«Más vale sobrepredecir que quedarnos cortos»: así trabaja la Aemet para analizar el tiempo

«Más vale sobrepredecir que quedarnos cortos»: así trabaja la Aemet para analizar el tiempo

Domingo, 19 de octubre 2025

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La certidumbre total en la meteorología no es posible. Esa la primera lección que uno debe saber para comprender cómo funciona la predicción del tiempo. La inteligencia artificial y la renovación de equipos tecnológicos para contar con los más modernos superordenadores o radares son vías en las que se trabaja sin pausa para tener pronósticos lo más acertados posible. Pero antes de todo eso están los modelos tradicionales de predicción numérica del tiempo, es decir, un conjunto de ecuaciones que recogen las leyes de la física o de la termodinámica y que ayudan a colocar con la mayor precisión posible los dibujos de un sol o de una nube sobre un mapa.

Son las nueve de la mañana del día previo a la llegada de la dana ‘Alice’ a la Región de Murcia. Un techo de nubes ya cubre por completo la capital y en la sede de la Agencia Estatal de Meteorología en la Región de Murcia, ubicada en la pedanía murciana de Guadalupe, ya se preparan para unas largas jornadas de trabajo. Juan Esteban Palenzuela, delegado territorial de la Aemet, avanza que el organismo va a emitir para el jueves 9 de octubre el aviso naranja por los importantes acumulados que pueden darse en el Campo de Cartagena y Mazarrón. Después llegaría el aviso rojo para el viernes, cuando distintos núcleos tormentosos dejaron entre 100 y 200 litros por metro cuadrado en varios puntos de la comarca.

Un aviso por fuertes lluvias, antes de ser emitido, pasa por la revisión de varios profesionales de la agencia

«La incertidumbre va asociada a la predicción meteorológica de forma inherente, y más cuando hablamos de fenómenos extremos» como una dana, una ola de calor, una nevada o una tormenta eléctrica. Palenzuela mira su reloj y avisa de que la reunión técnica diaria que organiza la agencia va a comenzar, donde se realiza un diagnóstico meteorológico del día anterior y se analiza la predicción del día y de las siguientes jornadas. A él se suma María del Mar Valcárcel, jefa de Climatología, y ambos se conectan por videoconferencia para repasar con sus compañeros cómo pasará por España la primera dana con nombre propio.

«Se están comparando los distintos modelos meteorológicos que hay ahora mismo, y cada uno dice una cosa», explica el jefe de la agencia en Murcia, quien incide en varias ocasiones durante la visita de un equipo de LA VERDAD al centro (realizada antes de la dana) que la «cultura meteorológica es esencial». Ello, para que la gente entienda, y lo vuelve a remarcar, que «la predicción y, en concreto, la emisión de avisos tienen poca certidumbre». Ante una situación tan compleja como una dana, «se utiliza la predicción probabilística, que tiene más robustez». Esta se basa en analizar un conjunto de modelos meteorológicos para obtener una probabilidad de lluvia y de cantidad de agua que se puede acumular, y a partir de ese momento se puede emitir un aviso.


El técnico de mantenimiento Rafael Codina supervisa la estación radiométrica en la sede de la Aemet en Guadalupe. | El ‘jardín meteorológico’ de la Aemet en Guadalupe (Murcia). | El observador José Antonio Vera prepara un globo para hacer sondeos.


Vicente Vicéns / AGM

Imagen principal - El técnico de mantenimiento Rafael Codina supervisa la estación radiométrica en la sede de la Aemet en Guadalupe. | El 'jardín meteorológico' de la Aemet en Guadalupe (Murcia). | El observador José Antonio Vera prepara un globo para hacer sondeos.

Imagen secundaria 1 - El técnico de mantenimiento Rafael Codina supervisa la estación radiométrica en la sede de la Aemet en Guadalupe. | El 'jardín meteorológico' de la Aemet en Guadalupe (Murcia). | El observador José Antonio Vera prepara un globo para hacer sondeos.

Imagen secundaria 2 - El técnico de mantenimiento Rafael Codina supervisa la estación radiométrica en la sede de la Aemet en Guadalupe. | El 'jardín meteorológico' de la Aemet en Guadalupe (Murcia). | El observador José Antonio Vera prepara un globo para hacer sondeos.

