
Ona Carbonell (Barcelona, 35 años) es una leyenda viva del deporte español. Doble medallista olímpica, es la española con más medallas mundialistas de natación (23) … y la segunda del mundo, solo por detrás de Katie Ledecky. Se retiró muy joven para liderar muchos proyectos de los que se siente muy orgullosa. Pasó una situación difícil al quedarse embarazada justo antes de los Juegos de Tokio, a los que llegó sin apenas preparación, y ahora lucha para que otras deportistas puedan compaginar la maternidad con su profesión.
–Bienvenida a Murcia, ¿es su primera vez aquí?
–No, ya estuve y la verdad es que es maravillosa. El clima me encanta y es muy luminosa y con gente bonita. Así que encantada de estar aquí.
–¿Para qué viene en esta ocasión?
–Pues vengo a dar una conferencia acerca de los valores. Soy embajadora de CaixaBank Experience y un poco la idea es trasladar todos los valores que he aprendido durante mi etapa deportiva a la sociedad. Es una cosa bonita que me ha dado el deporte; ahora no hay un retorno en forma de medallas, pero sí en forma de valores. El deporte es una gran herramienta de cohesión social y estoy feliz de poder trasladar todo lo vivido.
–¿Es la Región de Murcia todavía un terreno por explorar para la natación sincronizada?
–Seguro que sí. Aquí sois un montón de habitantes y no sé exactamente cuántos clubes hay, pero sabes lo que nos falta en la natación artística: entrenadoras. Cada vez hay más clubes y más niñas, pero faltan entrenadoras. Así que cualquier entrenadora que se venga a Murcia, vivirá superbien y así la natación artística podrá seguir subiendo.
–Es la nadadora con más medallas mundialistas, ¿qué se siente al escuchar eso?
–Pues honor, orgullo y también responsabilidad. Porque si pienso en qué me gustaría que recordaran de mi carrera profesional, no son tanto las medallas, sino los valores que he transmitido. Siempre ha sido muy importante llegar la primera a la piscina, irme la última, la educación, el respeto y el fair play, tanto a los rivales como a tu equipo.
El físico en su deporte
«Existe presión estética y la línea es delgada. Hay que priorizar la salud mental»
–¿Cuál ha sido la medalla que más ilusión le ha hecho?
–Hombre, las dos medallas olímpicas es algo muy grande, pero a la vez también 23 medallas mundiales es mucho trabajo, son muchos años y recuerdo perfectamente cada una de ellas.
–¿Ha sentido alguna vez que se ha menospreciado su deporte?
–En MasterChef todo el mundo decía: «Ay, pues hay gente que te conoce más por la cocina» y pienso, bueno, pues gracias a este programa se conoce más mi deporte. A veces cuesta que deportes emergentes, como puede ser el mío, estén en portadas, pero cada vez más, por suerte, pues todos conocemos a deportistas como Lidia Valentín, que antes nadie conocía la halterofilia, o Carolina Marín, el bádminton. Entonces, feliz de ser una de esas deportistas que hace que deportes como la natación artística cada vez sean más populares.
–¿Y cómo mujer?
–Como mujer, sí. Todavía queda camino para esa igualdad. La conciliación es un claro ejemplo, pero también todavía existen portadas de cómo le queda el bañador más que sus resultados y eso sí que hay que seguir peleándolo. También a nivel económico todavía queda mucho recorrido. En mi deporte, al revés. Si hay alguna discriminación, es hacia el sexo masculino, cosa que hay que lucharlo igual porque lo que queremos es la igualdad. Pero me gusta siempre mirar el vaso medio lleno y creo que estamos en el buen camino y estamos haciendo pasos, así que a seguir luchando.
–Desde dentro de su propia disciplina, ¿hay algún tipo de presión por el físico?
–Existe presión estética y la línea es muy delgada. Siempre hay que priorizar la salud mental por encima de todo y en todos los deportes, sea presión estética o cualquier otro elemento que pueda dañar la salud mental de nuestros deportistas. Hay que ser muy exigente en nuestro caso dentro de la piscina, pero luego hay que ser humano y hay que estar atento a los detalles emocionales.
–¿Cuál es el momento del que se siente más orgullosa?
-Superar los malos momentos, como cuando me quedé fuera de los Juegos Olímpicos de Pekín, que para mí fue muy duro. En ese momento no le veía ninguna parte positiva, pero ahora, desde la experiencia y desde otra perspectiva, estoy orgullosa de haber superado aquel momento y haber seguido luchando para el siguiente objetivo. También el haber sido madre y haber vuelto para unos Juegos Olímpicos con tan poco tiempo fue una etapa muy dura, pero también me siento orgullosa del camino que estoy tomando ahora, luchando por la conciliación. No son esos momentos solo de las medallas de los que me siento orgullosa. También de esos pequeños logros fuera de la piscina.
–¿Por qué se retiró?
