La ‘operación Leire Díez’ -desencadenada el miércoles por la Guardia Civil con las detenciones de la llamada ‘fontanera’ de Ferraz, del expresidente de la … SEPI Vicente Fernández y de Antxon Alonso, socio de Santos Cerdán en Servinabar, y con salpicaduras en los ministerios de Hacienda y Transición Ecológica- y la cadena de señalamientos por presunto acoso sexual a cargos del PSOE están haciendo retemblar ya el andamiaje del Gobierno de Pedro Sánchez. Y esta vez desde su corazón mismo, desde la mesa del Consejo de Ministros, no por la ofensiva de la oposición ni por las advertencias de los socios de investidura.
El Ejecutivo ya tuvo un despertar aleccionador del cable sobre el abismo en el que camina: por la mañana, la UCO requirió información a los departamentos encabezados por María Jesús Montero y Sara Aagesen ante la sospecha de «una corrupción institucional», el PNV expresó su convicción de que a Sánchez no acabará quedándole otra que adelantar las elecciones generales a 2026 y Junts, desgajado de los apoyos al presidente, presionó a Esquerra para exprimir la debilidad del mandatario del PSOE y extraerle avances hacia el reconocimiento nacional de Cataluña . Pero fue Yolanda Díaz, paradójicamente, la que propinó a mediodía el aldabonazo más audible y severo poniendo voz a lo que ella misma identificó como un sentir que está cundiendo: «Así no se puede continuar, esto es muy grave». Un aviso que desagradó en Moncloa más allá de los intentos de atemperar su relevancia y que no va a conducir, en todo caso, a lo que requirió la vicepresidenta segunda del Gobierno y rostro visible de Sumar: una remodelación de «arriba a abajo» del Ejecutivo.
La vicepresidenta segunda, en una entrevista en La Sexta en la que dijo haber hablado ya estos días con el presidente, optó por pronunciarse al compás de dos hechos elocuentes. Uno, la reunión convocada por los partidos que integran Sumar dentro del Gobierno -la formación de la propia Díaz, Izquierda Unida, los comunes y Más Madrid- para coordinar su respuesta al goteo de denuncias por las actitudes machistas que corroen el compromiso feminista de sus socios y dañan al conjunto de la izquierda; «Las mujeres estamos muy hartas», clamó la número tres del Gobierno, quien se permitió contraponer lo que cree una reacción deficiente del PSOE a la protagonizada por Sumar -también muy contestada en su momento- en el ‘caso Errejón’.
El segundo episodio venía marcado la propia presencia de la también ministra de Trabajo en el acto para presentar el informe de los expertos sobre el Salario Mínimo Interprofesional, cuya subida anual constituye una de las apuestas sociales del Ejecutivo. Ahí, en ese escenario sensible para los trabajadores del país, Díaz pudo constatar que la situación se está haciendo «insoportable» más allá del Palacio de la Moncloa. Llegó a admitir que este trance es peor que el del verano -«No estamos en julio»-, en alusión al ‘shock’ por la imputación y posterior encarcelamiento de Cerdán, porque «el deterioro es mayúsculo» ante la sucesión de causas «por corrupción» y el afloramiento de «puteros». «¡Basta ya!», exclamó Díaz, quien dio por hecho que se ha agotado el tiempo de «la reflexión y las reformas cosméticas» ante este «punto y aparte» y urgió a Sánchez a que acometa un cambio «absolutamente profundo del equipo de Gobierno». Una remodelación «radical» que en Moncloa descartan, mientras se afanan en situar la admonición de la número tres del Ejecutivo entre «la discrepancias normales de dos partidos que son distintos pero tienen un proyecto común».
El interrogante es ya cuánto se sostendrá, más allá de la insistencia de Sánchez en que agotará su mandato hasta 2027, ese proyecto compartido bajo los golpes ya recurrentes de las investigaciones judiciales y una sucesión de denuncias de carácter sexual que el propio PSOE admite que no va a cesar a corto plazo y que socava los cimientos del programa ideológico de las izquierdas. Díaz no aclaró qué hará si el presidente, como parece, no mueve ficha ante sus nuevos requerimientos a «actuar» ante una situación límite. «Yo diría que ahora no estamos ahí», orillaba ayer mismo la posibilidad de abandonar el Gobierno si las dificultades se enquistan un diputado de Sumar, preocupado pero confiado -«Algo se nos ocurrirá, como siempre»- en poder aguantar la legislatura. «Si cree que el Gobierno es insostenible, debe salir del Ejecutivo», zahirió Podemos a Díaz.
¿Bolaños portavoz?
La vicepresidenta segunda, que no pidió elecciones y tampoco especificó a qué se refería con esa remodelación a fondo del equipo gubernamental y si esa crisis debería concernir también a los ministerios de Sumar, se retrotrajo a su intervención en el monográfico en el Congreso del 9 julio sobre la corrupción en el que reclamó a Sánchez «regeneración democrática» y «un giro social». En aquel pleno, todavía bajo la conmoción de la entrada en prisión del secretario de Organización del PSOE cuyo antecesor había sido el también imputado José Luis Ábalos, el presidente encontró alivio en sus socios, que se decantaron por darle carrete -Junts ha acabado por cortarlo- mientras la justicia no descubra financiación irregular en el PSOE.
Hace una semana, en los corrillos por el Día de la Constitución, Sánchez se mostró reacio a la eventualidad de una crisis de Gobierno que no sea meramente quirúrgica: es decir, que afecte a las ministras -María Jesús Montero y Pilar Alegría- llamadas a encabezar el cartel electoral de los socialistas en Andalucía y Aragón. La precipitación por el popular Jorge Azcón de los comicios aragoneses al 8 de febrero obligará al presidente a acelerar el relevo de Alegría, tocada por su comida con Paco Salazar cuando éste ya estaba apartado por las denuncias por acoso de julio. Félix Bolaños ha manifestado privadamente sus reservas a asumir una responsabilidad añadida como la portavocía del Ejecutivo cuando ya acumula las de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes. Entre los nombres alternativos suenan los de Óscar Puente y Óscar López.
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Enlace de origen : Díaz avisa a Sánchez de la «insostenible» zozobra «por la corrupción y los puteros»
