«Las ideologías son patógenos mentales que anulan el pensamiento crítico»

«Las ideologías son patógenos mentales que anulan el pensamiento crítico»

María De Las Cuevas

Jueves, 30 de octubre 2025, 11:32

En su libro habla de una vacuna contra la insensatez, ¿qué antígenos la componen?

Al igual que en el campo de la biología, los patógenos mentales son aquellas ideas que aprovechan los puntos débiles de un individuo y alteran su forma de pensar, sentir y actuar. Lo colonizan y manipulan. Las vacunas intentan, o bien fortalecer el sistema de defensas del individuo, o bien desactivar los agentes patógenos. En el terreno mental he identificado tres tipos de patógenos: falsas noticias, virus mentales y marcos de insensatez. Las vacunas que intentan fortalecer las defensas, sobre todo aumentan la «competencia heurística», la capacidad de una persona para enfrentarse con los problemas. Las de mayor nivel son el pensamiento crítico y las normas éticas.

¿A qué porcentaje de la población cree que se le debería administrar la pauta completa?

Al cien por cien, porque todos somos vulnerables a los patógenos mentales.

¿Cómo define a un insensato?

Aquella persona que ha perdido el seso, que carece de sentido común, de buen juicio y de capacidad de aprender, que hace estupideces a sabiendas y tira piedras contra su propio tejado, que elige mal las me- tas o elige mal los procedimientos para alcanzarlas.

¿Cuáles son los factores que, en su opinión, han producido una ausencia de pensamiento crítico en la sociedad actual?

El pensamiento crítico ha sido siempre escaso, por- que es difícil. A todos nos es más cómodo dejarnos llevar por la credulidad, por las propias opiniones, sin tomarnos el trabajo de someterlas a crítica. El movimiento ilustrado, a lo largo de toda la historia intentó promoverlo. En el siglo XVIII, el siglo de las Luces, en Europa, pareció que había triunfado, pero estamos en un período de regresión. Pensamos que la insensatez era hija de la ignorancia, pero hemos comprobado que no es así. Vivimos en una sociedad hiperinformada y, sin embargo, crédula.

«La inteligencia peligrosa es la natural, no la artificial. Se le atribuyen a la IA poderes maléficos para manipularnos»

¿Cómo se desarrolla la capacidad crítica del pensamiento?

En primer lugar, siendo conscientes de que todos tendemos a la credulidad, que nos dejamos llevar por el «sesgo de confirmación», que nos hace aceptar evidentes las ideas que corroboran nuestro punto de vista o el de nuestro grupo, y que vencer esa «chapuza evolutiva» de nuestro cerebro exige un esfuerzo continuado. Una sociedad cansada y perezosa como la nuestra, desiste del pensamiento crítico. Prefiere ser manipulada, mientras esa manipulación le permita vivir cómodamente. Una vez que somos conscientes de nuestra situación, necesitamos someter a crítica las noticias, los conceptos y los argumentos.

¿Podemos considerarnos ciudadanos libres?

La libertad es un concepto equívoco. Hay una libertad política, que se alcanza en un estado de derecho, y hay una libertad psicológica que consiste en tomar decisiones de manera consciente, informada y responsable. En una democracia crédula se puede ser políticamente libre y psicológicamente siervo.

¿Se puede integrar la IA pacíficamente?

Debe ser una ampliación de nuestra «memoria de trabajo», y debemos fortalecer nuestra «inteligencia ejecutiva» para que se reserve la toma de decisiones. ¿Podría la IA manipular al ser humano? Temer a la IA, atribuirle poderes maléficos, es un virus mental, utilizado para manipularnos. Quienes lo dicen actúan como los ilusionistas. Nos hacen mirar a un lado del escenario, para que no miremos donde están haciendo el truco. La inteligencia peligrosa es la natural, no la artificial.

¿Cuáles diría que son los princiaples mecanis- mos de la manipulación?

La manipulación aprovecha nuestros fallos cog- nitivos, afectivos y ejecutivos. Nuestra inteligencia se ha desarrollado a través de una larguísima evolución hecha sin un diseño previo. Nuestro cerebro ha ido solucionando problemas parciales con tecnologías neuronales que muchas veces no casan bien. Por ejemplo, las emociones y las motivaciones dependen de tecnologías neuronales muy antiguas, mientras que la capacidad conceptual, la elaboración de planes, y la toma de decisiones autónomas depende de tecnologías neuronales muy modernas. Estas «chapuzas evolutivas» nos plantean muchos problemas.

¿Está la sociedad más polarizada que nunca?

En general, las sociedades han estado siempre polarizadas. Piense en España: tuvimos inquisiciones, guerras de sucesión, expulsamos a los judíos y a los moriscos. Más tarde, a los jesuitas. Tuvimos en el XIX tres guerras carlistas, y más de quince pronunciamientos militares, en 1936 una guerra civil. Lo nuevo es que la polarización se da en países democráticos, cuando la democracia es un sistema cuyo objetivo es el encuentro de soluciones políticas mediante la deliberación. Por esta razón podemos considerar que la polarización es un fracaso democrático, que es lo que nos asusta. Hay que pensar que la política está profundamente ideologizada y que, como he estudiado en ‘La vacuna contra la insensatez’, las ideologías son patógenos mentales, porque impiden aprender y anulan el pensamiento crítico.

¿Es profesor en Secundaria por vocación?

Por supuesto. Nunca me interesó la Universidad porque ha perdido su vocación educadora.

¿Qué aprende de sus alumnos?

Creo que a pensar con más claridad. Cuando explicas algo a un experto, puedes dar demasiadas cosas por sabidas. Cuando se las explicas a un adolescente, al que, además, en principio no van a interesarle, tienes que saber explicarlas desde abajo. Y, además, contestarte continuamente a una pregunta: ¿es tan importante que aprendan esto?

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