Allá a comienzos de los 2000, Colin Farrell siguió a rajatabla el mandamiento que lleva tatuado en su antebrazo: ‘Carpe diem’. Su ingreso en una … clínica de Los Ángeles tras una sobredosis en el rodaje de ‘Corrupción en Miami’, de Michael Mann, marcó el punto álgido en la trayectoria de pasotes que venía protagonizando el actor irlandés, que pocos días antes había cumplido uno de sus sueños al conocer en Buenos Aires a Diego Armando Maradona.
Sí. Hubo un tiempo en el que la estrella bocazas de ‘Minority Report’ y ‘S.W.A.T’ presumía en sus entrevistas de comenzar el día con una lata de cerveza. Durante la promoción de ‘Alejandro Magno’ alardeó en la revista ‘GQ’ de haber tomado heroína. «La he fumado un par de veces, pero siempre sabía lo que me hacía. Por alguna razón, en ese momento me pareció cojonudo», confesó. La Organización Nacional para la Prevención de Drogas le tachó de insensato. Y eso que no habían oído su filosofía sobre el sexo casual sin preservativo: «Demasiado bueno para ser peligroso».
Tráiler de ‘Menuda suerte’.
El mapa de su cuerpo proporciona más pistas sobre 49 años apurados al límite. La cruz en el antebrazo recuerda sus orígenes en Dublín, cuando su padre, el futbolista Eamon Farrell, puso el grito en cielo al saber que el pequeño Colin daba clases de ballet; de ahí le ha quedado al actor insomnio crónico desde los doce años. El nombre tatuado en los nudillos, Millie, alude a su exesposa, Amelie Warner, con la que estuvo casado… cuatro meses. Cuando la modelo Kim Bordenave dio a luz al primero de sus dos hijos, que sufre una enfermedad genética llamada síndrome de Angelman, Farrell estaba emborrachándose con Oliver Stone en Marruecos.
Todo eso es agua pasada. Colin Farrell es un hombre nuevo que recibió una nominación al Oscar por su papel en la maravillosa ‘Almas en pena de Inisherin’ y que ganó su tercer Globo de Oro por ‘El pingüino’. En San Sebastián ha aterrizado, ejem, sin una sola cana en su cabello negro azabache y dispuesto a hablar de una película que le debe tocar muy de cerca, porque habla de un tipo que lleva al extremo su adicción, en este caso al juego. ‘Maldita suerte’, que compite por la Concha de Oro, está dirigida por el alemán Edward Berger, el director de moda tras el éxito de ‘Cónclave’, y transcurre en la fascinante Macao, conocida como Las Vegas de Asia.
Allí sobrevive en una suite con vistas al skyline de la ciudad un ludópata que se hace llamar Lord Doyle, que debe más de 300.000 dólares al hotel y que no puede pisar la calle sin que le reclamen deudas. Un gafe al que los lugareños ven siempre acompañado de un fantasma que le proyecta la sombra de mala suerte. Una ‘femme fatale’ china (Fala Chen) y una excéntrica detective inglesa (Tilda Swinton) se enredarán en el descenso a los infiernos del protagonista.
Colin Farrell en ‘Maldita suerte’.

«Mi personaje representa al perdedor en un entorno extraño y extremo, con una energía desbordante y costos altísimos», describe el actor. «Es alguien que ha perdido su rumbo y vive al borde del vacío, sin brújula moral, bajo un manto de mentiras y adicciones. Me gustó del guion que no es una historia de redención convencional, sino el retrato de alguien en el límite de su insignificancia, que a través de encuentros, sobre todo con el personaje de la chica, empieza a ver el error de su vida».
‘Maldita suerte’ es una producción de Netflix que se estrenará en unos pocos cines el 17 de octubre y llegará a la plataforma ocho días más tarde. Cuenta con un soberbio trabajo de fotografía y un recital interpretativo de su protagonista, siempre sudoroso, al borde de sufrir un infarto, dándose un atracón de comida o despertándose resacoso. En la estela de ‘Leaving Las Vegas’, ‘Bajo el volcán’, ‘Miedo y asco en Las Vegas’, la cinta presenta a un hombre que si tiene un solo dólar va corriendo a la mesa de juego. «Y de repente, le aparece una última oportunidad, aunque, como adicto, nunca puedes perder de vista que solo se mueve por su propio interés», apunta Farrell.
La pregunta lógica: ¿qué hay de su pasado como adicto en el personaje? «Construyo desde una aritmética sencilla: experiencia multiplicada por imaginación. Depende, obviamente, del texto que me entreguen. Mi historia de adicto es bien conocida, pero no hay que ser o haber sido adicto para encarnar a uno de ellos. Encontré su vaivén interno en su egomanía, en que usa a los demás para su propio beneficio, la gente son solo herramientas que puede usar. Es un tipo despreciable», zanjó Farrell.
Colin Farrell se fotografía con fans en San Sebastián.
Efe

El protagonista de ‘True Detective’ y ‘Dumbo’ cuenta que pasó un tiempo en Macao y vio de cerca la adicción al juego. «Una aflicción que, por suerte, nunca me atrapó», resalta. «He dañado mi cuerpo y mi mente, pero no mi cuenta bancaria. Una noche, en una sala privada de un casino, su director me contó que dos jugadores se habían dejado allí 24 millones de dólares en apenas cuatro horas. Es una locura. Y, sin embargo, ese espejismo de que un golpe de suerte te dará la felicidad definitiva es un callejón sin salida. Las cosas materiales pueden estar bien, pero la alegría y la conexión solo pueden empezar desde dentro».
Para una estrella que ha muerto y resucitado varias veces, la idea de la suerte tiene que ser necesariamente subjetiva. «La mayor parte de nosotros hacemos lo que podemos. Intentamos ayudarnos a crecer como personas, y cuidamos y protegemos a las personas que amamos y a nuestra comunidad. Luego ya llega la suerte y afecta a tu trayectoria. Mi personaje solo se mueve por lo más deleznable. Si me lo cruzara, probablemente lo rehuiría, y si no hubiera manera, al final le preguntaría: ‘De verdad, ¿todo ese comportamiento rastrero ha merecido la pena?».

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Enlace de origen : Colin Farrell: «He dañado mi cuerpo y mi mente, pero no mi cuenta bancaria»