Cantoría y la Orquesta Barroca de la Universidad de Murcia ofrecieron cinco piezas de altura

Cantoría y la Orquesta Barroca de la Universidad de Murcia ofrecieron cinco piezas de altura

Sábado, 13 de diciembre 2025, 23:52

Desde un escenario se pueden contar muchas cosas. Se pueden proyectar ensoñaciones que se convierten en realidad de carne, hueso y danza. Se pueden impulsar arrebatadores actos de imaginación. Se pueden resolver por un instante las dudas perpetuas. Se pueden alzar los pies, asentar el corazón, descifrar los movimientos imposibles, claudicar ante la evidencia contundente, prístina, de lo hermoso. Se pueden incrementar las sensaciones de festejo, de disfrute, de gozo, pero también de introspección, silencio a puerta cerrada, construcción de escondites de paradero voluntariamente desconocido. Desde un escenario se puede disipar el viento, anclar el sol en mitad de una noche cerrada de tormenta, despistar al despiste y detectar la única isla disponible con arena y primavera en mitad del océano. Desde un escenario, como el del Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas de Murcia, se puede convertir una gala, como la correspondiente a la entrega de los galardones Los Mejores de LA VERDAD, cuya dirección artística corrió a cargo de Beatriz Rocamora, del departamento de Eventos del periódico, en un trayecto tan emocionante como vívido, tan propio como universal, tan elegante como apasionado.

Para ello, además de contar con un conjunto de premiados y premiadas ubicados en la categoría de lo indiscutible y una serie de agradecimiento de esos que, de tan sencillos, humildes y acertados, no te hacen mirar con una mezcla de desesperación e impaciencia el reloj, debes tener la enorme suerte de sumar a la ecuación una pieza artística de la talla del veterano grupo coral Cantoría y la Orquesta Barroca de la Universidad de Murcia. Y es que, a lo largo del evento, cada una de las apariciones conjuntas de la ilustre banda, recientemente distinguida con los premios ‘El Ojo Crítico’ de Musica Clásica de Radio Nacional de España y como Mejor Álbum o Labor en la Difusión de la Música Clásica en la novena edición de los Premios Yepes de la Región de Murcia, tanto en solitario como junto a su fabuloso acompañamiento sinfónico fueron cimas de belleza.

Cantoría [Inés Alonso, soprano; Oriol Guimerà, alto; Jorge Losana, tenor y director; David Guitart, bajo; Jermy Nastasi, archilaúd (y oud); Marc de la Linde, viola de gamba (y fídula); Iñaki de la Linde (percusión), Marina López (órgano y organetto)] desplegó su talento con cinco actuaciones que nos invitaron a recorrer varios siglos de historia musical, subrayando la diversidad, la fusión, la mezcla de culturas y el peso, ligero como una pluma que acaricia, de una memoria compartida. Así, la primera de las apariciones del conjunto supuso una apertura de gala donde, partiendo del espíritu de las culturas cristiana, judía y musulmana, el público quedó prendido de un paisaje sonoro de huellas reconocibles, hipnóticas.

Posteriormente, la sobriedad de las campanas nos llevó de la mano hasta las costas de un territorio donde el canto gregoriano y el canto de auroros quedaron unidos por la fuerza indomable de la saeta, marcando así el ritmo, el estruendo y el latido. Y hablando de deslumbrantes conexiones, el tercer momento musical de la gala elevó la química entre Cantoría y la Orquesta hasta un lugar situado (mucho) más allá del techo del auditorio. Un vínculo desplegado sobre la alfombra roja sonora del folclore de la tierra, de la zarzuela y su brío, de la sofisticación y su reflejo popular, del baile [con las impecables actuaciones de Carla Alemán Vera y Agustín Pagán García; y mención especial a la coreógrafa María Dolores Marín, especialista en folclore y Escuela Bolera] y la garganta atemporal.

La inconfundible alma de lo nuestro, esa que brilla con luz propia cuando se adhiere al espíritu navideño, tan propio en estas fechas, y cuyo encanto se ensanchó hasta alcanzar a cada una de las personas del público con la estupenda selección de villancicos que preparó Cantoría antes de su última aparición, un cierre que merece un espacio aparte. Y que tiene su propia historia.

Mecano

Todo ocurrió en un acto organizado por la Embajada de España en Malta y llevado a cabo en una de las residencias del célebre José María Cano, músico, compositor, director de orquesta, productor discográfico y artista plástico cuyo nombre siempre estará ligado a los legendarios Mecano, banda que lideró junto a su hermano Nacho y la cantante Ana Torroja. Pues bien, tras su actuación en esta jornada, los miembros de Cantoría recibieron la propuesta por parte del propio Cano, quien había quedado enamorado del conjunto murciano, de que trabajasen en nuevos arreglos para una de sus composiciones más queridas y logradas: ‘Hijo de la luna’. El resultado, a la vista de lo escuchado, superó las expectativas más altas.

Acompañados por la Orquesta, Cantoría puso un broche de oro a la gala de Los Mejores con una actuación que, más allá de suponer su primera aventura fuera de la música antigua, cautivó por su extraordinaria forma de reinventar un clásico hasta hacerlo profundamente suyo. Y nuestro. La leyenda que podemos recitar de memoria sobre la hembra gitana que llorando pedía al llegar el día desposar un calé, pero narrada de un modo distinto, embriagador, capaz de atravesar con su sensibilidad cualquier escudo invernal anticipado. Ovación cerrada. Experiencia memorable. Fin del trayecto.

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