  1. Alertas meteorológicas

    Una cadena de información

Un aviso meteorológico, antes de que se llegue a lanzar a la población, debe pasar por varios filtros. Un trabajo conjunto de observadores y predictores permite controlar el estado real de la atmósfera al tiempo que se evalúan muchas ‘pasadas’ de los radares con el fin de observar cualquier perturbación en la misma. La cadena comienza con una evidencia que detecta un meteorólogo predictor en Málaga, donde está ubicado el grupo de fenómenos adversos para Andalucía, Ceuta, Melilla y Murcia (la Aemet divide el país en siete zonas vigiladas por distintos equipos). Este profesional informa a su superior directo, encargado de la coordinación a nivel nacional. Más arriba, tras dos chequeos, se encuentra un jefe de turno en la Aemet, que ratifica o no lo que sus compañeros ven en las pantallas.

Palenzuela detalla otro escalón más. Cuando hay un aviso rojo, como el del pasado viernes 10, la información recogida llega hasta el responsable del sistema nacional de predicción y, a partir de ahí, de aprobarse esa alerta, también se informa a la cúpula de la Aemet, las direcciones generales de Protección Civil estatal y regionales, Presidencia del Gobierno y comunidades autónomas. «Un aviso es una llamada de atención», refleja el delegado territorial. Conforme ese aviso pasa de amarillo a naranja o rojo, «tú debes tener en cuenta que te puede afectar más».

El sistema de avisos de la Aemet, organismo que depende del Ministerio para la Transición Ecológica, funciona por umbrales (precipitación acumulada o franja de temperaturas, por ejemplo), pero «no es una predicción cuantitativa». En la tarde y noche del viernes al sábado, durante la dana, cuando ya se había rebajado el nivel de alerta a naranja, solo una estación (El Mirador, en San Javier) de 38 ubicadas en el Campo de Cartagena «superó ligeramente el umbral de aviso rojo por precipitaciones acumuladas en una hora».

Cuando se estima una cantidad y esta se ha cumplido, el aviso es correcto, «pero eso no significa que en toda la zona afectada por el aviso se vaya a cumplir con la probabilidad estimada de cantidad de lluvias y de intensidad». Palenzuela se aleja de los discursos políticos contra la Aemet y las críticas vertidas en los últimos meses por el Gobierno regional, que demandaba mayor precisión en las alertas meteorológicas.

«Si vemos indicios para un aviso naranja, sacamos el naranja. Más vale sobrepredecir que quedarnos cortos. Sacar un aviso naranja a las 2 de la mañana tiene menos utilidad porque hay menos capacidad de respuesta. Protección Civil necesita estar preparada por si acaso», sentencia: «Toda la predicción meteorológica lleva asociado un grado de incertidumbre, ya sea mayor o menor». La Dirección General de Emergencias puede contactar las 24 horas del día con el predictor de turno ante cualquier duda.

  1. Instalaciones

    Nuevo radar en Sierra de la Pila

La Aemet cuenta en la Región de Murcia con 40 profesionales ubicados en distintas áreas. Sus tareas van desde la observación meteorológica general hasta la revisión del estado del tiempo en los aeropuertos civil (Corvera) y militares (Alcantarilla y San Javier), o apoyo a la navegación marítima desde Cartagena. La agencia cuenta con decenas de estaciones repartidas por toda la geografía regional y una red de colaboradores oficiales que suman un total de 60. El predictor que controla el área levantina tiene integrado en un visor toda la información que proporcionan las redes de la Aemet, las de la Comunidad Autónoma, la Confederación Hidrográfica del Segura y las de los aficionados cuyas instalaciones han sido validadas.

El organismo está en plena renovación de sus radares para instalar nuevos sistemas de polarización dual, es decir, aparatos con mayor resolución que permiten identificar cualquier tipo de precipitación (distingue la lluvia de la nieve). El radar de Sierra de la Pila, en plena reforma tras sufrir distintos contratiempos como el impacto de un rayo en 2021, será sustituido en el primer trimestre de 2026 tras culminar recientemente las obras de la nueva infraestructura que sirve de soporte. «Todos nuestros equipos dan cobertura a otras delegaciones como Castilla-La Mancha, Almería o Alicante», explica Francisco Escribá, jefe de la Unidad de Sistemas Básicos de la delegación, aunque también el alcance de los radares de Almería y Valencia nos dan cobertura: «Todos se solapan» para no dejar «sombras».

