Son las once de la noche del viernes 11 de octubre. El Campo de Cartagena está siendo azotado durante todo el día por la dana ‘Alice’. Los acumulados se dispararon por la mañana al sur del Mar Menor, pero sin generar excesivos daños. De repente, en mitad de la noche, un núcleo tormentoso aparece sin previo aviso de los radares meteorológicos. Descarga en una hora 50 litros/m2 en la pedanía agrícola de El Mirador (San Javier), y otros 35 litros más hasta la una de la madrugada. Las cabeceras de las principales ramblas que atraviesan aguas abajo los núcleos urbanos de San Pedro del Pinatar, San Javier y Los Alcázares se llenan rápidamente de agua en un terreno sin mucha capacidad de retención.
Las poblaciones ribereñas son puestas en alerta ante la posibilidad de sufrir nuevas inundaciones. Las riadas hacen acto de presencia y cruzan con fuerza la localidad sanjaviereña. A escasos kilómetros de ahí, junto a la frontera con Alicante, un cauce sin nombre y con un trazado alterado carga un caudal tan elevado que impacta a las cuatro de la mañana contra una de las almenaras de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla. La infraestructura regula con compuertas el agua potable que llega por el Canal Nuevo de Cartagena desde la ETAP de La Pedrera.
La fuerza de la escorrentía es tal que inunda rápidamente el canal de desagüe de la almenara y el barro que transporta accede a la principal conexión del suministro para abastecimiento de boca de los municipios del Mar Menor sin que nada pueda frenarlo. Un ‘tsunami de barro’, como lo definió la Mancomunidad, había empezado a contaminar el canal sin que las riadas de aquella noche llegaran a perforar la estructura en ningún otro punto de su recorrido.
Al instante, el Taibilla pierda la comunicación con la instalación en El Mirador por un fallo en el suministro eléctrico. Poco tiempo después, los técnicos se percatan del aumento de la turbidez en el agua que baja por el canal hasta los depósitos principales de Tentegorra (Cartagena). La emergencia obliga a clausurar el canal a la altura de El Jimenado (Torre Pacheco), sin que se pudiera evitar que 20 kilómetros de conducción se vieran afectados por la contaminación.
El barro se concentró, sobre todo, un kilómetro aguas arriba de la almenara dañada (dirección Alicante) y dos kilómetros aguas abajo, lo que da una imagen de la intensidad con la que entró en la canalización. La Mancomunidad había llenado días antes los depósitos municipales con los que abastece a todo el Campo de Cartagena para que tuvieran reservas. Así lo marca el protocolo en caso de un evento extremo y ante la hipotética situación de que se viera afectada la red de suministro.
El tramo del canal a su paso por San Javier había llegado a acumular medio metro de barro, pero este no llegó a alcanzar los depósitos y las tomas de las poblaciones, que también fueron clausurados a tiempo. La almenara de El Mirador no era la primera vez que provocaba un corte de agua potable en la zona, ya que durante la dana de diciembre de 2016 ocurrió exactamente lo mismo.
El Taibilla ha argumentado durante estos días que entonces tomó medidas para reforzar la estructura, pero achaca la entrada de barro otra vez al desvío de la rambla por culpa de la roturación de terrenos agrícolas. Ahora, el cauce pasa justo encima de la caseta de regulación.
Primeras decisiones
Con las escorrentías dentro del canal, los equipos de trabajo de la Mancomunidad comenzaron en las primeras horas del sábado 12 de octubre a tomar muestras del agua en distintos puntos de la conducción para ver si cumplía los parámetros de calidad. Con el paso del día, había una mejora paulatina en esas analíticas, pero no lo suficientemente rápido. Fue entonces cuando, cerca de la medianoche, se decide, en coordinación con la Consejería de Salud, comunicar a los ayuntamientos y a la población que el agua no sería apta durante los próximos días ni para beber, ni cocinar, ni ducharse, ni limpiar alimentos con ella.
Desde ese momento, 100.000 personas de San Pedro, San Javier, Los Alcázares y pedanías de Torre Pacheco y Murcia tendrían agua sucia, o incluso cortes intermitentes o permanentes, por los grifos de sus viviendas. El anuncio, especialmente criticado por darse 24 horas después de la incidencia, llevó a muchos a pensar que habían bebido o cocinado con agua no apta. La Mancomunidad lo negó, pero los problemas en la comunicación y coordinación con los ayuntamientos y los vecinos fueron una constante durante las siguientes jornadas.
El domingo 13 de octubre, el Taibilla comenzó a gestionar las largas e intensas tareas de limpieza y a los equipos que trabajarían a turnos, pero las 24 horas, para solucionar la incidencia. Gran parte de los caminos de acceso o que rodean las almenaras en el tramo del canal afectado estaban embarrados e inaccesibles, por lo que todo se acabó retrasando. No fue hasta la madrugada del lunes 14 de octubre cuando comenzaron los trabajos de extracción de las miles de toneladas de barro que se habían introducido. Se emplearon equipos de hidrolimpieza de alta presión con agua clorada y brigadas de apoyo con decenas de trabajadores. El despliegue realizado suponía una importante tarea de coordinación, pero también para que la limpieza no afectase a trabajos posteriores aguas abajo.
Suministro alternativo
La limpieza de los primeros kilómetros permitió agilizar los tareas en días posteriores. No fue hasta una semana y media después que los tres primeros municipios afectados pudieron volver a tener agua potable. Hasta ese momento, los ayuntamientos habían desplegado cubas y suministros alternativos para la población, que acudía con garrafas para llenar. En Torre Pacheco se tardó hasta 16 días en retomar la normalidad. La desinfección del canal congregó a 700 personas, entre ingenieros, técnicos o personal de apoyo. Se llegó a pedir a los consistorios de Cartagena, La Unión y al núcleo urbano de Torre Pacheco que redujeran la presión del agua para intentar ahorrar y aumentar las reservas en los depósitos de Tentegorra, que solo se alimentaba del antiguo canal. Más de dos semanas, hasta el 27 de octubre, duró la mayor crisis de agua potable que ha vivido la Región de Murcia en su historia reciente.
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Enlace de origen : La crisis que cortó el grifo durante 16 días: así se generó la mayor catástrofe en el suministro del agua potable en la historia de la Región de Murcia