Destino y respeto son las dos únicas religiones que profesa Lidó Rico (Yecla, 1968), artista elegido por el Ayuntamiento de Murcia para el proyecto escultórico que recordará el 1.200 aniversario de la fundación de la ciudad por Abderramán II, cuarto emir de Córdoba. «Con respeto, el destino te va trayendo la gente apropiada», acepta el creador, que expondrá el resultado de esta obra en el Palacio Almudí a partir del 28 de noviembre. El secretismo se ha apoderado de esta acción artística, «una gran narración escultórica en la que arte, historia y ciudadanía se entrelazan».
La obra tiene 7 metros de largo y 2,5 de alto, y una superficie total de 22 metros cuadrados, y lleva por título ‘Murcia: Piel y Memoria’. Un tapiz tridimensional hecho en resina, bronce y materiales mixtos compuesto por cientos de elementos entrelazados, donde figuras humanas y símbolos construyen un relato visual que recorre doce siglos de historia de Murcia. Más de un centenar de profesionales han dejado sus huellas [ha usado los moldes de sus manos], entre ellos el alcalde José Ballesta, el empresario Tomás Fuertes y el tenista Carlos Alcaraz. «Las manos son parte del alma de una persona, y Murcia se ha construido, a lo largo de estos siglos, con las almas de muchísima gente», celebra.
Incluye un mensaje del alcalde Ballesta que solo podrá ser revelado dentro de un siglo
LA VERDAD fue invitada esta semana a conocer el resultado del proceso, gestado en el estudio del creador, La Pink, ubicado en el Polígono Industrial Oeste, y sede también de la Fundación para la Dinamización del Arte y la Cultura (FUNDAC), impulsora junto al Ayuntamiento de ‘Murcia, piel y memoria’. El escultor está exultante y satisfecho, y cada vez más magro, pues el proceso de creación de este nuevo imafronte para Murcia, por momentos, le tiene extenuado. Pero el trabajo compartido por fin ve la luz. El montaje en el Almudí durará prácticamente todo este mes de noviembre.
Todas las piezas serán desmontadas en el estudio y volverán a ser colocadas, en su sitio, en el Almudí. Allí permanecerá toda la Navidad y la idea del artista es que sean exhibidas después en Madrid y a Bruselas, para ser instaladas definitivamente en la Cárcel Vieja de Murcia, donde se mostrará de forma permanente. En este homenaje al 1.200 aniversario de la fundación de Murcia el arte contemporáneo es la herramienta de unión entre pasado, presente y futuro, insiste Lidó Rico. La pieza orbita en torno al tiempo, que aquí se convierte en un velo.
Lidó Rico prepara la bañera.
Sergio Casado
Espejos del pasado
En ‘Murcia, piel y memoria’ la historia se ha solapado, aflorando los espejos del pasado, hasta llegar a nuestros días. En el centro encontraremos el corazón de Alfonso X del escudo de Murcia y las manos del alcalde Ballesta, autor del documento que será depositado en una suerte de «cápsula del tiempo» y cuyo contenido solo se conocerá dentro de cien años, en el año 2125. Según el osado creador, «esta obra aspira a destacar los valores que han perdurado a lo largo de los siglos y a convertirse en un símbolo colectivo de identidad y orgullo murciano».
Ahí encontrarán los espectadores guiños al tercer sector, al cine, la moda, el arte, la gastronomía, la literatura, el periodismo, la arquitectura, el paisaje, la economía… símbolos, leyendas y personajes que han ido heredándose generación tras generación.
Los espectadores los conocerán gracias a un políptico con los nombres de los participantes y con todos los elementos que aparecen recogidos. Un pionero de la aviación como el ingeniero Juan de la Cierva, con su Medalla de Oro de la Federación Aeronáutica Internacional (FAI); la directora de orquesta Virginia Martínez poniendo a tocar el trombón al Cardenal Belluga; la cineasta Eva Libertad (‘Sorda’); la diseñadora de moda murciana Paula Cánovas del Vas, artífice de algunos looks de Rosalía; el artista Pedro Cano; el arquitecto Juan Antonio Santa-Cruz Alemán [Premio Regional de Arquitectura]; el chef con dos estrellas Michelin Pablo González con una alcachofa y un paparajote; la cantante y compositora Ruth Lorenzo; la bibliotecaria, archivera, filóloga y lexicógrafa María Moliner, primera mujer que ejerció la docencia en la UMU; la escultora Inés Salzillo; el arqueólogo Pedro Jiménez Castillo de la Escuela de Estudios Árabes (CSIC); el presidente del Grupo Orenes, Eliseo Orenes; la mística capuchina María Ángela Astorch; el escultor de mujeres rotundas en bicicleta Antonio Campillo; el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Mariano de Paco, y el director de LA VERDAD, Víctor Rodríguez, entre otros representantes de la cultura, la economía y la sociedad murciana, tienen su lugar en este monumento que suma «historias, gestos y presencias».