Su departamento, uno de los más punteros de la agencia en la Comunidad, verifica el funcionamiento de las estaciones y los equipos instalados en los aeropuertos. Ahora, la institución va a cambiar las estaciones automáticas que tiene dispersas por la Región de Murcia, y empezará por Cieza, Lorca y Cartagena. «Las primeras que se instalaron eran de los años 80 y ahora toca actualizarlas», subraya.

La Aemet en Murcia también emite certificados e informes para particulares, instituciones o para el sistema judicial donde se refleja, por ejemplo, la precipitación registrada en un punto determinado donde se produjeron daños, detalla María del Mar Valcárcel, encargada también de recopilar los datos climáticos que ofrece la agencia de forma periódica para saber si un mes o una estación ha sido más caluroso o menos lluvioso de lo normal.

  1. Radiosondeos

    Globos con GPS

En el corazón del observatorio de Guadalupe está José Antonio Vera, uno de los profesionales encargados de mantener vivo el sistema automático de datos de la agencia en Murcia, que apunta variables como la visibilidad o la nubosidad cada hora. La Aemet solo lleva a cabo radiosondeos en ocho rincones de la España peninsular gracias al uso de globos cargados de helio que miden durante un ascenso que supera los 25 kilómetros factores como la temperatura, la humedad o la dirección del viento de forma indirecta, ya que llevan consigo un GPS. «Los modelos meteorológicos de predicción se sirven de estos datos, ya que tienen mucho valor porque no hay muchos puntos donde se hagan estas medidas», comenta, y «ayudan a saber si existe estabilidad o inestabilidad en la atmósfera».

  1. Oficinas en las bases militares para dar seguridad a los vuelos


Antonio Ginés López y José Antonio Muñoz, en la oficina de la Aemet en la Base Aérea de Alcantarilla.


Vicente Vicéns / AGM

Los observadores meteorológicos se apoyan en sistemas automáticos o manuales para conocer el estado de la atmósfera, ya que la Aemet todavía mantiene algunos de estos últimos, aunque existe la intención de modernizarlos. El puesto de observación de la agencia en la Base Aérea de Alcantarilla, donde presta apoyo al Ejército del Aire y del Espacio y a la Escuela Militar de Paracaidismo ‘Méndez Parada’, es manual. En ella se encuentran Antonio Ginés López, jefe de la Oficina Meteorológica en la base, y el observador José Antonio Muñoz, quienes durante la jornada trasladan permanentemente información del tiempo a los mandos militares para que estos puedan planificar los vuelos y los saltos de los paracaidistas.

Los pilotos necesitan saber, por ejemplo, «la dirección del viento por si tienen que aterrizar en su contra o la temperatura que hay para saber la carga que le pueden meter al avión», datos importantes que ayudan en la programación de la actividad en la escuela militar. Los meteorólogos emplean, por ejemplo, un ceilómetro ubicado cerca de la pista y que manda un rayo láser al techo de nubes para comprobar a qué altura está.

En el día de la visita, ese techo estuvo lo suficientemente bajo como para condicionar la actividad de la base. Toda la información recabada se vuelca en un ordenador de grandes dimensiones y se hacen partes cada media hora donde indican la dirección del viento, la visibilidad, la temperatura, cantidad y altura de las nubes o la presión atmosférica. «Los aeropuertos militares tienen servicio de predicción, mientras que los civiles solo de observación», explica López.

Los instrumentos de medición son esenciales en los observatorios de la Aemet, tanto en Murcia como en Alcantarilla o San Javier. En Guadalupe, en el tejado, saludan al cielo un fotómetro para medir la concentración de aerosoles en toda la atmósfera (algo necesario cuando hay una instrusión de polvo sahariano) y un espectrofotómetro para saber la concentración de ozono y, de forma indirecta, la radiación ultravioleta.

El equipo se completa con una estación radiométrica, que mide la radiación solar global, directa y la difusa a través de varios sensores, y cuyos datos son procesados por los servicios centrales en Madrid. En el patio trasero, la agencia también mantiene un ‘jardín meteorológico’ con distintos medidores.

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