícil situación que estamos viviendo. La Iglesia y el Papa no pueden expresarse de otra manera.
«No puedo esperar mucho de la comunidad internacional»
La Iglesia Católica, junto con la Iglesia Ortodoxa Griega, publicó un comentario hace pocos días, relativo a las órdenes israelíes dadas para la evacuación de sus fieles de Gaza. ¿Qué se ha decidido al respecto? ¿Proteger al menos a las 600 personas en las iglesias? ¿Cuáles son los riesgos?
Bueno, esto se interpretó como algo en contra, como un desafío, lo que fuera. Somos una iglesia, nuestra misión es simple, pastoral y humanitaria. En nuestra comunidad en Gaza hay personas con discapacidades muy severas que no se pueden ir. Hay ancianos, hay personas enfermas, hay quienes necesitan oxígeno todo el tiempo, etc. Así que está muy claro que es imposible para ellos marcharse. Irse significa morir, como dijimos en el comentario. Así que la principal razón de nuestra decisión es que no podemos abandonarles. Y punto. Por supuesto, todas las familias son libres. Aquellos que puedan irse, si quieren irse, nadie les obliga a quedarse.
¿Cuál es su explicación por la pasividad, la lentitud o la respuesta de la Unión Europea y de parte de la comunidad internacional, incluyendo el mundo árabe?
La comunidad internacional, la Unión Europea, el mundo árabe, no están unidos. No existe tal cosa como un organismo político llamado la Unión Europea, sino lo que hay son asociaciones de países, todos con su propia agenda. E igual pasa con la comunidad internacional, con el resto de los países. Esto es muy evidente, siempre lo ha sido, pero ahora, en esta crisis, se ha convertido en algo muy descarado. No puedo esperar mucho de ellos.
¿Qué tipo de acciones recomendaría o consideraría necesarias? ¿Consideraría tomar alguna iniciativa usted mismo, con la aprobación del Vaticano?
No sé qué puedo hacer. Yo soy un pastor, no tenemos ejército, ni nada parecido. Tenemos solo palabras. Lo que creo que podemos hacer es,en primer lugar, expresar nuestra opinión y dar expresión también a la voz de nuestros pueblos. Segundo, estar presente desde el punto de vista humanitario tanto como podamos para ayudar y apoyar. Y, además, lo que importa ahora en esta crisis es, también, que las instituciones políticas, instituciones multilaterales, creen una red que involucre a la sociedad civil. En Israel, la sociedad civil está muy activa, está muy presente, como vemos con las manifestacioness. Y hay muchas organizaciones y movimientos que quieren hacer algo o, al menos, quieren pensar diferente. Por eso tenemos que estar presentes para activar esas redes, y para crear diferentes lenguajes dentro de la sociedad civil en la que vivimos. Y por supuesto, con el Vaticano podemos intentar involucrarnos tanto como sea posible en la comunidad internacional, en los cuerpos diplomáticos, etc.
Pierbattista Pizzaballa, en su despacho.
AFP

Usted es famoso porque en el comienzo de la guerra, en Gaza, en octubre del 23, se ofreció a sí mismo a Hamás como sustituto de los rehenes israelíes. ¿Lo haría de nuevo?
Por supuesto. No entiendo por qué a la gente le sorprenden tanto estas cosas. Primero de todo, fue mi respuesta a una pregunta bizarra, si me permiten la expresión, pero lo dije de verdad y lo sigo manteniendo, quiero decir, dedico mi vida a la comunidad, todo lo que pueda hacer por ayudar, debe ser hecho. Mi comunidad no son solo los cristianos, es la gente de donde vivo, todos, siento que pertenezco a todos.
La razón por la que la gente es tan sorprendida y sigue preguntándole es porque nadie más hizo esa oferta. Se quedó solo.
Yo sé que estoy disponible para los rehenes, para los palestinos, para todos. Para hacer lo que pueda ayudar a resolver y traer una solución, traer una luz en esta oscuridad, en esta noche. Estoy listo. Y no veo ningún problema para esto.
Su lema es ‘vicinenza’, proximidad. Y ha hecho esfuerzos para forjar un diálogo directo entre las autoridades israelíes y palestinas. Es sabido que ha trabajado, y sigue trabajando, intensamente en esta dirección. ¿Podría contarnos más de esos esfuerzos?
