Rosin, la droga de los vip: cuesta el doble que la cocaína

Rosin, la droga de los vip: cuesta el doble que la cocaína

Lunes, 3 de noviembre 2025, 01:19

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El rosin es uno de los derivados más concentrados del cannabis y su elaboración requiere un proceso mecánico de calor y presión. A partir de flores, hachís o kief, se prensa la materia vegetal entre placas calientes –a unos 90 °C– para liberar una resina dorada rica en cannabinoides y terpenos. Su pureza puede superar el 90% de THC, lo que multiplica sus efectos respecto al hachís o la marihuana. Este extracto puede vapearse con dispositivos para concentrados, ofreciendo efectos casi inmediatos que duran entre una y tres horas. También puede fumarse, generando una sensación intensa y de rápida aparición. En formato oral, el rosin se incorpora a aceites o comestibles –como gominolas o platos infusionados–, cuyos efectos tardan más en manifestarse, entre 30 minutos y dos horas, pero pueden prolongarse hasta ocho horas.

La explosión retumbó en todo el Espíritu Santo. Ocurrió el pasado 31 de enero, poco antes de las seis de la tarde. Las ventanas del viejo bloque de la calle San Ignacio, en el barrio murciano de Espinardo, salieron despedidas. Las paredes se abrieron como un libro y una llamarada salió por una de las ventanas. Dentro, tres jóvenes manipulaban marihuana con gas butano para extraer aceite de hachís. Dos de ellos, gravemente heridos, acabarían muriendo semanas después. La Policía Nacional sospecha que aquello era un laboratorio clandestino para producir rosin, un derivado ultraconcentrado del cannabis que está comenzando a asentarse en la Región de Murcia.

El rosin es una resina viscosa y dorada, parecida a la miel. Pero lejos de esa apariencia vip se esconde el producto más puro de todos los derivados cannábicos, tal y como advierte un inspector jefe de la Udyco (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) de la Policía Nacional de la Región. Su concentración de THC —el principal componente psicoactivo del cannabis— alcanza entre el 95 y el 98%, multiplicando por cinco la potencia del hachís convencional.

«No es una droga nueva, pero sí su fabricación a gran escala en España. En los últimos dos años hemos visto cómo algunos traficantes han empezado a transformarse en pequeños cocineros de rosin con maquinaria que montan en sus propias viviendas», explica el experto en la lucha contra el narcotráfico.

La diferencia entre el rosin y otros derivados del cannabis, como el ‘butane hash oil’ (BHO), está en el método de obtención. Mientras el BHO utiliza gas butano para separar los cannabinoides, el rosin se obtiene aplicando presión y calor a los cogollos o al hachís. «El procedimiento más común es el llamado ‘bubble hash’. Se mezclan los cogollos frescos con hielo y agua, se filtra la resina y después se prensa a baja temperatura. Así se separan los tricomas glandulares, donde están los terpenos y los cannabinoides, y se obtiene una sustancia extremadamente concentrada», detalla el inspector.

El resultado final es un producto con una potencia inédita. Según el inspector, «se necesitan entre 70 y 75 kilos de cogollos para obtener un kilo de rosin», cuyo valor «alcanza entre 100 y 120 euros el gramo, según la calidad». Un valor que multiplica por más de cien el de la marihuana en bruto y dobla el precio de drogas como la cocaína (60 euros el gramo).

La ‘miel cannábica’ da la cara

La primera aparición conocida se remonta a 2023, en La Unión, tal y como recuerda el especialista de la Udyco. El primer laboratorio de rosin desmantelado en España se localizó en febrero de 2024, en Arona (Tenerife). Apenas un mes después, la Policía Nacional halló otro en Los Alcázares gestionado por una organización criminal. En la operación hubo diecisiete detenidos.

En los registros se intervinieron seis plantaciones de marihuana, 32 kilos de cogollos y 1,5 kilos de rosin. El laboratorio contaba con todo el instrumental necesario para realizar la extracción del cannabis a través de procedimientos de variación de temperatura, presión y tiempo. Y el pasado mes de octubre, en La Ñora, una operación contra un clan familiar terminó con nueve detenidos, 4.300 plantas de marihuana y más de un kilo de rosin listo para la venta.

«No podemos hablar todavía de un asentamiento estable, pero sí de apariciones esporádicas cada vez más frecuentes», reconoce el inspector. «Son pequeños grupos que han aprendido a cocinar la droga por su cuenta, en casas particulares. No hay una estructura criminal organizada detrás, como en el caso del tusi o la cocaína».

Una droga más rentable

La irrupción del rosin no ha transformado de momento el panorama del narcotráfico en la Región, pero sí ha introducido una nueva vía de negocio para los cultivadores de marihuana. «No hay un cambio estructural, pero algunos han optado por procesar ellos mismos la marihuana en lugar de venderla en bruto», apunta el agente. El margen de beneficio es mayor y la pena de cárcel es la misma.

En los últimos registros, la Policía Nacional ha intervenido prensas hidráulicas, balanzas de precisión y hornillos eléctricos, pero también armas, inhibidores de frecuencia y chalecos falsos de Policía o de la Guardia Civil utilizados para realizar ‘vuelcos’ —robos entre narcos—. «El rosin es más fácil de robar que 200 kilos de hachís, y mucho más valioso por volumen». Un atractivo que puede generar tentaciones y conflictos entre bandas.

La toxicidad del rosin es proporcional a su pureza. Los efectos —somnolencia, alteraciones cognitivas, episodios psicóticos o dependencia— se multiplican por su alta concentración de THC.

«Los daños son los mismos que con el hachís o la marihuana, pero más rápidos y severos. Hay estudios recientes que asocian el consumo habitual de derivados cannábicos de alta potencia con la aparición de psicosis o esquizofrenia», recuerda el policía nacional.

Por ahora, no se han registrado intoxicaciones graves en la Región asociadas específicamente al rosin, pero los expertos alertan de su capacidad adictiva y del riesgo de manipulación en domicilios sin medidas de seguridad. «Muchos de los que intentan producirlo desconocen que trabajan con gases inflamables y prensas a alta temperatura». Lo que ocurrió en Espinardo hace once meses puede ser un ejemplo trágico con dos jóvenes muertos por intentar fabricar droga en casa.

El rosin circula ya en pequeñas cantidades por el mercado clandestino. Su consumo está asociado a usuarios habituales de cannabis, especialmente jóvenes que buscan un efecto más intenso. Pero su precio —muy por encima del hachís o la marihuana— limita su expansión, por el propio perfil del consumidor común, personas jóvenes con una economía limitada. «No creemos que llegue a convertirse en una tendencia delictiva masiva como ha hecho el tusi», concluye el inspector. Según añade, es una droga de nicho, para consumidores experimentados.

El extracto más potente del cannabis

El rosin es uno de los derivados más concentrados del cannabis y su elaboración requiere un proceso mecánico de calor y presión. A partir de flores, hachís o kief, se prensa la materia vegetal entre placas calientes -a unos 90 °C- para liberar una resina dorada rica en cannabinoides y terpenos. Su pureza puede superar el 90% de THC, lo que multiplica sus efectos respecto al hachís o la marihuana. Este extracto puede vapearse con dispositivos para concentrados, ofreciendo efectos casi inmediatos que duran entre una y tres horas. También puede fumarse, generando una sensación intensa y de rápida aparición. En formato oral, el rosin se incorpora a aceites o comestibles -como gominolas o platos infusionados-, cuyos efectos tardan más en manifestarse, entre 30 minutos y dos horas, pero pueden prolongarse hasta ocho horas.

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