La maniobra evasiva del piloto de un helicóptero que llevaba a bordo a una brigada de doce trabajadores evitó lo que pudo ser una tragedia … durante las labores de extinción de un incendio en Calasparra. El incidente se registró a las 13.33 horas del domingo 23 de agosto de 2015, a unos 500 metros de la línea de fuego, donde se produjo una «cuasicolisión» entre un helicóptero de la clase Bell que aterrizaba y otro Kamov que despegaba. Este es uno de los 24 accidentes e incidentes de aviación civil (vuelos contra incendios, agrícolas, publicitarios, comerciales y de placer) ocurridos en la Región en lo que va de siglo, según la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil del Ministerio de Transportes. En cuatro de ellos hubo ocho fallecidos. La buena noticia es que en los tres últimos años no se ha registrado ningún accidente aéreo civil en la Región, siendo hasta ahora uno de los periodos más largos sin accidentalidad.
La causa de la casi colisión entre los dos helicópteros que operaban en Calasparra fue una «deficiente coordinación» entre los medios aéreos, pero sirvió para que la Comisión de Investigación hiciera ocho recomendaciones al Gobierno de la nación, y en particular al de Murcia, para mejorar y reforzar la lucha aérea contra los incendios, que han sido dramáticamente feroces durante este verano.
La investigación del incidente detalló que el Kamov estaba en tierra en el momento en el que el Bell, que llevaba a bordo una brigada para dejar en el lugar del incendio, procedió a la aproximación. Cuando el Kamov inició el despegue para regresar a base, el Bell realizó una maniobra evasiva para evitar la colisión. La distancia mínima entre las aeronaves fue de 50-60 metros. En el incidente contribuyó el elevado número de medios aéreos de distintas características que estaban trabajando en el incendio. En algún momento hubo hasta seis operando de manera simultánea. No había un coordinador de medios aéreos que organizara el tráfico, y tampoco existía un protocolo de coordinación.
La Comisión chequeó a las comunidades autónomas y detectó deficiencias de seguridad y coordinación en vuelos contraincendios
Helicóptero antiincendios en Totana en junio de 2002.
MITMA

La Comisión realizó una consulta al resto de comunidades autónomas sobre los procedimientos en su territorio a fin de realizar un estudio comparativo, y encontró deficiencias de seguridad, de coordinación y disparidad de procedimientos. Esto llevó a la Comisión a emitir cinco recomendaciones de seguridad al Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente en el ámbito el comité de lucha contra incendios forestales, para que promoviera la armonización de procedimientos de operación de medios aéreos entre las comunidades autónomas a fin de que una aeronave pueda operar en distintas regiones con sistemas similares. También debían establecer un protocolo de coordinación de los medios aéreos, y definir un área de vuelo de incendios, entre otras medidas. Dirigió otras tres recomendaciones específicas al Gobierno murciano, en el mismo sentido.
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Investigación técnica
Objetivo: corregir errores y prevenir futuros accidentes
La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil advierte de que sus informes tienen carácter exclusivamente técnico, con el objetivo de prevenir futuros accidentes. De hecho, la mayoría de casos sirve para corregir errores y emitir recomendaciones. Los resultados de las investigaciones no están dirigidos a determinar ni establecer culpa o responsabilidad de tipo alguno. En este marco normativo, dicha Comisión ha investigado 24 casos civiles ocurridos en la Región desde 2000, aunque su actividad se inició muchos años atrás. Este balance no incluye los cuatro accidentes militares ocurridos entre 2012 y 2020, en los que fallecieron seis pilotos de la Academia General del Aire, cuatro de ellos en un infausto periodo de siete meses entre 2019 y 2020.
El año más trágico para la aviación civil en la Región fue 2006, con cinco fallecidos; desde 2022 no hay incidentes registrados
En el año 2001 hubo cuatro accidentes, dos de ellos de aparatos que cayeron al suelo mientras realizaban labores agrícolas de fumigación en Lorca y Los Martínez del Puerto. Los pilotos salieron ilesos. Otro piloto quedó a salvo después de un aterrizaje de emergencia con su avioneta en un campo de Jumilla. El accidente más grave tuvo lugar en La Paca, en un vuelo privado para tomar fotografías de una gasolinera. El avión despegó de Alicante con dos personas que fallecieron tras el impacto e incendio del aparato. Según la investigación, la causa probable del accidente fue la entrada en pérdida de la aeronave cuando realizó un viraje a baja altura y con velocidad reducida.
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Una amplia casuística
Paradas de motores, choques con cables o baja visibilidad
Otros cinco accidentes tuvieron lugar al año siguiente, que se saldaron con dos heridos leves. El 20 de junio, el rotor de cola de un helicóptero chocó con un cable eléctrico en unas labores de extinción de un incendio en Totana, precipitándose desde una altura de veinte metros. Un mes después, una avioneta que realizaba fotografías aéreas hizo un aterrizaje de emergencia en San Javier debido a una parada de motor al agotarse el combustible. A la semana siguiente, un alumno piloto resultó ileso tras perder el control en un aterrizaje en San Javier por una racha de viento lateral. Lo mismo sucedió con otra avioneta de anuncios aéreos que impactó en la pista. En agosto, una avioneta que realizaba un vuelo de búsqueda y salvamento de un buceador desaparecido en Cabo Negrete (Cartagena) cayó al mar por una pérdida de control de vuelo tras un viraje a causa de una corriente de aire. Sus dos tripulantes resultaron heridos leves.
El año 2006 fue el más trágico de este siglo para la aviación civil de la Región, con cinco fallecidos y tres heridos en dos accidentes ocurridos en Lorca y San Javier. A finales de enero, un helicóptero chocó contra una ladera de la sierra lorquina de La Tercia en condiciones de lluvia y de visibilidad prácticamente nula. Se trataba de un vuelo privado entre Almería y Bullas, en el que fallecieron los tres ocupantes cuando una de las palas golpeó un pino y el aparato impactó contra el suelo.
El único percance de globo en este periodo se produjo en un choque con una línea eléctrica en Alhama, con siete heridos leves
Tres meses después, una avioneta tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el polígono industrial de San Cayetano, en San Javier, con un triste balance de dos fallecidos y un herido grave a causa de la colisión. El piloto del vuelo privado comunicó a la torre de control que tenía una avería y que se disponía a realizar un aterrizaje de emergencia en la zona de Cabezo Gordo. Según la investigación, la causa primaria del accidente fue la falta de combustible en la aeronave, que llegó a producir la parada secuencial de los dos motores.
El último fallecido hasta ahora en un vuelo civil se debió a un accidente en Cala Reona, cerca de cabo de Palos, en mayo de 2021. En un frente nuboso, la avioneta se precipitó contra el mar.
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La mayoría heridos leves o ilesos
Vuelos agrícolas, de placer, de publicidad o contraincendios
Entre 2007 y 2012 se produjeron otros seis accidentes de helicópteros y avionetas que realizaban vuelos contraincendios, de fumigación agrícola, de publicidad, sanitario y de placer. Todos los pilotos resultaron ilesos después de que los aparatos cayeran al suelo por causas técnicas, por pérdida de control en el despegue o aterrizaje, y por chocar contra un tendido eléctrico. El único incidente de un globo en este periodo se produjo en abril de 2018 en un aterrizaje en Alhama de Murcia, con siete heridos leves. Cuando el globo estaba a 10 metros de altura impactó contra unos cables de una línea eléctrica. Quedó enganchado y luego cayó al suelo.
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Un falso aviso que hizo evacuar al pasaje y un despegue abortado por los pájaros
Aeronave que cayó al mar cerca de Cabo de Palos en agosto de 2002.
MITMA

