Condenados por maltrato a sus parejas más de mil jóvenes murcianos en solo cinco años

Condenados por maltrato a sus parejas más de mil jóvenes murcianos en solo cinco años

Domingo, 23 de noviembre 2025, 07:42

Comenta

Encogida y cohibida, Sofía se acerca a los orientadores que acaban de impartir la charla sobre relaciones tóxicas y violencia de género en su clase de cuarto de Secundaria. ‘Creo que lo que me está haciendo mi novio es eso que habéis dicho, violencia emocional’, les confiesa a media voz. Otras veces la víctima no lo ve, o no es capaz de dar el paso, pero sí sus amigas, que cruzan miradas durante la sesión y terminan pidiendo ayuda a los orientadores porque ya no saben qué hacer. La escena se repite tozuda, coinciden orientadores y psicólogos, después de cada sesión, cuando la radiografía y la objetivación detallada de las fases y formas de la violencia de género termina por deshacer el nudo emocional que bloquea a la joven, y que le impide tomar conciencia de que lo que sufre no es amor. Es acoso. Y el acoso, una forma de maltrato.

La violencia de género no retrocede entre las nuevas generaciones, que siguen padeciendo la misma lacra incluso a edades más tempranas: las cifras dibujan un lento pero constante aumento que coloca a la Región entre las comunidades más afectadas por esta violencia machista temprana. Murcia soporta la cuarta tasa de violencia de género entre menores de edad más elevada del país -con 24,8 afectadas por cada 100.000 adolescentes de menos de 19 años, solo superada por Ceuta (56,5), Canarias (26,6) y Cantabria (26,4). El INE incluye como víctimas de violencia de género tanto a las adolescentes inmersas en un procedimiento judicial por haber sufrido algún tipo de violencia por parte de sus parejas o exparejas como a aquellos menores que soportan una orden de protección u otra medida cautelar como consecuencia de un proceso de violencia que afecta a sus madres.

El mal social -y estructural- no cesa, pero se esconde y enreda en las nuevas formas digitales que, con sus códigos y vericuetos, complican que la propia víctima pueda identificar que está inmersa en una relación tóxica.

País de procedencia de la víctima

Otros países

de Europa

Relación con el denunciado

Otras (cónyuge,

pareja de hecho…)

La señal de socorro

1. Levanta la mano con la palma hacia afuera y dobla el pulgar

2. Cierra los dedos sobre el pulgar

Víctimas mortales

de violencia de género

2020-2025, Región de Murcia

Una de ellas, Claudia, tenía 17 años

Una de ellas, Ainhoa, tenía 19 años

Víctimas con orden de protección

o medidas cautelares

Por grupo de edad, Región de Murcia

Condenados con sentencia firme

Por grupo de edad, Región de Murcia

Fuente: INE

País de procedencia de la víctima

Otros países

de Europa

Relación con el denunciado

Otras (cónyuge,

pareja de hecho…)

La señal de socorro

1. Levanta la mano con la palma hacia afuera y dobla el pulgar

2. Cierra los dedos sobre el pulgar

Víctimas mortales

de violencia de género

2020-2025, Región de Murcia

Una de ellas, Claudia, tenía 17 años

Una de ellas, Ainhoa, tenía 19 años

Víctimas con orden de protección

o medidas cautelares

Por grupo de edad, Región de Murcia

Condenados con sentencia firme

Por grupo de edad, Región de Murcia

Fuente: INE

Relación con el denunciado

País de procedencia de la víctima

Otras (cónyuge,

pareja de hecho…)

Otros países de Europa

Víctimas mortales

de violencia de género

2020-2025, Región de Murcia

Una de ellas, Claudia, tenía 17 años

Una de ellas, Ainhoa, tenía 19 años

La señal de socorro

1. Levanta la mano con la palma hacia afuera y dobla el pulgar

2. Cierra los dedos sobre el pulgar

Víctimas con orden de protección

o medidas cautelares

Condenados con sentencia firme

Por grupo de edad, Región de Murcia

Por grupo de edad, Región de Murcia

Fuente: INE

Entregar a la pareja las contraseñas del móvil, de Instagram y TikTok «como prueba de amor», instalarle a la novia la aplicación de geolocalización las 24 horas para saber dónde está en cada momento del día, revisarle el móvil, ponerla en vídeollamada mientras estudia o duerme, pedirle fotos cuando sale con sus amigas, controlar a quién le da ‘likes’ en redes sociales, crear perfiles falsos para ver su reacción ante desconocidos… Las prácticas de control y acoso digitales son para muchas el primer paso en el proceso de violencia emocional o psicológica, la más complicada de detectar y desentrañar incluso por parte de quien la padece. Un tipo de control y hostigamiento que sufren también los chicos, víctimas de buena parte de los casos de acoso.

