Una docena de profesionales de distintas ramas del saber reunidos en el Centro Párraga de Murcia y un equipo, el Grupo Partycipia, liderado por el arquitecto Juan Antonio (Pencho) Sánchez Morales, con Alessandra Sapoznik, Paz Martínez Loné y Juan Rodado, que, apoyándose en el diagnóstico participativo, trata de dar soluciones a problemas comunes. En esta ocasión, el problema sobre la mesa es la relación creada en torno a dos amplios conceptos, naturaleza y cultura, en el ámbito de la Región de Murcia. Dar la voz a la gente es algo maravilloso, según Sánchez Morales: «Implica, además de escucharnos, establecer diálogos, construir, llevar a cabo, poner en marcha… iniciativas concretas que beneficien a la comunidad. Todo es posible a partir de la escucha».
Las conclusiones serán presentadas como una ponencia de grupo en el XXIV Congreso del Centro Psicoanalítico de Madrid (CPM), que tendrá lugar en Murcia los días 24 y 25 de octubre. LA VERDAD fue testigo de esta puesta en común y Ababol recoge hoy parte de esos testimonios.
¿Cómo se piensa la articulación de naturaleza y cultura? ¿Qué experiencias de proximidad pueden destacarse? ¿Qué acciones consideran necesarias que están por tomar? Preguntas para pensar entre todos este binomio, naturaleza y cultura, y algunas respuestas.

Catedrática Filosofía del Derecho UMU
Teresa Vicente
«El gran enemigo del capitalismo son los derechos de la naturaleza porque es su último explotado»

Catedrático de Ecología UMU
Miguel Ángel Esteve
«En el Sureste, en la Región de Murcia, la mirada a todo lo paisajístico es muy atávica»

Arquitecta y profesora en Universidad de Alicante
María José Marcos
«El diseño urbano es poco arriesgado, no contempla la espontaneidad, algo tan necesario hoy»
Miguel Ángel Esteve, catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia y miembro de Ecologistas en Acción, entiende que la conservación de la naturaleza es, sobre todo «una construcción contracultural». Pues hay una evolución en esa idea, pero siempre sobrevuela una dificultad: hacer convivir la aportación humana, cultural, con un sistema de relaciones económicas. El Sureste, según Esteve, necesita «una reculturalización ambiental más severa que la media», pues nos enfrentamos a un paisaje no canónico. También hay una visión ética, un derecho a existir, por eso se protegen las especies amenazadas. Cuatro miradas: económica, ecológica, estética y ética.
«El problema del Sureste o de la Región de Murcia, en la parte paisajística, es que la mirada es muy atávica. Los ecólogos leemos la letra chica, nuestra búsqueda es cómo leer la letra pequeña de esos paisajes para comprender sus interrelaciones y dinamismo». Los bosques, las montañas, los árboles… provocan emociones. Puso como ejemplo que las aguas pútridas de zonas pantanosas generan rechazo, en cambio si el agua es cristalina o está corriendo no. «Hay toda una adaptación afectiva de los individuos al paisaje que se puede descomponer tanto en connotaciones directas como en efectos abstractos». En la Región de Murcia, según Esteve, donde lo que hay que proteger a veces no guarda parecido con esos paisajes sagrados o canónicos de postal de Los Alpes, aún hay mucho por trabajar sobre esas miradas.
Kiko Asunción / AGM
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RODEADOS DE HORMIGÓN
Carlos Jiménez Cenamor, más conocido como DelAmorylaBelleza, ceramista «neomurciano» que trabaja en un contexto natural, observa cómo en la naturaleza cada vez más prima lo económico sobre otro tipo de valores. «La huerta está siendo convertida en hormigón». Él mismo vive en Puente Tocinos (Murcia), en un huerto semiabandonado, rodeado de patatas y cilantro, «un espacio libre de pesticidas». «Cada vez que muere alguien en la huerta, ese terreno después se viste de hormigón. No se entiende como un elemento real con sus derechos». Aprecia «un maquillaje de los problemas para seguir adelante poniendo por delante los recursos económicos»: «Al final, yo también soy un explotador cultural más de la naturaleza. Aunque sea folclórico, tengo este pensamiento negativo sobre nuestro horizonte», reconoce. Juan Rodado cita a Esquirol y matiza entre consumo y consumismo para recordarle a Cenamor que «vivir de la cerámica» no es incompatible con ser respetuoso y ecológico, y menos agresivo. «Pequeñas cosas consiguen grandes efectos», anota Sánchez Morales.