Los dos únicos accidentes en líneas aéreas comerciales se produjeron en los años 2005 y 2018 en el aeropuerto de San Javier, sin pasajeros heridos. Dado que el aeropuerto tenía uso compartido, las investigaciones fueron realizadas por un equipo conjunto civil-militar, de tal forma que la publicación de los informes finales quedó restringidas, aunque una parte puede ser consultada en los archivos de la Comisión.
En abril de 2005, los 59 pasajeros de un vuelo de Ryanair procedente de Londres tuvieron que ser evacuados por las rampas de emergencia debido a un aviso de fuego en el aparato que resultó ser falso. El vuelo transcurrió con normalidad y momentos después del aterrizaje, mientras la aeronave abandonaba la pista, se produjo un aviso de fuego en el compartimento del tren principal de aterrizaje, señala el informe de la Comisión. La tripulación del Boeing, después de detener la aeronave en la calle de rodaje y ante la imposibilidad de tener confirmación exterior de la existencia real de fuego, decidió realizar una evacuación. Se desplegaron las cuatro rampas de las puertas principales y según la estimación de la sobrecargo la evacuación duró aproximadamente treinta segundos. Cuando el servicio de extinción de incendio llegó había desembarcado gran parte del pasaje y no fue necesaria la aplicación de ningún producto ya que no se detectó la existencia de fuego, humo o calentamiento. El aviso de fuego resultó ser falso y la aeronave retornó a la operación normal la misma noche del día del incidente, después de que fueran sustituidas las ramblas desplegadas durante la evacuación.
Motores dañados
En las revisiones y pruebas no se detectó ningún problema ni deterioro. Se produjeron problemas de entendimiento y al parecer de recepción por parte del servicio de control del aeródromo que afectaron a la última fase de la aproximación, según el informe.
En marzo de 2018, un Airbus de Easyjet con 6 tripulantes y 124 pasajeros tuvo que abortar el despegue cuando se disponía a realizar el vuelo desde San Javier a Londres-Gatwick. Durante la carrera de despegue se produjo una ingestión de pájaros que afectó a ambos motores de la aeronave. La tripulación escuchó un fuerte ruido y observó que había indicaciones de altas vibraciones en los motores. La velocidad de la aeronave era inferior a la velocidad de decisión (V1) por lo que la tripulación decidió abortar el despegue, indicó el informe de la Comisión de investigación. La aeronave quedó detenida dentro de la pista, pero sin posibilidad de desplazarse de forma autónoma debido a los daños producidos en los motores por la ingestión. La pista permaneció bloqueada por la aeronave, hasta que pudo ser remolcada 90 minutos después a una posición de aparcamiento en la plataforma de estacionamiento del aeropuerto.
La aeronave sufrió daños importantes, aunque limitados a los motores. Todos los ocupantes resultaron ilesos.

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Enlace de origen : Un incidente de dos helicópteros en la Región ayudó a mejorar la lucha aérea contra el fuego en España