
Ana de Dios
Jueves, 18 de septiembre 2025, 10:26
La finalización de la relación laboral entre una empresa y un trabajador implica la realización de una serie de trámites destinados a dejar constancia de la extinción de dicho vínculo. Entre ellos se encuentra el finiquito, documento que la empresa debe entregar al empleado y que refleja las cantidades que deben abonarse, independientemente de la forma en la que se haya producido la salida: baja voluntaria, desistimiento, despido o finalización de un contrato temporal.
Lo habitual es que el finiquito sea positivo, es decir, que la empresa deba pagar al trabajador las cantidades pendientes. Sin embargo, existe la posibilidad de que el saldo resulte negativo, lo que significa que es el trabajador quien debe dinero a la empresa. Aunque pueda parecer inusual, este escenario, conocido como finiquito negativo, se produce con más frecuencia de lo que se piensa.
¿Cuándo puede producirse un finiquito negativo?
Según explica Mapfre en su blog, existen varias situaciones que pueden dar lugar a un finiquito en contra del trabajador. Entre las más comunes destacan los casos en los que el empleado presenta su baja voluntaria sin cumplir el plazo de preaviso fijado en el convenio colectivo, lo que genera un descuento económico. También ocurre cuando el trabajador ha disfrutado de más vacaciones de las que le correspondían hasta la fecha de la extinción del contrato.
Otras causas habituales son los anticipos salariales no devueltos, el incumplimiento de acuerdos de permanencia o cláusulas de no competencia, o incluso el cobro de pluses condicionados a la continuidad en la empresa. Para entender por qué puede resultar negativo, conviene repasar los conceptos que se tienen en cuenta en el finiquito:
–Pagas extraordinarias: si no estaban prorrateadas, se liquida la parte proporcional.
–Vacaciones: se abonan las no disfrutadas o se descuentan las disfrutadas de más.
–Preaviso: se descuentan los días no respetados según el convenio.
–Salario pendiente: se paga la parte proporcional del mes trabajado.
–Horas extra: se abonan las que aún no se hayan satisfecho.
–Anticipos: se descuentan los no devueltos.
–Pluses o compensaciones: solo se mantienen si se cumplen las condiciones pactadas.
Tras aplicar todos estos cálculos, es posible que el resultado sea un saldo negativo, obligando al trabajador a devolver dinero a la empresa.
¿Qué hacer en caso de finiquito negativo?
En estas situaciones, resulta esencial revisar los cálculos y comprobar que las cantidades descontadas son correctas y justificadas. Si no se está de acuerdo, lo recomendable es no firmar el documento o hacerlo con la anotación ‘no conforme’. Además, hay que tener en cuenta que el plazo para reclamar judicialmente es de un año desde la fecha en la que se debió percibir la liquidación.
En el caso de que el finiquito negativo sea correcto, el trabajador debe abonar la cantidad indicada. Si no lo hace, la empresa puede reclamar la deuda en los tribunales, lo que puede acarrear intereses y costas judiciales. Por ello, aunque algunos optan por esperar a que la empresa actúe, esta estrategia conlleva riesgos importantes que conviene valorar cuidadosamente.

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Enlace de origen : Finiquito negativo: por qué motivos puede producirse y qué consecuencias tiene para el trabajador