Sí y no. Ahora, durante la guerra, el trauma es tan profundo en ambas poblaciones, que hablar de un diálogo no tiene sentido. Al menos no a nivel público, ni a nivel institucional. Ahora es el momento de prepararse para estar listos, por supuesto, para trabajar con perfil bajo con la gente. El diálogo también tiene sus tiempos. Ahora, el tiempo y la situación en la que vivimos no nos permiten hacer tanto en este sentido, porque el trauma entre la población israelí y la población palestina es todavía demasiado grande. Y el odio que esta guerra está creando cada día en Gaza, y no solo en Gaza, también en Cisjordania y en otros lugares, no nos permite hacer mucho a nivel público. Hablar de un diálogo ahora, cuando ves a la gente muriendo y ves injusticias, parece fuera de contexto. Necesitamos mantener las relaciones vivas, de una manera adecuada, sin ser ingenuos del contexto en que estamos.
¿Cómo describiría sus actuales relaciones con el gobierno israelí?
¿Qué puedo decir que no sea más problemático? Digamos que intentamos mantener las relaciones abiertas. Es difícil. Parece que hablamos lenguas absolutamente diferentes. En todos los niveles, no solo en Gaza, en Cisjordania también, sobre política y sobre otros asuntos. Nosotros, como Iglesia, no somos una prioridad para ellos. Entonces, son relaciones muy difíciles que intentamos mantener vivas. Quizás es una vida artificial, no lo sé, pero intentamos mantenerlas vivas lo más posible.
¿Siente la ausencia de liderazgos alternativos? Recuerdo que, a petición del papa Francisco, usted logró que Peres y Abbas orasen juntos. ¿Podría suceder algo similar de nuevo?
No con estos líderes. Una de las crisis que vivimos en Oriente Medio de modo muy evidente, aunque también en el extranjero, es la falta de liderazgo. Un liderazgo creíble, carismático, con visión, capaz de convertirse en punto de referencia y de unificar las sociedades respectivas. A nivel político y también a nivel religioso. Por desgracia, ahora los líderes, al menos en el contexto religioso, son los radicales, no los que promueven una lengua diferente, una perspectiva diferente sobre el futuro.
A propósito de esto, ¿podemos todavía hablar de esperanza en esta guerra?
Entiendo que habla de los grandes problemas que no se pueden resolver en tan solo unas frases. Si confundes la esperanza con una solución, no. No hay solución, al menos no a corto plazo. Pero si la esperanza es una actitud diferente, que viene de fuera, del deseo de hacer algo y de ser consciente a pesar de la situación, sí, todavía hay esperanza. Porque hay muchas personas dispuestas a dar su vida para ayudar y apoyar.
«No espero que todo el mundo entienda lo que la Iglesia está haciendo»
Algunas personas piensan que el papel de la Iglesia Católica se ha desdibujado.
No entiendo lo que eso quiere decir. Esta situación está muy polarizada. En general, el conflicto israelí-palestino siempre es una fuente de división y polarización. Pero la guerra en Gaza ahora se convirtió en una polarización muy emocional, muy profunda en toda la sociedad de todo el mundo. Esto es un hecho. Todo el mundo tiene sus propias expectativas sobre ambos lados, y también sobre la Iglesia y sobre las autoridades políticas. Y cuando las expectativas no se cumplen, se siente que no estamos haciendo lo suficiente. Creo que la Iglesia está haciendo todo lo posible. Estamos siendo muy claros, muy honestos con respecto a esta situación, tratando de mantener, como dije, el canal abierto, pero también tratando de ser transparentes, de decir la verdad sin temor, y creando todo el apoyo humanitario posible. Por supuesto, no podemos convertirnos en instrumentos para un polo u otro, para una visión u otra. Nuestra visión es diferente. No espero que el mundo entienda todo lo que la Iglesia está haciendo.
Hablando de los palestinos, ¿cómo describiría su relación con ellos y con el mundo musulmán? Usted tiene responsabilidad también en Líbano y otros países con comunidad católica.
El mundo musulmán es muy genérico. Los musulmanes no están unidos. Uno piensa que es palestino, otro piensa que es jordano, también entre ellos hay movimientos radicales y moderados, etc… No podemos generalizar. Tenemos relaciones correctas con la autoridad palestina. Tanto como podemos, claro, porque si me permiten decirlo, la autoridad palestina es todo menos una autoridad, ahora mismo. También tenemos relaciones correctas con los musulmanes. Por supuesto, no tenemos relaciones con los movimientos radicales, pero con las instituciones, las autoridades musulmanas y otros, intentamos tener una relación correcta tanto como podemos.
¿Y con las autoridades judías en Israel?
