El cáncer no es de color de rosa: «No soy una guerrera»

El cáncer no es de color de rosa: «No soy una guerrera»

Domingo, 19 de octubre 2025, 07:10

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A María Victoria Zaragoza le diagnosticaron un cáncer de mama triple negativo con solo 31 años. Tuvo que aparcar una prometedora carrera en la Universidad de Murcia, donde se había sacado un doctorado en Ciencias Sociales, para iniciar un largo tratamiento de quimioterapia e inmunoterapia que se convirtió en un auténtico infierno. Su sistema digestivo quedó arrasado con complicaciones continuas: tuvo colitis ulcerosa y sucesivas infecciones.

Durante estos largos meses, cuando reunía fuerzas para salir a la calle o contestar a las llamadas, se encontraba con una sucesión de frases hechas: «Todo va a ir bien, no te preocupes»; «lo importante es pensar en positivo»; «eres una luchadora, una guerrera, tú puedes con esto». Amigos, conocidos o familiares querían ayudar, pero lo cierto es que con estos mensajes no lo hacían. «En el hospital, un enfermero llegó a decirme que no me preocupase, que el cáncer de mama estaba ya muy estudiado e iba a ser como la diabetes», cuenta. Pero la realidad era que su cuerpo no admitía el tratamiento, y los médicos tuvieron que paralizarlo. Pasó por el quirófano y, afortunadamente, el análisis de Anatomía Patológica reveló que al menos las sesiones por las que había pasado habían sido eficaces.

María Victoria terminó el pasado mes de diciembre la radioterapia, el último de los tratamientos. Ahora se encuentra mucho mejor y ha retomado su actividad profesional en el centro universitario Isen, vinculado a la UPCT. Pero cualquier paciente de cáncer sabe que esto no se acaba con la última sesión de ‘quimio’ o ‘radio’. «Me duelen los huesos y las articulaciones, y la quimioterapia me dejó el estómago fatal», resume.


María Victoria Zaragoza y su madre, María Vidal, en la sede de la Asociación Española contra el cáncer.


Javier Carrión / AGM

María Victoria ha decidido dar el paso y participar en la campaña ‘Nos lo tomamos a pecho’, de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Se trata de lanzar una llamada de advertencia contra la banalización del cáncer. Durante mucho tiempo, la enfermedad era silenciada, un tabú. Después, muchas mujeres comenzaron a compartir sus testimonios, y de la mano del lazo rosa y la concienciación social se lograron enormes avances. Pero cada vez más voces cuestionan algunos de los enfoques que se han ido imponiendo a la hora de hablar del cáncer. Demasiados lugares comunes, demasiado discurso ‘naif’. Y demasiada comercialización a costa de las pacientes y sus necesidades. «No puedo con el ‘pinkwashing’», confiesa María.

«Aprendí a acompañar»

A su lado, durante todo el proceso, ha estado siempre su madre, María Vidal, vendedora en mercadillos de ropa. «Yo aprendí que lo que tenía que hacer era acompañar, estar ahí. Se supone que tienes que ser fuerte, pero es mentira, no lo eres. La gente me decía: no llores. Pero yo lloraba delante de mi hija», cuenta.

«Recuerdo la rabia que le daba a mi hija cuando le decían que era una guerrera, una luchadora, o que iba a ganar la batalla. Me decía: pero mamá, ¿qué guerra, qué lucha?»

Especialmente dañinos son algunos discursos sobre la importancia del pensamiento positivo, tan presentes en las cuentas de ‘influencers’ en las redes sociales. «Esa idea de que si piensas en positivo todo va a cambiar genera una mezcla de sentimiento de culpa y autoexigencia que, junto con el miedo, resulta explosiva», advierte Toñi Galián, psicooncóloga en la AECC.

Los testimonios

  • María Victoria Zaragoza | Paciente
    «No me digas que todo va a ir bien, porque no lo sabes. Dime: ‘espero que te cures’, porque sé que eso es lo que deseas»

  • María Vidal | Familiar
    «No quiero olvidar todo este tiempo, porque me ha enseñado que cada día puede ser el último, y que hay que vivir»

  • Toñi Galián | Psicooncóloga
    «La idea de que si piensas en positivo todo va a cambiar genera una mezcla explosiva de culpa y autoexigencia»

María Victoria Zaragoza asiente: «Esto no una lucha, porque las personas que no consiguen superar el cáncer o de alguna manera no tienen un buen resultado no significa que no luchasen o que perdieran la batalla. Da mucha rabia cuando la gente habla del cáncer de esta manera».

Lo que necesitan los pacientes es percibir la empatía, un apoyo sincero. «No me digas que me voy a poner bien, porque no lo sabes. Dime: ‘espero que te cures’, porque sé que eso es lo que deseas. No hay nada seguro, y con el cáncer menos. Realmente, ni siquiera me tendría que haber tocado pasar por un cáncer con 31 años».

Es importante preguntar, y saber escuchar. La psicooncóloga Toñi Galián insiste en esta idea: «Se trata, simplemente, de preguntar cómo estás, que la persona te pueda hablar con sinceridad de cómo se siente». Hay, además, un «deseo social» de dar por terminada la enfermedad tras los tratamientos. Como si ya todo hubiera pasado. María Vidal no lo comparte: «No quiero olvidar que mi hija ha pasado por un cáncer, porque esto me ha enseñado que cada día puede ser el último. ¿Y qué hacemos entonces? Vivir y disfrutar de lo que tenemos».

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