
Brilla el sol hoy con fuerza en Alcantarilla. El equipo de moda en la Liga Femenina Endesa vuelve al ruedo y lo hace abriendo el … telón en el Fausto Vicent, ante los suyos, en una nueva ilusionante temporada para el club decano de la Región de Murcia, que vive sus grandes días de vino y rosas con su Hozono Global Jairis, vigente campeón de la Copa de la Reina. Lo hará a partir de las 19.00, cuando la luz solar cede el relevo al brillo del ‘Ayushow’, un baloncesto que aúna rigor, improvisación y sacrificado talento en la figura de Aina Ayuso (Sant Just Desvern, 26 años), base, capitana y estrella del ejército de Bernat Canut. Vive el mejor momento de su carrera después de «crecer en el club y él conmigo». El espectáculo debe continuar.
–Sensaciones de pretemporada.
Estamos aún construyendo, adaptándonos las unas a la otras, porque cuando cambias el equipo hay mucho que adaptar, creando conexiones… Pero ahora sí que empieza la temporada regular y desde el primer partido es súper importante sacar victorias para la clasificación para la Copa de la Reina, más adelante el ‘playoff’, etc. Cada día cuenta mucho y, nada, intentando que todo el mundo esté metido, que todas consigamos competir con el único objetivo de ganar.
–Estarán alerta de que ya no son sorpresa para nadie.
No, todos los equipos son ya conscientes del nivel al que podemos jugar, y es algo que sabemos sin perder la perspectiva de que, ahora mismo, no estamos a ese nivel. Hay que seguir construyendo para llegar a ese nivel.
–La Liga Femenina Endesa sube un peldaño más en nivel y seguramente tengan ustedes mucha culpa. Los de arriba no quieren ser sorprendidos y los que están un poco más abajo sienten que es posible.
Desde mi punto de vista hay dos cosas. Una es que, con la exigencia de la WNBA, las jugadoras más ‘top’ no vienen a Europa, los equipos de arriba no pueden ficharles y, a la vez, los de media tabla fichan mejor. ¿Eso qué hace? Que la liga se anivele y, lo que está pasando los últimos años, que todo el mundo pueda ganar. Siempre ha pasado en España, pero ahora mismo hasta el último clasificado puede sacar victorias contra equipos de arriba, lo que hace que la liga sea muy interesante, muy divertida de jugar y muy atractiva para el espectador. Esto es algo súper positivo, porque equipos que se supone que no deben estar ahí lo logran. En mis dos temporadas en el Hozono Jairis hemos sido quintas y campeonas de la Copa de la Reina. Eso es lo que hace que todo el mundo quiera jugar aquí.
–Ahora que ha pasado tiempo y empezáis una nueva temporada, ¿la Copa es un recuerdo al que agarrarse para sentirse fuerte y competir, o algo de lo que es mejor olvidarse para no vivir en el pasado?
Yo vivo la Copa como un recuerdo precioso con las que la compartimos, porque es algo que nos une y lo que vives en un torneo así es algo maravilloso, pero vivo en el presente, con los ojos en el futuro y siendo consciente de que el equipo es distinto. No podemos pretender aspirar a cosas que hicimos, formas de jugar que tuvimos, etc., cuando las jugadoras son diferentes. Tenemos que adaptarnos para construir algo nuevo, pasa cada año y durante la propia temporada hay cambios, pasan cosas… Algo que necesita el deportista es capacidad de adaptación y es lo que hacemos. Vivo la Copa como un recuerdo bonito con todos lo que estábamos y pongo el foco en construir algo nuevo, porque, agarrándote a algo que ya ha pasado, no consigues nada.
–Esa Copa fue la más mediática y usted quien más brilló como ‘MVP’. ¿Ha notado un mayor reconocimiento a sí misma, así como al propio deporte femenino, que se hable más y con más respeto?
La mayor conclusión que saco de la Copa es que, cuando se le da el escaparte, como era un Príncipe Felipe de Zaragoza con 12.000 personas, el deporte femenino ha respondido, ha gustado y la gente se ha enganchado. Aún a día de hoy me cruzo a gente que no he visto después de la Copa y me dice «qué guay lo que hicisteis». Esa sensación de enganchar al público, a aficiones que no eran ni nuestras, es algo muy bonito. La emoción que puede generar el deporte no lo genera nada más. Jugando y compitiendo conseguimos que la gente se uniera, y ese es el mayor logro de esa Copa, además de lo mediática que fue gracias al excepcional trabajo que están haciendo en Zaragoza para conectar la ciudad con el deporte femenino y organizar un evento como este allí. Cuando se nos da la oportunidad la gente se engancha y me pone muy feliz saber que en esa Copa todos los equipos respondimos, no hubo ningún partido que no fuera interesante, todos estuvieron súper reñidos y la gente se enganchó desde el principio hasta el final.
