Clases de español para familias de alumnos extranjeros: el gesto altruista de dos profesoras de Murcia para romper barreras

Clases de español para familias de alumnos extranjeros: el gesto altruista de dos profesoras de Murcia para romper barreras

Lunes, 17 de noviembre 2025, 01:38

Los gestos son universales y, cuando Juana le pregunta a Hufida si habla un poquito de español, lo hace a la misma vez que junta los dedos índice y pulgar: «¿Un poquito?», enfatiza, y la mujer marroquí asiente con la cabeza. Otro gesto inconfundible. Porque esto va de pequeños gestos. Como el de estas dos profesores, Juana Vera y Paula Ruiz-Erans, del IES Monte Miravete, en Torreagüera, que fuera de su horario y de manera altruista ofrecen clases de español, una vez a la semana, a familias de alumnos de origen extranjero. La sesión de esta semana arranca con la bienvenida a tres nuevas incorporaciones. Dos de las recién llegadas se llaman igual, Hufida, y hay una tercera, Vera, de Ucrania, que lleva tan solo unas semanas en España. A los pocos minutos, y tras varios intentos, ya saben presentarse, decir dónde viven y cuál es su país de origen. Por algo se empieza.

La iniciativa de estas docentes fue reconocida este sábado en la IV Edición de los Premios CERM, que entrega el Consejo Escolar de la Región de Murcia. Juana responde con modestia cuando habla de la labor que desempeñan, en la que también les ayudó durante el curso pasado otra compañera, Irene Encinas, recién jubilada. Asegura que es «algo pequeño». Algo tan pequeño como enseñar un idioma para romper barreras. Y no solo para manejarse en el día a día, sino también para la integración.

La lengua, «factor de igualdad»

Estas clases arrancaron hace tres años. «A veces tienes que contactar con la familia y no puedes porque no hablan español», cuenta Juana. Para ella, manejar la lengua es un «factor de igualdad»: «Al no tener a nadie en casa que lo hable, hay una diferencia con los demás compañeros». Según esta profesora, ayudándoles con el castellano, «las familias también pueden empujar a los hijos en su rendimiento escolar». El secretario del instituto, Paco Roncero, detalla a modo de ejemplo que este curso, del casi centenar de alumnos que han llegado a 1º de ESO, una tercera parte son de origen extranjero. Lo explica en el ‘hall’ del instituto, presidido por el mural elaborado con autorretratos de alumnos de once nacionalidades distintas. Ahora ofrecen estas clases también a familias de los colegios de la pedanía. Con el tiempo se han sumado otros extranjeros afincados allí, como Dimitri, de Ucrania. A través de su amiga Yana, se intenta explicar: «Me gusta cómo dan las clases».


Clases de español.


Nacho García

Imagen principal - Clases de español.

Imagen secundaria 1 - Clases de español.

Imagen secundaria 2 - Clases de español.

En una pizarra digital, una ilustración infantil enumera las partes del cuerpo. «Va a ser muy útil para cuando vayamos al médico», les dice Juana. Sobre los pupitres hay estuches, lápices, fotocopias del mismo dibujo que hay en la pantalla… «Cabeza, pelo…», repiten. En su mayoría, el grupo está integrado por mujeres de origen marroquí. Algunas de ellas vienen con sus hijas pequeñas. Esto les ayuda a encontrarse en un ambiente «más familiar», explica Juana. Una de ellas es Soukaina: lleva un año en España. Es madre de Mohammed, de 16 años, y se hace entender con pocas palabras para decir que las clases le parecen «muy bien». Fatiha tiene una niña de 6 años, Fuozia: «Estoy muy contenta», cuenta con más soltura. En sus palabras hay algo de ilusión: es la primera vez que pasa por un aula, nunca ha ido al colegio hasta ahora. «Cuando vine a España no sabía ni leer ni escribir, tampoco árabe», admite.

Conviven aquí dos universos. Mientras Fatiha aprende los rudimentos del español con el resto de mujeres, su hija de seis años ensaya en el pasillo con otras niñas una coreografía: en el móvil suena la banda sonora, en inglés, del último fenómeno infantil, ‘Las Guerreras del K-pop’. Y como la historia va de gestos, al finalizar la clase, como alumnas aplicadas, son las madres las que dejan las sillas subidas sobre la mesa.

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