«Las redes sociales, para empezar, dan una falsa sensación de impunidad; no es lo mismo insultar a alguien a la cara que hacerlo a través del teléfono», apunta Lucía Simina, psicóloga del Servicio de Psicología Aplicada de la Universidad de Murcia, donde ha atendido decenas de casos de estudiantes, y doctora con la tesis ‘Desencadenantes internos y externos de las conductas violentas y estrategias de afrontamiento del conflicto en violencia contra la mujer’.

La red de acoso, describe Yolanda González Onandi, coordinadora de Igualdad y Género del Colegio Oficial de Psicología de la Región y trabajadora en un Centro de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género (CAVI), se despliega envolvente sin que la víctima perciba el peligro. «Ellas creen que tienen el control, que son ellas las que acceden a darle a su pareja las contraseñas, o a instalarse la geolocalización. Hay una falsa sensación de control que ‘arropa’ a la víctima bajo el manto cálido de la falsa protección». Cuando la víctima se muestra negativa al monitoreo, el problema da la cara. «Las chicas llegan a la consulta con ansiedad, porque no se encuentran bien, pero no identifican el problema. Cuando les muestras la radiografía del trato que están recibiendo de su pareja, empiezan a deshacer el nudo con mucha terapia», apunta la psicóloga, para quien las nuevas tecnologías «solo muestran nuevas formas del efecto del sistema patriarcal imperante». Los últimos datos disponibles de Fundación ANAR coinciden con su tesis, y revelan que el 47,1% de las adolescentes no son conscientes de estar siendo víctimas de violencia machista. La cifra se ha incrementado hasta el 63,7% en 2024; una vez dado el paso de reconocer la situación, un 70,3% no denuncia ni tiene intención de hacerlo, según el informe elaborado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.

La polarización social y política sabotea además los esfuerzos en la lucha contra la violencia de género entre los jóvenes. Las corrientes reaccionarias que han provocado que el término ‘violencia de género’ sea cuestionado por muchos o implique un posicionamiento «confunden a las víctimas», coincide González con Helena Vidal, psicóloga social y experta en igualdad y prevención de la violencia de género. «Hay tendencias en redes muy asociadas al viraje conservadurista. ‘Influencers’ que se refieren a las mujeres ‘de alto valor’, o el ‘body count’ (conteo de cuerpos), que se refiere al número de personas con las que una mujer ha tenido sexo». En ese marco, las mujeres pierden valor conforme van teniendo sexo con otros hombres.

La fiscal Concha López, que lleva más de 14 años dedicada a la lucha contra este tipo de violencia, lamenta que las relaciones sentimentales entre adolescentes estén cada vez más gobernadas por el control y la falta de confianza mutua. «Las redes sociales están haciendo un flaco favor», remarca esta profesional que hace hincapié en que son muchas las adolescentes que reconocen en el juzgado que accedieron a compartir con su pareja todas las contraseñas de sus redes sociales como un necesario signo de fidelidad.

Fátima Saura, titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Murcia, tampoco esconde su preocupación por esta realidad. «Me sorprende cómo normalizan a ciertas edades las que llaman relaciones tóxicas», argumenta. «Normalizan que su novio les controle cómo van vestidas, que le tengan que mandar la ubicación o darle la contraseña de sus redes sociales para que pueda ver quién es su amigo…». La magistrada advierte de que en ocasiones encuentran incluso jóvenes que crean perfiles falsos en Instagram o aplicaciones similares para averiguar si su pareja acepta una petición de amistad de un desconocido. «Son cosas que deberían estar muy superadas y lo ves en gente que está todavía en el instituto», lamenta.

Este es un fenómeno que ya se deja entrever en los datos. Solo en los últimos cinco años 202 menores de edad y 1.176 jóvenes de entre 18 y 24 años han recibido ayuda en los juzgados al ser maltratadas por sus parejas o expertas en la Comunidad, según los números recabados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Esa violencia ha provocado que en los últimos cinco años hasta 73 menores y 1.066 jóvenes de entre 18 y 24 años hayan sido condenados por maltratar a sus novias o exnovias. «Normalmente más que agresiones, son casos de coacciones, de acoso, amenazas para que estén con ellos…», explica la fiscal. La mayor parte de estos casos no llegan a los juzgados porque la víctima eleve la voz. «Normalmente es una amiga o una prima a la que, al haber sufrido una agresión reciente, se lo confiesa mandándole un whatsapp y esta decide dar la voz de alarma y avisar a los padres», explica Saura. En estos casos, además, es habitual que la afectada se muestre reacia a declarar o que incluso trate de echar tierra sobre lo ocurrido. «No temen a las consecuencias, como no temen a muchas cosas, a lo mejor eso forma parte de la juventud», subraya la fiscal. La mayor parte de estos casos, que no suelen ser graves, acaban en una condena a trabajos en beneficio de la comunidad y en una orden de alejamiento que, advierten Saura y López, es en muchas ocasiones incumplida con la avenencia de ambos. «Las órdenes de alejamiento las ponemos, a veces, en contra de la voluntad de ellas», lamenta la fiscal delegada de Violencia de género. «Sabemos que están abocadas a un quebrantamiento. Por más que le pongas órdenes de alejamiento, les da exactamente igual y a ellas también».

