
Frente al escenario del B-Side, tres amigas se abrazaban a la luz de las últimas horas de sol del sábado, augurando una velada en … la que dejarse la voz con los himnos de Viva Suecia, Dani Fernández o Pignoise, entre otros. El festival de Molina de Segura, que despide año tras año la temporada de conciertos estivales en la Región, pisa fuerte el recinto Remo en esta XX edición con las expectativas por las nubes y la misión de hacer más llevadera la ‘cuesta de septiembre’.
Con todas las entradas agotadas en tan solo 24 horas desde que salieron a la venta el pasado mes de febrero, nadie se quiso perder la cita: desde los festivaleros primerizos que bailaban a hombros de sus padres hasta los veteranos amantes de la música en directo. Los pequeños, con los ojos muy abiertos y la sonrisa muy grande por la expectación del día, brillaban con la purpurina de sus caras: «Quiero ver todos los conciertos, mamá», exigía una niña. Habría que preguntar a Delaporte si vieron a la pequeña entre el público de su concierto, el último de la noche.
Hileras de gente ataviadas con sus mejores galas de festival llegaban al recinto por los cuatro puntos cardenales y orientadas por el hilo musical que empezaba a sonar a media tarde. Su meta eran, bien los primeros conciertos, bien sus inmediaciones, porque los maleteros abiertos de los coches aparcados y las sillas de playa en las aceras aseguraban que la fiesta empezaba fuera del festival. Aunque el escenario no tardó en cobrar el protagonismo que merece y las primeras filas de Besmaya botaron desde los primeros acordes.
Lo confirmaron unas barras de bebida que empezaban a repartir Estrellas de Levante para sobrellevar el calor. A partir de ese momento, vasos en las manos y fotografías en los móviles capturaban instantáneas a la luz del atardecer. De grupos de amigos que comparten risas, bromas y hasta tradiciones: «Tenemos que hacernos la foto de este año para el recuerdo»; de parejas que se besan delante y detrás de la cámara, de padres e hijos que viven una jornada para el recuerdo.
El potente cartel anunciado para la ocasión fue el principal argumento que llevó a los más de 11.000 asistentes hasta el recinto del festival. Algunos de fuera de la Región y muchos otros de todos los puntos de la Comunidad componían la partitura de esta edición del B-Side, como Inma Rodríguez: «Vi a Dani Fernández hace tres días en Alcázar de San Juan, su ciudad natal, pero vengo hoy porque no me canso de verlo». La distancia no importa cuando existe una pasión: la de corear a pleno pulmón los temas de los grupos estrella de la edición.
Viva Suecia, en la víspera de su pregón de las Fiestas de Murcia, y Dani Fernández se colaban en todas las listas de imprescindibles del público. Así quedaría patente con los momentos álgidos de sus conciertos, porque los hits de los murcianos y del de Ciudad Real se cantan, se saltan y se bailan en un éxtasis colectivo. «El directo de Viva Suecia es uno de los mejores que hay ahora mismo en el país», razonaba uno de los asistentes con su correspondiente camiseta de apoyo a la banda. Con los dos artistas de cabecera de esta edición, queda claro que «todo lo que importa» al público del festival es hacer «el bien» y «decirle a los demás» que «bailemos».

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Enlace de origen : Molina vibra con un B-Side abarrotado