Artista y doctora en Bellas Artes
Lorena Amorós
«Con mi maternidad, reconecté con mis raíces, con ese campo que había repudiado»

Profesor de Literatura Hispanoamericana de la UMU
Jesús Montoya Juárez
«Una aportación de la literatura es la construcción de imaginarios alternativos»

Arquitecto
Enrique Nieto
«Tenemos que diseñar la importancia de las cosas que nos importan, esa herencia podemos dejarla»
Teresa Vicente, catedrática de Filosofía del Derecho de la UMU, aclara que la naturaleza tiene «su propia ley, pero se le ha impuesto una que no es la suya». Invita a la superación de la diferencia entre cultura y naturaleza que ha colonizado nuestro pensamiento desde el siglo XIX. No entiende cómo todavía sigue prevaleciendo e imponiéndose el modelo económico sobre la naturaleza. «Los derechos del Mar Menor, en realidad, son el reconocimiento por el derecho positivo de una nueva ética, de una nueva teoría de la justicia, que es la justicia ecológica».
El ser humano se reconoce como una parte del ecosistema, y no podemos vivir sin el ecosistema. Desde el año 1992 Teresa Vicente trabaja por la justicia ecológica, y recuerda que entonces no existía la ética ecológica: «Había una separación tan clara en la Universidad que no se permitía una investigación multidisciplinar».
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EXPLOTACIÓN ECONÓMICA
Romper esa frontera ya fue un paso. «Lo extraño es que ahora que tenemos la evidencia de que nos estamos estrellando sigamos con el mismo modelo de explotar sin límite la naturaleza». La justicia ecológica aplicada al Mar Menor, «que ha generado éxito y tanto odio», es una forma de llevarla a la realidad. «La justicia social dice que estamos dentro todos, pero no habla de la naturaleza». El daño de un modelo económico legitimado y legalizado por el derecho es evidente, insiste Vicente. «Nosotros somos tutores del Mar Menor, el Tribunal Constitucional ha dicho que todos los artículos y disposiciones son legales y que nuestra ley ha cambiado el modelo del antropocentrismo al ecocentrismo, y eso es muy fuerte. Y ha dicho también que todos somos el Mar Menor».

Artista multidisciplinar
Eduardo Balanza
«Los artistas podemos trabajar vinculados al territorio y aportar, y entender todo eso a través de los sonidos»

Socióloga y filósofa
Cristina Guirao Mirón
«El bienestar de la ciudadanía tiene mucho que ver con los lugares y cómo nos relacionamos»

Ceramista «neomurciano»
Carlos Jiménez Cenador
«Vengo observando que cada vez que muere alguien en la huerta, ese terreno después se viste de hormigón»
Teresa Vicente, Miguel Ángel Esteve y Mario Pérez Cervera fueron designados tutores para velar por la protección de la laguna. Pero, según Vicente, «en la tutoría donde yo estoy [comisión gestora] no han entendido las administraciones qué son los derechos del Mar Menor ni qué es una ley de participación ciudadana. Ninguna administración, ni siquiera la del Estado, nos ha dejado avanzar, y no vamos a dejar que esto se paralice».
Kiko Asunción / AGM
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DESANCLAJE DEL ENTORNO
Cristina Guirao, filósofa y socióloga, identifica como «el gran problema de esta cuestión» la separación de cultura y naturaleza desde el principio. «Es muy difícil pensar en el final del capitalismo a estas alturas. Son problemas de ecosistemas de los que formamos parte, porque componemos el mundo entre todos. Cuando se pierde un paisaje o un ecosistema no solo hay una crisis ecológica, sino un desanclaje de la comunidad donde se produce». Cree Guirao que el bienestar de la ciudadanía tiene mucho que ver también con sus lugares y con los ecosistemas con los que tenemos que habitar, con cómo nos relacionamos con el medio: «No solo es una cuestión de paisajes».
Vega Cerezo, poeta residente en Benablón, una pedanía de Caravaca de la Cruz de menos de 100 habitantes, alerta de «un momento crítico» en el Noroeste: «Desde el activismo intentamos parar el siguiente ecocidio». Observa que se destruyen paisajes, se eliminan identidades, se destruyen sistemas de socializar. En Benablón hay una tienda, unas cuantas casas y un centro social. «La poesía es un espacio de activismo y mi voz tiene que ver con la animalidad y la naturaleza. Nos vemos desbordados porque allí la hecatombe ecológica es mucho más bestia, y desde allí la visión es terrorífica: hay campos y campos de regadío, hay dolor por la pérdida de biodiversidad, hay una deconstrucción. Paisajes arrasados, identidades arrasadas…».