–¿Y nota que hayan crecido las expectativas sobre usted? Viene del mejor año de su carrera.
La expectativa es muy mala porque la pone otro y, por tanto, el problema es del otro, no mío. Es algo que intento decirme a mí misma. Las expectativas se generan, pero esa no es mi responsabilidad, la mía es trabajar y hacer que mi equipo funcione y gane. Por supuesto, quiero seguir creciendo, pero las expectativas no son mías. Yo también las tengo, pero sé dónde poner el foco. Pero estoy muy feliz, porque tanto la Copa como el Eurobasket fueron grandes escaparates, pero intento mantener mis emociones muy planas, como siempre hago cuando compito, porque eso es lo que te lleva a ganar.
–Para alcanzar este nivel, ¿hay algo en particular que destaque? Una tecla que te haya tocado su entrenador, madurez deportiva y personal, entorno…
Tanto en el deporte como en la vida, no hay algo en concreto que me haya hecho cambiar. Hay varias cosas. Bernat Canut plantea a nivel táctico cosas que a mí me ayudan mucho, estoy rodeada de grandes jugadoras que atraen a las defensas y generan mucho desequilibrio y espacio. Además, físicamente estoy en una edad en la que me encuentro muy bien, en la que todo el trabajo puesto en el cuerpo da sus frutos, y estoy en ese punto de la madurez en el que tengo el equilibrio de la experiencia que dan los años y de saber gestionar. Estoy en esa edad en la que todas esas cosas empiezan a confluir en un mismo punto. Y estoy con ganas de mantenerlo.
–Ha hablado mucho de sentir el proyecto del Hozono Jairis como suyo. Habiendo pasado ya por tantos equipos, y muchos con mayor tradición, ¿qué se ha dado aquí para que esto lo sienta tan suyo?
De nuevo son varias cosas. Yo quería una continuidad. Vas probando sitios, pero la continuidad es lo que te hace rendir, además del propio proyecto, en el que sean ambiciosos. Mi sensación aquí es que he crecido con el club y él conmigo, y por eso lo siento tan mío. Y todo eso se junta con lo que hablábamos antes. El juego español a mí me beneficia muchísimo, eso se une a que a nivel personal estoy muy estable, muy feliz aquí en Murcia.
-Aunque ya había estado con la selección, este verano pasado fue su debut en un gran torneo. Y muy bien para usted y para el equipo, pese a ese final.
Hay varios puntos muy importantes. El primero es que conseguimos hacer un equipo y que todo el mundo, en algún momento, fuera capaz de aportar con un único objetivo, dejando atrás la parte individual. Eso es algo que digo ahora y se me ponen los pelos de punta porque, de verdad, era una sensación maravillosa. Y yo recuerdo sentirme así, decir «ostras, si me toca, voy a estar». Y la verdad es que no lo viví como un debut, porque me sentía súper bien, con capacidad de ganar a cualquier equipo. Mi sensación desde dentro, otra vez, es que la gente conectó con nosotras. Eso tiene mucho mérito. Y conseguir que la gente conecte es maravilloso. Conseguir una plata en pleno relevo generacional, con tantas caras nuevas y tantas lesiones, tiene un meritazo. Es verdad que la plata te deja un sabor agridulce, porque pierdes el último partido y, en ese caso, rozando el oro. Pero es que ganamos una plata. Y ganar una plata en un Eurobasket se dice pronto, pero cuesta mucho.
–Tratando el tema internacional, en su carrera ha salido dos veces al extranjero. La primera fue a Estados Unidos, para jugar en la universidad. Los americanos suelen guardar un vínculo muy fuerte con su universidad incluso pasado el tiempo, ¿en su caso es así con Oregón?