Arriba, el creador, enmascarado, manipula material sensible. Abajo, un detalle de su brazo y en uno de los gestos congelados.
Sergio Casado | José Luis Montero
De la Arrixaca a Jarauta
Descubrirán, por ejemplo, las manos de Ester Cerdán, cofundadora y directora creativa de la marca de moda Laura Bernal, con un dedal de bronce; la caracola que avisaba en la huerta de Murcia del peligro de avenidas; la bicicleta de Alejandro Valverde; la tapa por excelencia de la gastronomía local, la marinera, y la cerveza Estrella de Levante; el rey moro dando las llaves de la ciudad al rey cristiano; un pastel de carne en manos del empresario Luis Miguel García de Andrés, de las pastelerías Luis Miguel; la Virgen de la Arrixaca en manos de Martín Páez, presidente de la Real Academia de Bella Artes Santa María de la Arrixaca; la mano izquierda del comprometido filósofo Francisco Jarauta, excepcional relator de mundos, o el ingenio de Adrián Gutiérrez, vocalista de la banda de folk rock épico Nunatak…
Un mosaico de nombres muy extenso en el que hay muchos mensajes colados subrepticiamente y alusiones a empresas e instituciones, desde Postres Reina al Consejo de Hombres Buenos, cuyo presidente, Diego Frutos, abre simbólicamente el grifo de las acequias. «Me dijo una vez Miryam Fuertes Quintanilla, presidenta de la Cámara de Comercio de Murcia, que para su padre [Tomás Fuertes, fundador de ElPozo Alimentación con sus hermanos Juana y José] la vida es el arte de saber enlazar ilusiones».
«Esto me ha dejado molido en cuerpo y alma», confiesa Lidó Rico, que plasma la historia de Murcia y a sus protagonistas en un gesto congelado a perpetuidad
El cronista de viajes Paco Nadal, que ha hecho varias veces la ruta de la seda, y el magno catedrático emérito de Literatura Española de la UMU, especialista en la Generación del 27 y cronista oficial de Murcia Francisco Javier Díez de Revenga, también figuran en el mosaico, así como el decano del Colegio Oficial de Periodistas, Miguel Massotti; el fundador de Cafés Salzillo, Antonio Pellicer; el obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes [aparece su mano izquierda, con el anillo que, por norma, lleva en la derecha]; la poeta Charo Guarino; el diseñador gráfico José Luis Montero; la directora del Museo de la Ciudad, Clara Alarcón, o la directora del Museo Salzillo, María Teresa Marín, con su hija Teresa, «la niña del dátil». Hay guiños a asociaciones como Jesús Abandonado, Afacmur, Assido, Fundación Aladina, Albores… Está la butaca que no se puede ocupar del Teatro Romea en manos de Nacho Vilar, productor de artes escénicas y presidente de MurciaAEscena; la copa de Gaya; una flecha en manos del periodista cultural y crítico teatral Antonio Arco [«siempre me daban miedo sus titulares en LA VERDAD»]; historiadores del arte como Cristóbal Belda y Germán Ramallo; Juan Antonio Pedreño, de UCOMUR; el economista Carlos Egea, presidente de la Fundación Cajamurcia; Yayo Delgado, de Estrella de Levante, con un quinto, o las agrupaciones de sardineros y peñas huertanas.
Tantísimos nombres de hombres y mujeres en representación de todos aquellos murcianos que, desde el anonimato y el esfuerzo, tantas veces ajenos al foco mediático, han contribuido a perpetuar unas señas de identidad, una cultura y una historia común, entiende el artífice.