La magistrada Saura destaca que «los jóvenes están concienciados en la violencia de género porque lo ven en la tele, salen en las manifestaciones a decir ‘violencia no’… pero cuando llega el momento, esto les pasa a otros. A los mayores, no a mí». El crimen de Ainhoa, la joven de 19 años que fue asesinada a finales de octubre por su novio -según él mismo confesó- en Librilla, corrió como la pólvora en las redes sociales y son muchos los adolescentes que han visto en el caso de esta adolescente una historia que no les suena tan lejana. Algo similar ocurrió con el brutal asesinato de Claudia, una adolescente de 17 años que murió cosida a puñaladas por su novio, de 19 años, en Totana en el otoño de 2022. Hace solo unos días que Johan S. aceptó una pena de hasta 22 años de cárcel por ese terrible crimen que sacudió a la Región por su brutalidad y la corta edad de sus protagonistas.

Señales de alerta en chicas

Señales de alerta en chicas
  • Cambia su actitud o forma de ser:
    es diferente a la que solía tener.

  • Cambia su forma de vestir o de arreglarse,
    porque él se lo impone.

  • Cambia sus gustos y aficiones
    por las de él.

  • Dependencia:
    está continuamente en contacto con él a través del móvil o redes sociales,sea la hora que sea.

  • Justifica las desigualdades de género,
    comportamientos machistas, y/o el maltrato que sufre, achacándolo a «su forma de ser».

  • Disminuye su rendimiento escolar.
    Desde el Centro Educativo nos advierten de que no se concentra en clase, que falta injustificadamente, incluso que llega a abandonar los estudios.

En la lucha contra esta lacra, incide la representante del Ministerio Público, «hay algo fuera que se nos está escapando». La magistrada Saura pone el énfasis en la educación y sostiene que «no estamos educando bien». La magistrada aclara que no se refiere tanto a la labor en los centros educativos – a los que acuden habitualmente las juezas especialistas para dar charlas-, como a las propias familias y a la sociedad en general. «Las redes sociales pueden ser muy beneficiosas, pero, si no se enseña a usarlas, también son muy peligrosas», razona. «Es un canal por el que pueden entrar determinados valores a tus hijos que tú no controlas». En este sentido, la jueza hace hincapié en la necesidad de modular el mensaje y adaptarlo a la juventud para que realmente sea efectivo y cale entre los adolescentes. «Cuando nosotras entramos el problema ya está y cuando alguien sufre maltrato, interioriza muchos prejuicios y ausencia de límites», advierte. «Tenemos que seguir dando la batalla y tenemos que hacerlo en las redes sociales, que es su campo. Hay que bajar a las redes sociales y con mensajes adecuados a ellos, que no les suene a que esto es algo de viejos».

Señales de alerta en chicos

Señales de alerta en chicos
  • Presenta baja autoestima:
    inseguridades, complejos, cambios de humor frecuentes e injustificados.

  • Responsabiliza a otras personas
    de sus problemas o dificultades.

  • Manifiesta creencias y actitudes machistas,
    de subordinación de la mujer al hombre.

  • Intenta controlar a su pareja
    reiteradamente.

  • Es celoso y posesivo.
    Considera que su chica le pertenece, aislándola de su familia y amistades.

  • Muestra públicamente conductas de dominación
    sobre ella.

  • Justifica sus actitudes de control y dominio,
    restándoles importancia o con muestras de amor, cuidado o protección.