Es algo diferente. Allí son muy de volver a sus orígenes cuando han tenido éxito. En mi caso, mi origen es el Siglo XXI, es con este con quien me pasa eso. Es allí donde me han formado, donde he tenido entrenadores de gran nivel, donde me han enseñado a conocer mi cuerpo, a gestionar… Es un sitio que las federaciones catalana y española me han dado para crecer. En Estados Unidos viví una experiencia maravillosa. Hablándolo más tarde, ojalá me hubiera pillado ahora irme a la otra punta del mundo con 18 años. Yo lo disfruté muchísimo, pero creo que ahora lo aprovecharía más. Cuando tienes esa edad, puede costar, se hace duro. Ahora sería muy distinto. Aun así, en Oregón tuve a entrenadores maravillosos, lo compartí con Maite Cazorla, a la cual adoro, y estuve con jugadorazas como Sabrina Ionescu, Satou Sabally, Ruthy Hebard…
–En el caso de los chicos se ha disparado el trasvase de jugadores jóvenes que van desde Europa después del cambio en los derechos NIL, pero, en las chicas, y por lo menos en España, llevaba años normalizado veros ir a jugar allí.
Hay una cosa en común, que es el dinero. En el caso del femenino, es que cuesta mucho poder ganar un buen sueldo. De esa forma, podías seguir jugando al baloncesto, podías seguir formándote, aprendías inglés y, además, tenías una beca pagada. Para las chicas, era solo ganar. A nivel competitivo, con las jugadoras europeas existía ese interrogante de a ver qué pasa, si vas a crecer o no. Ahora han cambiado las normas y puedes ganar dinero, y eso es lo que ha disparado el masculino. A un chico a nivel profesional le puede costar mucho llegar, pero es que allí ya firman contratazos muy jóvenes. ¿Quién dice que no a eso? Ojalá sirva de trampolín para que en Europa y España se mejore. ¿Se van muy jóvenes? Ya, pero es que las oportunidades que tienen allí no existen aquí.
–¿Y cree que competitivamente se sale preparado para volver a la primera escena? Hay casos como el de Mario Saint-Supery, que va siendo ya internacional absoluto.
No tengo ni idea, la verdad. El caso de los chicos es diferente, pero quiero pensar que sí. En Estados Unidos son líderes en baloncesto y es por algo. Sí que es un país muy grande, pero a nivel de recursos nos dan cincuenta vueltas. Más que como una rivalidad, hay que tomarlo como un ejemplo. En España también somos pioneros y líderes en nuestra forma de jugar, la gente quiere nutrirse de ello, pero creo que también podemos aprender. Y creo que es muy positivo para el deporte que los jugadores tengan esas oportunidades. Yo me alegro mucho.
–Y la otra experiencia fuera es en Grecia, donde jugó para un gigante histórico como el Olympiacos. ¿Cómo de distinto es el día a día?
Era parecido, entrenar y prepararse. Sí que algo que yo disfrutaba mucho era el derbi contra el Panathinaikos, que algo así aquí se vive poco. Yo personalmente lo disfrutaba muchísimo, sí que es verdad que pasaban cosas totalmente fuera de lo normal, pero esa es la mayor diferencia. Eso, y las canteras. Aquí en España la formación es muy buena, allí quizás no tanto. No deja de ser baloncesto profesional.
–El público entiendo que es muy diferente.
Si juegas un derbi sí, si juegas un partido de la liga griega, un partido más.
–Menciona que le gustaba, quizás vaya con su carácter, pero esos ambientes tan hostiles habría también muchas a las que les pasaría al contrario, ¿no?
No lo sé, igual quienes sentían más presión eran las propias griegas. Yo como extranjera lo disfrutaba muchísimo. Y hasta en esas cosas fuera de lo normal encontraba el disfrute, en ganar en contra de todo el mundo, tener que salir corriendo del pabellón… me divertía muchísimo.
–Tocando el futuro. ¿Hay un sueño latente de WNBA?
Si me surgiera la oportunidad estaría, por supuesto, encantada, y lo valoraría. Pero también es cierto que nada me hace más ilusión que jugar con la selección y esto es muy difícil de compaginar, pero es ponerme en supuestos que ahora mismo no existen. Me encantaría estar en las ‘ventanas FIBA’, clasificarnos para la Copa del Mundo, ir a jugarla y, algo que me haría mucha ilusión y que ojalá algún día se cumpla, que es jugar unos Juegos Olímpicos. Y, si no, el deporte es así.
–Hace ya cuatro años que Magic Johnson le dio la bienvenida a las Sparks.
Estaba durmiendo y al despertarme y encontrarme con ese tuit era como «¿qué ha pasado aquí?». Mucha incredulidad, pero también mucha gratitud, porque esto es a lo que te lleva el deporte, a tener esas oportunidades.

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Enlace de origen : Aina Ayuso: «El deporte femenino ha respondido cuando se le ha dado el escaparate»