Como colofón, Lidó incluye una pieza con las manos de su padre, fragüero, «con el regalo que le hizo a mi madre, que es un arado, y también aparezco yo, molido en cuerpo y alma como estoy, con mi firma». Viva Suecia, Disfrimur, las amas de casa, las cofradías, el pimentón… cualquier cosa que se le ocurra al lector, tópica o típica, está aquí.
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Lidó Rico, con Carlos Alcaraz, en su estudio del Polígono Industrial Oeste, donde ha recibido a lo largo de este año a distintas personalidades que participan con sus huellas en el proyecto.
Fundación para la Dinamización del Arte y la Cultura (FUNDAC) / Chris Robinson
Arrugas de Sanmartino
«Lo más importante es lo que los rostros ocultan. La historia que va a quedar a perpetuidad plasmada en un gesto congelado», advierte Lidó. «Esta obra está inspirada por dos cosas: el amor del alcalde Ballesta a la ciudad de Murcia y el arte de Giuseppe Sanmartino, autor del ‘Cristo velado’, creado en 1753 a partir de un único bloque de mármol, que siempre me ha impresionado por su uso de la arruga».
«Esta obra aspira a destacar los valores que han perdurado a lo largo de los siglos y a convertirse en un símbolo colectivo de identidad y orgullo murciano»
Lidó Rico
Más de 130 personas de toda la sociedad murciana han introducido sus manos en un caldero con alginato para grabar el molde de sus manos. Cada mano sujeta algún elemento alusivo a su historia, a su función o a su contribución social. Carlos Alcaraz, por ejemplo, sujeta tres pelotas de tenis. En muchos casos, como podrán advertir, hay piezas de puzle, un elemento muy común en la obra de Lidó Rico, que denota su voluntad de mediación cultural y de trabazón de semejantes.
Montaña de emociones
«Ha sido una montaña rusa y todo está muy cargado de emociones. En un principio», recapitula Juan Manuel Huéscar Romero, director de la Fundación para la Dinamización del Arte y la Cultura, «esto no nació como encargo, sino como una idea. Y la primera idea era hacer 6 o 7 metros cuadrados, y al final tiene 22 metros cuadrados. Cuando a Lidó Rico le surge la idea de establecer una simbología en un material de forja, de bronce, se hablaba de quince o veinte personas, pero al final se han incluido esas casi 140 personas que no establece la situación más elevada de la sociedad, sino a la sociedad entera. Desde los niños con problemas médicos a los catedráticos más importantes, o profesionales de una gran diversidad de ámbitos».
Este es el primer gran proyecto de esta fundación que preside el propio creador, dispuesto «a fomentar activamente la producción artística y el diálogo entre creadores, pensadores y el público internacional, con el objetivo de tender puentes entre disciplinas, comunidades y culturas». El propósito, de hecho, es que funcione como centro de creación contemporánea e investigación interdisciplinar, «con la convicción de que el arte desempeña un papel fundamental en la configuración de la cultura y la sociedad».
Fragilidad e intensidad
Le gusta a Lidó Rico contar que su trayectoria artística se ha construido siempre «desde una investigación profunda sobre el cuerpo como vehículo de expresión y como espacio de memoria». A través de la fundición directa de su propio cuerpo ha desarrollado esculturas de gran fuerza expresiva, en las que transmite la fragilidad y la intensidad de la experiencia humana. De hecho, los rostros que verán en este monumento, ‘Murcia, piel y memoria’, pertenecen todos al mismo Lidó Rico, que hace de modelo, con mil gesticulaciones, para abarcar todos los tipos humanos posibles.
Desde sus primeras piezas de finales de los años ochenta hasta sus proyectos más recientes, ha mantenido una producción constante que ha recorrido Europa, América y Asia, con presencia en instituciones de referencia y en colecciones públicas y privadas, según recuerda la comisaria de exposiciones Miriam Huéscar Salinas, también en el patronato de la fundación.
«Su trayectoria, marcada por premios internacionales y proyectos de gran relevancia en el espacio público, lo sitúa como uno de los artistas españoles con mayor proyección internacional de su generación», opina la historiadora del arte murciana, que invita «a disfrutar de esta lectura de Murcia en capas, como si de un estrato arqueológico se tratara, en el que las historias personales, los mitos y los signos urbanos se entrelazan formando una piel común».
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Enlace de origen : Lidó Rico plasma el devenir de Murcia en un imafronte por el 1.200 aniversario