  1. ‘El amor no duele: instrucciones para detectar el acoso y establecer relaciones saludables


Varios alumnos de la Universidad Politécnica de Cartagena participan en el programa Sensibiliza-T


Antonio Gil

El amor no duele. Los chavales de tercero de Secundaria del instituto Galileo de Pozo Estrecho que asisten al taller de prevención de violencia género este viernes retienen con facilidad la frase que da nombre al curso. Durante la sesión intercambian miradas, gestos, que hacen evidente que la sesión les cala. Incluso que la necesitan. Guiados por las dos educadoras, abordan conceptos como el mito del amor romántico, el amor tóxico, cuestionan falsas creencias como que ‘hay que sufrir por amor’, y terminan por interiorizar un socorrido mapa mental que, llegado el caso, les ayudará a identificar cuando una relación de pareja no es sana (con conductas de control y de dominio) y a cortar de raíz. Carmen Castillo y María Isabel Molina, de la Asociación R-inicia-T, imparten ese mismo seminario en decenas de institutos de la Región, y ya no les sorprende que, a la salida del taller, se les acerquen alumnas que se ven reconocidas -o a sus amigas- en las situaciones narradas. «Cuando lo ven, se terminan abriendo», cuentan.

Pese a la resistencia al concepto de feminismo que en ocasiones encuentran, las dos orientadoras creen que en los últimos años se ha registrado cierta evolución «en la identificación y reconocimiento de la violencia de género, especialmente la emocional, que es la más difícil de detectar».

‘Enséñame a querer’, la guía para docentes y familias que Carmen Castillo elaboró para la Dirección General de Mujer de la Consejería de Política Social, alerta de que las víctimas de violencia de género raramente cuentan a su familia el trato que están recibiendo. «Porque temen que las personas adultas no den importancia a lo que les pasa, o piensan que van a poder controlar la situación, que conocen bien a su pareja y que las cosas mejorarán. También por miedo a perder su libertad y que los padres les empiece a controlar a todas horas, le quiten el móvil, no le dejen salir… Por miedo a que se sepa, a que se entere todo el mundo: por vergüenza», resume el documento. En el caso del agresor, tampoco es probable que la petición de ayuda parta de él. «Puede que no identifique sus comportamientos como violencia machista o, cuando son conscientes de que están haciendo daño, por miedo al juicio de valor de otras personas; a las consecuencias policiales o judiciales; o por entender como un signo de debilidad el pedir ayuda». Miles de estudiantes de todos los niveles asisten cada curso a los talleres de la Asociación R-inicia-T, promovidos por la Consejería de Política Social, que se completan con los proyectos de Promoción y Educación para la Salud en el entorno escolar de la Consejería de Educación, las iniciativas de los propios centros, y otras acciones de diversas entidades.

Las herramientas psicológicas necesarias para mantener relaciones de pareja saludables no siempre vienen de serie, pero se pueden entrenar. Se lo tratan de transmitir así a los universitarios de la UPCT que asisten el taller Cuestiona-T, de la misma entidad, Felipe Martín y Gustavo Tapioles, que ponen palabras a conceptos e ideas que raramente se abordan con normalidad: la justificación del abuso, el uso abusivo y controlador del móvil y de las redes sociales, los celos, la baja autoestima, y el control de la agresividad y la ira. «Debería de ser obligatorio para todos, son temas básicos para desarrollarnos como personas y ser mejores, y nunca se abordan», reivindica Martina, alumna de 21 años de la Politécnica, quien ha asistido a situaciones de violencia de género en su entorno. «Me ha costado la amistad con algunas personas decirles: ‘Como te están tratando, no está bien’», reconoce la joven. Sus compañeros de curso puntualizan que ellos también son víctimas de relaciones abusivas por parte de ellas. Otra de las alumnas, Valeria, es capaz de ver ahora que hace años sufrió violencia emocional por parte de su pareja, de la que logró separarse.

Como terapeutas en el área judicial de Cartagena del programa de Intervención con agresores, Martín y Tapioles conocen la ruta de la violencia de género en todas sus escalas, y tratan de transmitir lo aprendido a sus estudiantes para que identifiquen y huyan, reparen, aprendan. Tapioles sabe que las imágenes gráficas y claras quedarán grabadas en su memoria cuando el taller sea parte del pasado de los universitarios, y les recrea la historia de la rosa de ‘El Principito’: «El viajero encontró una flor creciendo sola en medio de la arena. Podía hacer dos cosas. Arrancarla: tomarla con rapidez, guardarla como un recuerdo bonito y seguir su camino sin complicaciones. O cuidarla: quedarse, regar la tierra seca, protegerla del sol y escuchar su manera silenciosa de existir. Arrancarla habría sido fácil; cuidarla, en cambio, exigía tiempo y amor». Todos le escuchan.

Límite de sesiones alcanzadas

El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.

Por favor, inténtalo pasados unos minutos.

Sesión cerrada

Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.

Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores



Enlace de origen : Condenados por maltrato a sus parejas más de mil jóvenes murcianos en solo cinco años