Cofundadora de Las Culpass
Alexandra Cánovas
«Pese a ser superdestructivos, aquí también se hacen cosas increíbles»

Poeta y pta. AC Caravaca Femenino
Vega Cerezo
«Desde el activismo intentamos parar el siguiente ecocidio. Se destruyen paisajes e identidades»
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IMAGINARIOS ALTERNATIVOS
Jesús Montoya, profesor titular de Literatura Hispanoamericana de la UMU y escritor, está dentro de un proyecto sobre literatura y antropoceno en la literatura española e hispanoamericana. Según Montoya, algo que está en la base de todas las crisis es que el capitalismo extractivo ha colonizado el espacio y el tiempo, «y una de las aportaciones de la literatura es la construcción de imaginarios alternativos a esa mirada rígida sobre lo natural». Uno de los géneros más interesantes es de la «climaficción», representación del cambio climático llevada a un futuro inmediato, generalmente catastrófico, pero no siempre. Citó ‘Contra la distopía’, de Francisco Martorell. «La literatura, el arte, nos pueden ayudar a imaginar, no futuros idílicos, porque eso ya nunca vendrá. Hay una literatura que trata de dar voz a la naturaleza y hacer hablar a los territorios. También la literatura generada desde la Región de Murcia lo hace».
El arquitecto y profesor de la Universidad de Alicante Enrique Nieto señala que la problematización del binomio nos permite abrir conversaciones e imaginarios, y manifestó cierto escepticismo y dudas sobre eso de que pequeñas medidas correctoras puedan producir grandes transformaciones. «Podemos intentar construir sistemas que superen la nostalgia. Tenemos que diseñar la importancia de las cosas que nos importan, esa es una herencia que podemos dejar. Describir las nuevas importancias y dejar que vuelen». Que la naturaleza pase a un primer plano es un golpe que tiene que producir cambios, observa: «Hay que estar atentos a los efectos que las cosas producen en los entornos próximos. Necesitamos que se cuenten las pequeñas emergencias, las pequeñas cuestiones que surgen como duda e incertidumbre».
Encuentro grupal en el Centro Párraga, donde se recogieron los testimonios.
Kiko Asunción / AGM
Eduardo Balanza, artista plástico que hace cosas con sonido y música, aprendió a hacer piragüismo «en el río Segura, un paraíso de espuma, aceite, ratas…». «Sigo desorientado y perdido, y esa es una forma de avanzar», se consuela. Hizo una investigación sobre la seda, «Murcia fue una superpotencia, fue el 50% de la economía, el sustento de la comunidad, junto con el pimentón. La seda está muy idealizada, hoy sería difícil de encajar en esta sociedad». Identifica Murcia como «muy destructiva», si bien «creo que es la especie humana que está más salvaje» que nunca. Frente a la idealización de la nostalgia, y todo lo que tenía que ver con la cultura del agua y la huerta, Balanza piensa que los artistas pueden trabajar vinculados al territorio y aportar, y entender todo eso a través del sonido. «Porque los paisajes sanos generan salud», acepta.
Alexandra Cánovas, diseñadora de moda de Las Culpass, crea complementos de forma sostenible, con materiales y gente en esa dirección. Estudia Producción Agropecuaria en el Cifea de Torre Pacheco y ha descubierto, en el epicentro del Campo de Cartagena, cómo «pese a ser superdestructivos, aquí también se hacen cosas increíbles». Cree que las técnicas culturales previas a las implantaciones de cultivos se pueden aplicar a muchísimos campos. «Tengo la fe al 50%», se convence.
Juan Antonio Sánchez Morales, Juan Rodado, Paz Martínez Loné y Alessandra Sapoznik.
Kiko Asunción / AGM
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IDENTIDAD DESTRUCTIVA
Miguel Ángel Esteve, natural de La Arboleja, argumentó que «la identidad de lo murciano es en negativo, aquí hay un rechazo a tu paisaje, y creo que es de las pocas culturas en las que esto es así, donde se rechaza su propio paisaje».
María José Marcos, arquitecta ecofeminista con estudio en El Carmen (Murcia) y profesora de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad de Alicante, reconoció que está aprendiendo a diseñar «con una percepción más inclusiva la materia viva y con una hiperconciencia». Cree que el diseño territorial es «poco amable y poco compartido con otras alteridades», y piensa que el diseño urbano es «poco arriesgado, no contempla la espontaneidad, algo tan necesario en una sociedad cambiante». Propone «un ecomonumento» para generar «un aprendizaje de las ciudadanas», construir «afectos estéticos», abrazar la intelectualidad, generar interconciencia.
Lorena Amorós, artista visual, doctora en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia (2004), natural de Villena, fue criada en el campo, en una finca donde se hacía vino. De ahí venía el dinero. «Ese vínculo con la naturaleza me creó un desarraigo del campo, necesitaba la ciudad para sentirme uno más. Con mi maternidad, en cambio, reconecté con mis raíces, con ese campo que repudiaba». Hoy le encanta revivir esa raíz, decirle a sus hijos que los escarabajos son parte del hábitat. «Estamos destruyendo al agricultor de a pie», lamenta, al tiempo que reivindica toda esa sabiduría.
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Enlace de origen : Unidos por la naturaleza y la cultura: once miradas platónicas sobre la Región de Murcia