Hace algo más de un año que los vecinos del entorno de Centrofama decidieron organizarse para tratar de frenar la degradación que vienen sufriendo … en los últimos años. La joven asociación de residentes de las calles Greco, Rector Lostau y Doctor José Tapia Sanz se centró así, en un primer momento, en la lucha para erradicar la actividad ejercida en la zona por los gorrillas, a los que acusan de amenazar y hostigar a los viandantes, entre otras conductas incívicas.
Aunque esta causa sigue siendo su ‘leitmotiv’, sus miembros han decidido continuar apuntando a otros de los problemas que vienen padeciendo desde hace años. Ahora han puesto en su punto de mira las molestias que padecen de la mano de la clientela de las discotecas ubicadas en esta área, especialmente aquellas relacionadas con la limpieza y salubridad de la zona, convertida ya, de facto, en «un urinario público con el beneplácito del Ayuntamiento», según claman. Dos son los locales de este tipo que funcionan en esta zona, con un horario de apertura hasta las siete de la mañana: Sala REM y Luminata.
Son los vecinos del próximo edificio CAM, cuya comunidad se encuentra integrada en la citada asociación, los que han tomado esta vez la voz cantante, años después de que los residentes del cercano edificio Cuatro Vientos desistieran, cansados de la falta de resultados, de otra batalla emprendida dentro de esta misma guerra. Concretamente, los propietarios del edificio CAM han remitido, desde inicios de septiembre, en torno a una treintena de escritos de denuncia al Ayuntamiento de Murcia a través del registro municipal, centradas particularmente en los clientes de Luminata, «dado que son sus pulseras las que nos encontramos tiradas», según señala un portavoz de esta comunidad.
Los responsables de Luminata se muestran dispuestos a colaborar, pero dicen «no poder solucionar todo lo que pase de puertas para fuera»
«Presentamos tres los viernes y otros tres los lunes, dirigidos tanto al Consistorio en general como a Policía Local y a la Concejalía de Bienestar Social», explica el mismo. En estas comunicaciones triplicadas se recogen todas las incidencias registradas en la vía pública tanto durante la madrugada del viernes como a lo largo de las noches del fin de semana, acompañadas de fotos y vídeos. Protagonizan estas quejas, en primer lugar, los elevados niveles de ruido.
Gritos y peleas de madrugada
«Sufrimos gritos continuos y peleas en el entorno hasta las tantas porque, además, conforme avanza la noche, aumenta el desparrame del personal al ritmo del consumo de alcohol, si no ya de otras sustancias», denuncian, incidiendo en que los «elevadísimos niveles de ruido» que padecen de jueves a domingo inciden negativamente en su derecho al descanso. Por ello, instan al Consistorio a realizar mediciones sonoras con el fin de poder adoptar las acciones legales correspondientes.
Un joven orina en el lateral de la galería comercial.
Cedida
En segundo término, apuntan los vecinos a las «condiciones intolerables de insalubridad» con las que tienen que convivir. Por un lado, lamentan la gran cantidad de basura que encuentran en las inmediaciones de su edificio –tanto en el suelo como dentro de jardineras– por las mañanas, incluyendo bolsas, botellas y vasos de plástico –«con los que incluso se sale del local»–, entre otros residuos. Pero, por encima de todo, su cruzada se centra, en estos momentos, en la erradicación de los orines en la vía pública, que se multiplican en el área del callejón que une la calle Puerta Nueva con el llamado parque de los Perros, justo en el lateral de la galería comercial, pero de los que tampoco se escapan los tres colegios de la zona o la iglesia. «El olor por las mañanas es insoportable y la situación clama al cielo especialmente los viernes, cuando tenemos que llevar a nuestros hijos al colegio en estas circunstancias; no es plato de buen gusto sacar el coche a primera hora y toparse todavía con gente ebria», añaden.
Relatan los residentes que basta con sacar la cabeza por la ventana durante las madrugadas del fin de semana para observar cómo un joven detrás de otro se acerca a los muros y esquinas de la manzana para miccionar. «Nosotros, como otras comunidades, tuvimos que vallar el edificio para impedir que orinaran en nuestra propiedad y la dañaran, pero es que ahora nos vamos a gastar 4.000 euros más para poner una doble puerta de garaje, que impida que se meen en la rampa y acabe todo el pipí en nuestro sótano, un desembolso por el que alguien nos debería compensar», añaden desde el edificio CAM.
Vasos y botellas en un alcorque, tras una noche de fiesta.
Cedida
Junto a las quejas de los residentes emergen también las de negocios de la zona, como los restaurantes El Gringo Tex-Mex y El Libanés. Apunta Virginia, una de sus responsables, que es habitual encontrar, tras una noche de fiesta, a la hora de abrir junto a sus locales, especialmente en parterres y jardineras, basura procedente de restos de botellones, así como preservativos, excrementos y vomitonas. «Incluso nos han roto elementos, como las guirnaldas de luces decorativas que tenemos sobre la terraza, en las que se cuelgan; también nos han robado en alguna ocasión mesas y sillas».
«Más presencia policial»
«Es una pena y una asquerosidad», valora Virgina, reclamando una mayor presencia policial que disuada de estas conductas. En la misma línea se manifiestan los vecinos del edificio CAM, apostillando que la situación se ha ido agravando con la ampliación de los horarios de apertura. «Aquí no se multa a nadie por conductas que sanciona la normativa», claman los vecinos, reconociendo que se ha redoblado un servicio de limpieza municipal «que no llega a todos sitios y que añade molestias acústicas de noche y a primera hora».
Desde la propiedad de Luminata defienden que su negocio ha estado abierto durante más de tres décadas «porque siempre ha cumplido con la legalidad vigente». «Somos los primeros preocupados, porque una treintena de trabajadores dependen de nosotros y queremos tener buenas relaciones con el vecindario, pero, aunque no nos lavemos las manos, no podemos ser responsables de todo lo que hagan de puertas para fuera personas incívicas», defienden sus responsables, anunciando que ampliarán sus labores de vigilancia con personal privado y apoyarán a los residentes frente al Consistorio en sus reivindicaciones de limpieza. Pero para el edificio CAM, la solución es más clara: no hay que limpiar lo que no se ensucia.
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Malestar al reabrir un local «cerrado durante años»
No solo refieren molestias en relación a las discotecas de Centrofama los representantes de la Asociación de Vecinos de la calle Greco, Rector Lostau y Doctor José Tapia Sanz. También se están planteando emprender acciones en relación a la clientela de un nuevo local de ocio nocturno abierto en la esquina de la calles Doctor José Tapia Sanz y San Martín de Porres, el Night City Black Club. Apuntan sus responsables en redes sociales que el establecimiento abre los viernes solo para eventos y los sábados hasta las 4 de la madrugada. Los vecinos muestran, por su parte, sorpresa porque cuente aún con licencia de actividad un local que «llevaba cerrado años, si no décadas».

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Enlace de origen : Los vecinos de Centrofama, en Murcia, hartos de que la zona se haya convertido en un «urinario público»