El independentismo conmemoró este martes muy dividido el octavo aniversario del referéndum ilegal de 2017: Junts celebró un acto en Girona, ERC lo hizo … en Barcelona, arropando a Oriol Junqueras, y la ANC publicó un comunicado en el que acusó a estas dos formaciones de «traicionar» el recordado 1-O.
La unidad brilló por su ausencia, aunque todos los actores del nacionalismo la reclamaron para en el futuro volver a desafiar al Estado español y tratar de culminar la secesión. El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, reivindicó la fórmula del 1-O y la calificó de «éxito», pese a que Cataluña sigue siendo hoy una comunidad autónoma y en su caso particular lleva ocho años en Waterloo (Bélgica) librando una batalla judicial por tratar de volver a casa. Puigdemont y su número dos en Junts, Jordi Turull, pidieron a los suyos «paciencia» y les aleccionaron de que el camino para la separación será «largo».
El líder posconvergente convocó a su parroquia en Cornellà de Terri (Girona), donde pronunció un discurso telemático, en el que volvió a defender la vía unilateral de 2017. Precisamente en esta localidad votó Puigdemont el 1 de octubre de 2017. Pensaba hacerlo en Sant Julià de Ramis, pero la Guardia Civil intervino el centro. Tras burlar a la Policía española, cambiando de coche dentro de un túnel, el entonces presidente de la Generalitat apareció en Cornellà de Terri, donde pudo fotografiarse con la papeleta en la mano y depositando el voto en la urna.
«Decían que no lo haríamos, que no aguantaríamos, nos amenazaron. Sabíamos las consecuencias. A pesar de todo, hubo urnas y papeletas», se jactó este martes ante sus partidarios. En el mismo acto, el secretario general de Junts, Jordi Turull, se conjuró para «acabar» el trabajo iniciado hace 8 años. «No se trata de volverlo a hacer», dijo, sino de «acabarlo de hacer».
Su pacto con el PSOE, en el alero
Puigdemont habla de fórmula de éxito y apela al espíritu del 1-O para repetirlo en el futuro. Pero el panorama político catalán ha dado un vuelco en estos ocho años. El independentismo ya no tiene ni el Govern, ni la mayoría en la Cámara catalana. Además, Junts, que ni siquiera existía en 2017, lleva dos años apoyando la gobernabilidad española. Hace un año los partidos secesionistas celebraron el aniversario del 1-O con la esperanza de que la ley de amnistía, aprobada en el Congreso en mayo de 2024, supusiera un antes y un después en el pleito catalán. De momento, esta norma no ha beneficiado a los líderes del ‘procés’ y el regreso de Puigdemont no acaba de producirse.
Su pacto con el PSOE no le ha servido ni siquiera para volver. Primero se habló de que podría regresar en verano, luego se especuló con final de año. Ahora ya se retrasa la fecha al primer trimestre de 2026. Puigdemont evitó esta vez las referencias a la situación de la política española. El expresidente de la Generalitat tomará en semanas una decisión sobre si rompe con Sánchez.
Tiene la presión de Aliança Catalana, se hunde además en las encuestas y sus alcaldes están en pie de guerra frente al partido ante el temor de que la extrema derecha secesionista les barra en las municipales. Puigdemont llamó ayer a movilizar a todo el mundo sin «mirar al que se tiene al lado, qué piensa, ni qué lengua habla, ni qué origen tiene, ni qué religión profesa, sino integrar e incorporar».
La presión al Gobierno central no le ha acabado de funcionar. Junts lleva un año en prórroga en sus relaciones con los socialistas. Han sido doce meses amagando con romper, pero sin llegar a amenazar con sumarse a una moción de censura junto a PP y Vox. A Junts no le interesa un adelanto electoral de las generales. Aliança Catalana no concurre a los comicios al Congreso, pero los posconvergentes podrían perder algún escaño de los siete que tienen actualmente y, con ello, la posición de llave de la gobernabilidad.
Junqueras, en 2028
Junqueras, mientras, oficializó este martes su intención de ser candidato a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones catalanas, previstas para 2028. A día de hoy, Junqueras está inhabilitado y no puede concurrir a los comicios. Depende de que los tribunales apliquen la ley de amnistía o que el Gobierno apruebe un segundo indulto.
El dirigente republicano llamó en una conferencia en Barcelona sin referencias al 1-O a un nuevo acuerdo nacional para un nuevo ‘proces’ de independencia y abogó por pactos sociales que frenen a la extrema derecha. Y al Gobierno central le advirtió de que el camino de las exigencias no se acaba con la financiación singular. «Se equivocan», advirtió. Tras el cupo, seguirán reclamando más cuotas de soberanía hasta llegar a ser un Estado independiente.

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Enlace de origen : Puigdemont reivindica el 1-O como un éxito y reclama «paciencia» para culminar la independencia
