Amistades Peligrosas: «La música es un instrumento para la paz»

Amistades Peligrosas: «La música es un instrumento para la paz»

Viernes, 19 de septiembre 2025, 01:13

La marquesa de Merteuil planea vengarse de su último amante con la ayuda de su viejo amigo el vizconde de Valmont, un seductor tan amoral y depravado como ella. Una virtuosa mujer casada, Madame de Tourvel, de la que Valmont se enamora, se verá involucrada en las maquinaciones de la marquesa. Este es el argumento de la novela de Pierre Choderlos De Laclos ‘Las amistades peligrosas’, que revolucionó la literatura –y la sociedad– del siglo XVIII al exponer la hipocresía y la perversión de la alta sociedad francesa de la época. La novela fue adaptada al cine mucho depués gracias a la genial película de Stephen Frears y un reparto de lujo con Glenn Close, John Malkovich, Michelle Pfeiffer, Keanu Reeves y Uma Thurman, entre otros, que acabó llevándose tres Oscar. Solo unos años más tarde, Cristina del Valle y Alberto Comesaña decidieron montar sus propias Amistades Peligrosas, esta vez para conformar uno de los dúos musicales más icónicos de los años 90 en nuestro país, que también agitó –a su manera y con sus propias letras– las pistas de baile y hasta las conciencias del momento.

Ese momento ha regresado al futuro como los mejores recuerdos del pasado. El grupo dejó huella con temas como ‘Estoy por ti’, ‘Me haces tanto bien’ y ‘Me quedaré solo’, con un éxito arrollador que desembocó en una ruptura personal y profesional. Aunque ahora la vida les ha dado «una segunda oportunidad», definen Cristina del Valle y Alberto Comesaña al otro lado del teléfono. En plena pandemia, aquellas Amistades Peligrosas que unieron a estos dos artistas volvieron a estrechar lazos para deleite de un público que nunca dejó de esperar a la pareja, que este sábado vuelve a la Región de Murcia para participar en el festival Molina Ochentera.

Junto a nombres tan memorables como OBK, Seguridad Social y Cómplices, Amistades Peligrosas prometen repartir al respetable «los grandes ‘hits’» de su discografía, acompañados de los nuevos temas que alumbran el regreso del grupo, entre los que se encuentran ‘A medio gas’ y ‘Alto el fuego’, que supuso el pistoletazo de salida a esta nueva etapa. «Lo más importante es hacer vibrar a la gente, que el público disfrute», resume Del Valle. No será difícil teniendo en cuenta «esa ola de los 80 y los 90 que ha vuelto, que no es casual, y que cada vez crece con más fuerza ampliándose a nuevas generaciones, llegando también a los hijos de nuestro público de hace años. Los datos de Spotify revelan que hemos subido mucho entre el público de 25 a 35 años. Y no solo por sus padres. Es un fenómeno que también estamos viendo en nuestra gira por Latinoamérica», asegura la cantante. «Es muy satisfactorio», celebra Comesaña: «Es una segunda juventud que disfrutamos todos».

«’Africanos en Madrid’ cumple ya 35 años y, por desgracia, tiene más actualidad que nunca»

–¿Se han vuelto menos peligrosas sus amistades con el paso de los años?

–(Cristina del Valle) [Risas] ¡Qué va! Eso no cambia nunca.

–¿Se apoyan en la nostalgia en esta nueva etapa, o miran más hacia el futuro?

–(Alberto Comesaña) A mí me gusta la nostalgia en el sentido que quiero que los temas suenen lo más parecido posible a cómo sonaban entonces, para que la gente los reviva de la manera más fiel posible. Cristina piensa completamente diferente aquí.

–(Cristina del Valle) A mí no me gusta nada esa sensación de quedarse anclado en el pasado. Creo que es necesaria la renovación, meter ritmos nuevos en la canciones y mezclarlas con otros estilos. Me parece muy estimulante. Una buena canción aguanta todo tipo de mestizajes.

–Una canción sobre la inmigración hace 35 años. ¿El tema de su repertorio que mejor ha evolucionado con el paso del tiempo puede ser ‘Africanos en Madrid’?

–(Cristina del Valle) Sí. Creo que Amistades se adelantó a su tiempo y fue absolutamente vanguardista con todos los temas sociales. Tuvimos un posicionamiento claro, y ahora vemos los discursos que dábamos sobre el escenario y eran totalmente transgresores. Pero, como bien ha dicho usted, el mensaje de ‘Africanos en Madrid’ cumple 35 años y, por desgracia, tiene más actualidad que nunca.

–También fueron transgresores con aquellas letras en las que hablaban claramente sobre sexo. Pero, comparadas con algunas letras del actual reguetón, se han quedado en mantillas…

–(Alberto Comesaña) Ahora nos damos cuenta de que fuimos precursores de, por llamarlo de alguna manera, una oleada de pornografía salvaje. Y ahora el reguetón compite por ver quién dice la burrada más grande. Pero, ¿sabe lo que ocurre? Que mis hijos me dicen que yo no soy quién para quejarme, porque ya hice esto hace 30 años. Así que habrá que soportar lo que trae la música moderna.

–En esa música moderna hay que enmarcar ‘Alto el fuego’, de 2021. Un tema que parece no pasar de moda en estos tiempos inciertos…

–(Cristina del Valle) Sentimos mucho la energía de la gente también con los temas nuevos.

–(Alberto Comesaña) Hablamos de la necesidad de que se paren las guerras. A nivel general, pero también a nivel personal. Porque el conflicto personal no conduce a nada. Hay que aparcar las diferencias y los malos rollos y buscar consensos.

–(Cristina del Valle) La música debe ser ese lenguaje común que nos ayude a entendernos. La música es un instrumento para la cultura de la paz. Para vernos todos como iguales, para trabajar la empatía, el amor y el respeto. Que parece todo muy utópico, pero yo creo que es posible construir otro mundo. Porque este mundo no puede caer más bajo ya, especialmente con el genocidio en Palestina.

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