Lo mismo. Tenemos relaciones con el Rabinato. También tratamos de tener relaciones con otras organizaciones religiosas judías, algunos movimientos de rabinos, etcétera. Porque mientras los católicos están más o menos unificados, el mundo islámico y el judío tienen una estructura totalmente diferente. Y creo que son muy importantes estas relaciones. Sin embargo, el diálogo interreligioso después del 7 de octubre no puede ser el mismo. Como he dicho, ahora no es el momento para tener reuniones públicas. Estamos tratando de reunirnos en privado. Lo que está claro es que nunca conversamos de lo que es realmente problemático entre nosotros. Pero, después del 7 de octubre, no podemos evitarlo. Lo cual es algo importante, creo que es positivo. Después de todo, esto nos ha traído algo positivo. No podemos permitirnos hablar de cosas bonitas y triviales, ahora, lo que para mí es ir directos al diálogo, porque nos importamos los unos a los otros. Toca poner sobre la mesa las dificultades, no solo por el bien de la solución a los problemas, sino por el bien de los ciudadanos.
Para las personas que viven en Jerusalén, donde usted lleva casi treinta años viviendo ¿cuál es su mensaje para los que sienten que no hay liderazgo? En español decimos «desamparados». Que no tienen a quien pueden confiar y cuidar.
Es cierto que no tenemos liderazgo político en el nivel institucional. Pero todavía tenemos una sociedad civil muy viva aquí en Jerusalén. Tenemos que trabajar en esto. El liderazgo, la visión de liderazgo futuro, viene de ella. Ahora no es el momento de esperar al Mesías. Ahora es el momento de prepararse. El papel de nuestra generación es ayudar y preparar a que la siguiente generación sea diferente. Conozco a muchas personas, principalmente judíos. Conozco a más judíos que cristianos ahora mismo. Y los cristianos son muy pocos. Pero también hay musulmanes. Quizás todos se sientan un poco perdidos en todo este caos. Tengo esperanza de que la siguiente generación sea diferente
«Es normal tener opiniones diferentes dentro de la Iglesia»
Hablando de España. Hay una cierta división entre los conservadores y los progresistas, alineados con Francisco. ¿Ve esta confrontación como una realidad española específica, o es una característica de la iglesia universal?
Los españoles son más mediterráneos.
¿Y los italianos no?
Pero en Italia todo es suave. Pero, en fin, es normal tener diferentes opiniones dentro de la iglesia. Estamos unidos, pero no somos uniformes. Por tanto, lo que se vive en España, quizás con colores vivos, también está presente en muchos otros lugares. Lo importante ahora es lidiar con esto de forma correcta, dar expresión, escuchar, y también encontrar una relación real común. Y tenemos una relación común entre todos.
Tengo una pregunta inevitable sobre la Iglesia. Sobre la Iglesia vaticana. Si fuera Papa, ¿qué cambiaría? Hay varias opciones. Mucha gente piensa en el papel de las mujeres.
Esos son cosas estúpidas. Ese no es el foco. Como nunca seré Papa, no respondo directamente a esta pregunta. Pero le puedo decir qué es lo que la Iglesia tiene que enfocar para las próximas generaciones: el sentido de la comunidad. Porque estamos viviendo, también por medio de las redes sociales, un enfoque muy individualista de la vida. Sin embargo, la responsabilidad es pertenecer a una comunidad. El espíritu de pertenencia. Y la Iglesia debería trabajar en esto. Porque nuestro modo de ser comunidad de las generaciones pasadas no puede ser más válido hoy, con las migraciones de poblaciones enteras y el hecho de que dos tercios de la población vive en ciudades y no en zonas rurales. Esto supone nuevos desafíos al sentido de la comunidad. También para la Iglesia. Esto es lo primero. Lo demás es secundario.

Soy William Abrego, me uní como ejecutivo de SEO y me abrí camino hasta el puesto de Gerente Asociado de Marketing Digital en 5 años en Prudour Pvt. Ltd. Tengo un conocimiento profundo de SEO en la página y fuera de la página, así como herramientas de marketing de contenido y diferentes estrategias de SEO para promover informes de investigación de mercado y monitorear el tráfico del sitio web, los resultados de búsqueda y el desarrollo de estrategias. Creo que soy el candidato adecuado para este perfil ya que tengo las habilidades y experiencia requeridas.
Enlace de origen : Patriarca Latino de Jerusalén: «Todas las líneas rojas han sido cruzadas en la guerra de Gaza»