
Posiblemente era uno de los mítines más complicados en su carrera política: con la corrupción desbordada en el PSOE, con los casos de machismo abriendo … en canal su partido y con la necesidad de arropar a un candidato, Miguel Ángel Gallardo que, según todas las encuestas, se dirige a la debacle en las elecciones del próximo domingo en Extremadura. Sin embargo, Pedro Sánchez se ha aferrado a la agenda social de su partido, ha atizado el miedo contra la derecha y la ultraderecha, ha sacado a pasear a los obispos y ha apelado incluso al fundador del PSOE, Pablo Iglesias, con el argumento de que los socialistas nunca en su historia lo tuvieron fácil, para acabar proclamando que seguirá al frente del Gobierno y que no convocará elecciones anticipadas. «Cuando me preguntan si estoy cansado, respondo que este Gobierno es incansable. Gobernar es dar la cara, afrontar los problemas y dar soluciones», ha afirmado.
En Cáceres, ante un auditorio que acabó coreando el «¡presidente, presidente!», Sánchez se ha preguntado si «merece la pena gobernar», y él mismo se ha respondido: «Por supuesto que sí, es un honor gobernar, aunque sea en estas circunstancias, porque este Gobierno le renta a los jubilados, que ven cómo suben sus pensiones, a los trabajadores, con el Salario Mínimo Interprofesional, a los estudiantes, a los padres y madres, con los permisos, y a las mujeres, porque defiende sus derechos. Claro que renta tener un gobierno progresista».
Con todos los logros que adjudica a su Ejecutivo, Sánchez no concibe la necesidad de un adelanto electoral pese a las últimas revelaciones sobre corrupción y acoso sexual en su partido. Así, se ha burlado del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, por exigir que se pongan las urnas ya. «Feijóo pidió elecciones anticipadas en 2019, y le ocurrió lo que le ocurrió, y las pidió en 2023, y le ocurrió lo que le ocurrió, y en 2027 le pasará lo mismo», ha dicho Sánchez, insistiendo, como ha hecho en anteriores ocasiones, en que los comicios se celebrarán cuando toca, dentro de un año y medio.
En cualquier caso, Sánchez no ha podido obviar los dos asuntos que han puesto contra las cuerdas esta semana a su Gobierno. Respecto al ‘MeToo’ que ha estallado esta semana en el PSOE, ha apuntado que su partido fue el primero que se proclamó feminista y el primero en poner en marcha un protocolo antiacoso. «Habremos cometido errores», ha reconocido Sánchez, aunque enseguida ha extendido la responsabilidad al resto de las formaciones («como todos»), se ha ufanado por los progresos de las mujeres «siempre de la mano del PSOE» y ha acabado presumiendo de haber actuado con «contundencia y transparencia» contra los casos de acoso que han aflorado en los últimos meses en Ferraz y en Moncloa.
También se ha jactado de actuar con contundencia contra la corrupción entre los suyos, que ha tildado de «traición a los principios del PSOE». «Pero la diferencia con el PP es que nosotros extirpamos de cuajo los casos mientras que en la derecha hay connivencia con ellos. ¿O es que olvida Feijóo que es presidente del PP porque su antecesor, Casado, denunció los casos de corrupción vinculados a Ayuso? ¿Qué lecciones nos van a dar?», ha subrayado.
Sánchez no ha citado ni a José Luis Ábalos, ni a Santos Cerdán, ni a Koldo García, ni a la ‘fontanera’ Leire Díez ni a su exasesor en La Moncloa Paco Salazar ni a ninguno de los protagonistas de los últimos escándalos de corrupción o machismo vinculados al PSOE, pero sí se ha explayado contra el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Javier Argüello, que en una entrevista en La Vanguardia ha sugerido que el Ejecutivo solo tiene tres opciones, «una moción de confianza, una moción de censura o convocar elecciones». «A Argüello le digo que hay una cuarta opción: que respete el resultado electoral aunque lo le guste. O también, que se presente a unas elecciones con la organización ultraderechista Abogados Cristianos,a ver qué resultado saca». «El tiempo en el que los obispos interferían en la política acabó cuando empezó al democracia», ha zanjado.
Apoyo para Gallardo
El presidente del Gobierno ha dado su apoyo en Cáceres a Miguel Ángel Gallardo, que tratará de evitar en las elecciones del próximo domingo un resultado electoral catastrófico. De hecho, Pedro Sánchez ha pedido a los extremeños que apoyen a Gallardo «porque el futuro no está escrito y cada voto cuenta». El candidato socialista está procesado por los presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias en relación a la contratación de David Sánchez Pérez-Castejón, hermano del presidente, para un puesto en la Diputación de Badajoz cuando Gallardo dirigía esta institución.
«En nuestro partido no caben aquellos que dicen que son compañeros, pero que son puteros, que son abusadores», ha aseverado Gallardo, que ha instado a los votantes a «llenar las urnas de puños y rosas» y se ha mostrado convencido de que el 21 de diciembre «la derecha se va a llevar una sorpresa». «A Extremadura nunca le fue bien con la derecha. Ni en democracia ni en dictadura. Las políticas que realmente impulsaron esta tierra la hicieron los gobiernos socialistas», ha señalado.

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