–Pues colgué el bañador porque mi cabeza estaba más pensando en otras cosas que en lo meramente deportivo. He estado 20 años de mi vida con el único objetivo de intentar ser la mejor del mundo en lo mío y mi cabeza pensaba más en mi familia y en aprender otros ámbitos laborales. Agradecida porque he tenido la oportunidad de retirarme cuando y como he querido, sin una lesión de por medio o sin dificultad a nivel de resultados.
–Mucho tiempo entrenando para luego jugárselo todo en unos pocos minutos. ¿Cómo se preparaba para esos momentos?
–Nosotras entrenamos una media de 60 horas a la semana durante cuatro años para tres minutos. La grandeza está en cómo preparas tu cuerpo y tu mente para rendir al máximo esos tres minutos después de cuatro años de mucho trabajo y muchas renuncias. Es un tema muy mental y [para ello] trabajamos mucho nuestra cabeza. [Ya sea con] visualización, con trabajo en equipo con la confianza en tu equipo y en tus entrenadores. Cuando detrás hay mucho trabajo, tienes la certeza de que puedes hacer tu mejor versión.
–Colgó el bañador, pero no optó por la faceta de descansar. ¿Por qué tanta inquietud?
–El deporte me ha enseñado a ser muy trabajadora. Hasta ahora he tenido siempre [un horario de] seis de la mañana hasta las ocho de la noche. Ahora no tengo esa rutina y puedo estar de repente cuatro días en casa a tope con los niños y a lo mejor tres días viajando mucho. Estoy agradecida porque puedo conciliar, dentro de lo que cabe, muy bien, y en el mundo del deporte estoy luchando mucho por esa conciliación, por esa igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Feliz de poder luchar para y por nuestros deportistas.
Conciliación familiar
«Tuve apoyo, pero el 90% de las deportistas no lo tenían; de ahí viene mi lucha»
–¿Qué se ha llevado de su vida deportiva?
–Del deporte he aprendido todo. Desde la disciplina, la constancia, el trabajo hasta la parte esta artística de disfrutar de cada detalle. Intentar enseñarles a mis hijos que todo cuesta su esfuerzo, que la inmediatez puede ser buena en algunos aspectos, pero también contraproducente en otros. Intentar un logro cuesta su tiempo, su esfuerzo, su dedicación y, pues, como hemos dicho antes, el valor de la educación y el respeto.
–Ahora lidera la Comisión de Maternidad y Deporte del COE, algo muy relacionado con su carrera porque se quedó embarazada. ¿Se sintió sola en algún momento?
–Tuve la suerte de tener el apoyo de mi equipo, de mi entrenadora, de mis compañeras y de mi federación, pero durante el camino me di cuenta de que, incluso teniendo todo ese apoyo, era muy difícil y también que el 90% de las deportistas no tenían ese apoyo. Ahí viene mi lucha. Para mí fue un camino muy duro dentro de lo agradecida que estuve de tener todos estos apoyos. Esos profesionales específicos en la etapa de pre y postparto y poder viajar en algunas competiciones con mi bebé; en otras, no. En muchas profesiones la conciliación es difícil y todas esas partes más invisibles, como el sentirte juzgada, el pensar: «Ya no va a ser la misma porque ya es mamá y ya no va a ganar las mismas medallas». Todo esto también hay que trabajarlo muchísimo.
–¿Qué le dice a esas mujeres que requieren tu ayuda?
–Que se puede, que no hay que renunciar a tu vida profesional ni a tu vida personal. Se pueden hacer ambas cosas, pero tenemos que seguir reivindicando, visibilizando y ayudándonos unas a otras y unos a otros. La corresponsabilidad es una parte imprescindible de este viaje y a seguir luchando porque tener una familia es lo más maravilloso del mundo que he podido vivir, pero a la vez poder seguir con mi vida laboral me da alas para poder volar, así que que no tengan miedo. Porque muchas deportistas que han pasado a mi lado han tenido ese miedo a tener que renunciar y a veces lo vas posponiendo y luego no puedes. Hay que visibilizar que sí se puede y hay que poner todas las herramientas para que nuestras deportistas puedan seguir con su vida laboral y creando una familia.
–También es embajadora de la Asociación Vicente Ferrer. ¿De dónde le sale esa vena tan solidaria?
–Mis padres son médicos y a lo mejor desde casa. El entender que si tienes ese altavoz o esa capacidad de ayudar, pues hay que hacerlo. En Vicente Ferrer tengo niños apadrinados desde que soy muy pequeña. He creado una escuela junto a mi marido allí en Anantapur, he estado viajando en la fundación, he estado de voluntaria en la India… Desde el principio confié en la fundación, pero verlo con tus ojos ayuda muchísimo y es algo maravilloso. Creamos esa escuela porque creo que al final la educación tiene que ser gratuita y todo el mundo tiene que poder optar. Es algo maravilloso poder aprender y el deporte es una herramienta en este sentido. Siempre que pueda, voy a ayudar.

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Enlace de origen : Ona Carbonell: «Me gustaría que me recordaran por los valores que he transmitido»