
«Este es mi mayor honor. Un gran y bello día. Un nuevo comienzo». Esas son las palabras que Donald Trump ha plasmado este lunes … en el libro de honor de Israel flanqueado por el primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, y sus enviados especiales a Israel, un país en el que ha aterrizado como el héroe que siempre ha querido ser.
No en vano, su nombre se ha coreado con fuerza desde que se anunció el acuerdo para arrancar la primera fase del acuerdo de paz, que hoy ha llevado al presidente de Estados Unidos a reunirse con familiares de los rehenes de Hamás y algunos de quienes estuvieron en manos de la organización islamista. «El cariño que he recibido en la calle ha sido increíble. Es un gran día», ha afirmado, ratificándose en su idea de que «la guerra ha acabado». Antes de pronunciar un esperado discurso en el Parlamento israelí, la Knéset, ha respondido a uno de los grandes temores de Israel asegurando que Hamás «cumplirá con lo firmado».
La sesión en el legislativo hebreo ha arrancado con una larga ovación a Trump, que ha ocupado un lugar al lado de la presidencia en presencia de su hija Ivanka y de la plana mayor de su Ejecutivo, entre los que se ha reconocido la labor del enviado especial Steve Witkoff, con los diputados coreando su apellido a gritos, y el yerno de Trump, Jared Kushner, uno de los artífices en la sombra del plan. También se ha aplaudido a Netanyahu, que en los últimos días solo ha escuchado abucheos en las calles, y al líder de la oposición, Yair Lapid, que ha reconocido haber llorado al saber que todos los rehenes que continuaban con vida habían regresado sanos y salvos. «Al final nuestros pulmones se llenan de oxígeno», ha afirmado.
«Nadie merece más el Nobel de la Paz»
El presidente de la Knéset, Amir Ohana, ha hecho una larga introducción en la que ha recordado los horrores de los últimos dos años, ha afirmado que se libra «una lucha global entre el terror y la dictadura«, y se ha referido a Trump como un «coloso», el «presidente de la paz, que ha hecho más que nadie antes por esa causa», y «el presidente más relevante de la historia». También ha señalado que Trump «ha demostrado que la paz se logra mediante la fuerza», y ha prometido hacer lobby para que se le conceda el Premio Nobel de la Paz el año que viene, «porque nadie lo merece más».
Netanyahu ha querido también subir al estrado para agradecer a Trum decisiones como reconocer la capitalidad de Jerusalén o haber apoyado a Israel en su campaña de bombardeos contra Irán. «Les golpeamos duro», ha recordado, afirmando que «Donald Trump es el mayor amigo que el Estado de Israel ha tenido nunca en la Casa Blanca».
«Juntos conseguiremos la paz»
Netanyahu le ha dicho a Trump que está «comprometido con esta paz y juntos la conseguiremos», como ha sucedido con los Acuerdos de Abraham que han permitido establecer relaciones entre Israel y los países árabes que ahora también apoyan la hoja de ruta planteada por el líder republicano. Eso sí, Netanyahu ha señalado que «no se puede olvidar el 7 de octubre», en referencia a los atentados terroristas de Hamás que inciaron la guerra, que se congratula de «haber logrado todos los objetivos» que se planteó con la contienda y ha recordado el heroicismo de algunos de sus soldados que han «combatido a los monstruos de Israel».
El primer ministro ha concluido que «no solo hay que asegurar la supervivencia, también el futuro» del país hebreo, ha criticado a los países que han creído la propaganda de Hamás, y ha subrayado que sus enemigos ahora saben cuál es el precio de amenazarlo, aunque ha reconocido que los israelíes también han pagado «un elevado precio» en la contienda.
A pesar de la seriedad del evento, ha habido también un poco de espacio para el humor cuando Ohana le ha dicho a Trump que, a diferencia de lo que le sucedió en la ONU, «su teleprompter funciona perfectamente». Netanyahu le ha cedido la palabra después de elogiar que «nadie ha movido el mundo» como él y que este es un momento «de inmensa alegría, porque los dos últimos años han sido tiempo de guerra y ahora se abre un tiempo de paz, en Israel y fuera de Israel«, en referencia a las conversaciones que se están produciendo con otros países musulmanes. »Nadie quiere la paz más que el pueblo de Israel«, ha sentenciado.
Trump ha subido al estrado y se ha abrazado con Netanyahu y ha pedido la presencia del lider de la oposición para darle la mano antes de dejarle hablar, mientras los diputados hebreos coreaban el apellido del magnate a gritos: «Nuestros corazones están llenos de gratitud porque nuestros hijos han vuelto a casa«, ha señalado Lapid. »Presidente Trump, has salvado la vida de nuestros rehenes, pero también las de los miles de soldados que no caerán en batalla y las de millones que no vivirán el terror«.
No obstante, Lapid ha recordado que Israel ahora «debe estar a la altura» de las circunstancias y de su sus valores democráticos. Y en una nota más agresiva ha afirmado que la gente que se ha manifestado en Occidente contra Israel «ha sido manipulada, porque no hay genocidio, ni hambruna creada a propósito». Lo que ha habido, según el líder del partido Yesh Atid, es «un país aterrorizado por islamistas que mataron a mujeres y niños». También se ha dirigido a los países vecinos: «No nos vamos a ir a ninguna parte. Podemos hacer cosas grandes juntos. Venid y hablad con nosotros. Estamos preparados». En su opinión, «una alianza regional» con los países árabes «es posible».
‘Genocidio’ en una pancarta
Finalmente, Trump se ha dirigido a un Parlamento en pie: «Es un día de gran alegría y esperanza renovada», ha arrancado. «Después de dos años terribles, 20 rehenes valientes han regresado a casa con sus familias. Y después de muchos años de conflicto, las armas han callado y el sol vuelve a salir con la esperanza de que la paz reine por toda la eternidad«. Es el primer paso de una nueva era de armonía entre Israel y sus vecinos. »Es el amanecer de un nuevo Oriente Medio«, ha afirmado, señalando, eso sí, «que no ha sido fácil llegar hasta aquí» y subrayando que Netanyahu «es un hombre difícil». Aunque luego le ha dado una de arena: «Eso es lo que le hace grande». Lo ha rematado pidiendo al presidente el indulto para Netanyahu por los casos de corrupción a los que se enfrenta: «Puros y champán, a quién le importa eso», ha comentado en referencia a los regalos que presuntamente recibió el mandatario.
«Este momento será recordado como el momento en el que todo comenzó. Una era dorada para Israel y Oriente Medio, como en América. La gente creía que estábamos perdiendo el tiempo, pero hemos probado que no», ha comentado Trump, justo antes de que los servicios de seguridad hayan sacado a la fuerza de la sala a dos diputados que querían manifestarse contra el presidente de EE UU con una pancarta en la que se leía ‘genocidio’. «Ha sido muy eficiente», ha alabado Trump en referencia a la actuación en la Cámara, aunque poco después les ha criticado entre risas que todos los que le han precedido hayan pronunciado «discursos muy largos».
Trump ha elogiado el trabajo de sus altos cargos, pero sobre todo el suyo, recordando las ocho guerras a las que afirma haber puesto fin contra viento y marea. Se ha felicitado también de las armas que ha enviado Israel, «y que ha utilizado muy bien», y ha recordado los atentados «más horribles cometidos contra judíos desde el Holocausto», que no pueden volver a repetirse. «Los enemigos de la civilización están en retirada y un futuro prometedor está al alcance para toda la región gracias a la labor de Israel», ha apostillado, señalando a continuación que queda pendiente acabar con Hezbolá y solucionar la invasión rusa de Ucrania.
Trump también se dirigió a los palestinos para pedirles que «destierren el odio» y aprovechen esta ocasión para construir una sociedad moderna en vez de «dedicarse a destruir Israel». Él se ha comprometido a ayudar en ese camino a través de la ‘Junta de la Paz’ que, si el plan de paz continúa dando frutos, debería supervisar al nuevo gobierno de tecnócratas apolíticos gazatíes. La presidirá él, pero estará formada por mandatarios de multitud de países comprometidos «con la estabilidad en Oriente Medio». A ellos les ha pedido encontrarse en Egipto mañana para continuar «luchando contra las fuerzas del caos que amenazan los intereses» de la región. Se ha acordado también de Irán para decirle a sus líderes que «está listo cuando ellos lo estén», en referencia a un posible acuerdo, aunque en su discurso ha aprovechado en varias ocasiones para recordar cómo sus bombarderos acabaron con el programa nuclear de Teherán. Finalmente se ha dirigido a los israelíes: «Habéis ganado la guerra. Es hora de construir la paz».
Un viaje relámpago pero vital
El discurso que ha pronunciado en la Knéset es uno de los primeros pasos del frenético viaje que llevará a Trump esta noche a Sharm el-Sheikh para la firma del acuerdo de paz en presencia del presidente de la Autoridad Palestina, Abú Mazen, a quien el propio mandatario americano negó el visado para participar en la conferencia especial que discutía la creación del Estado de Palestina en la Asamblea General de Naciones Unidas. Se desconoce aún si el propio Netanyahu acudirá, porque algunas fuentes afirman que ha rechazado la invitación con la excusa de que coincide con una importante festividad judía.
De cualquier forma, será un momento histórico al que también acudirán líderes como el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, el primer ministro británico, Keir Starmer, que ya ha aterrizado en Sharm el-Sheikh, o el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, el país con mayor número de musulmanes del mundo. El objetivo es reflejar el amplio apoyo global con el que cuenta el plan de paz.
Pero antes de ese momento, en el que Trump logrará plasmar en una fotografía «quizá lo más grande que he hecho en mi vida», todo apunta a que antes buscará otra instantánea imprevista: la del presidente visitando a los rehenes recién liberados. Uno de los hospitales en los que se encuentran, el Sheba Medical Center, ya ha sido avisado de su posible visita.

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Enlace de origen : Trump en Israel: «Habéis ganado la guerra, es hora de construir la paz»