El UCAM Murcia gana más que nunca para ser el mejor de siempre

El partido para escribir una nueva página dorada en los libros de historia del club, además, estuvo cargado de épica. Como si el destino universitario estuviese en manos de un equipo de guionistas cinematográficos, nada a descartar dadas las fuertes amistades de Sito Alonso en este gremio, este quiso que el partido que marcara el hito fuese uno de los más atractivos que pueden vivirse hoy en día en la Liga Endesa, con dos equipos de vuelta a su mejor nivel y empatados a siete victorias, y donde no faltaban los alicientes.

Tantos, que hasta sobraban. Era el caso del regreso de la pareja sueca Hakanson-Birgander a Murcia, en el reflejo del equipo la 2023-24 con el actual, pero en el que el pívot dejó huérfano al base para atender su nueva paternidad. Para compensar, tampoco pudo jugar finalmente Cacok, su sustituto, pero ante esa ausencia Cate se multiplicó en ambos aros en un partido colosal.

Partido y equipo de cine

Un choque de altos vuelos que no se decidió hasta los últimos suspiros y vistió de fiesta un Palacio que era el mejor refugio ante la tromba de agua que caía fuera. Una fiesta para vivir y contar, pero no para que te cuenten. Porque para estar ahí fueron las dos canastas con un robo entre medias de Sant-Roos que mataron el partido en los últimos segundos, el empuje anotador de Ennis cuando peor dadas vinieron, el parcial de 12-0 entre final de tercer cuarto y comienzo del último que puso al UCAM por delante, el toma y daca entre DeJulius y un Ricky Rubio del que presumir en el futuro haber visto en vivo y en directo, los rebotes ofensivos de Cate en el último cuarto, la arenga de Diagne a la grada o hasta acciones desfavorables que añadían épica para el desenlace final, como las faltas que no dejaron jugar a Raieste en el último cuarto o decisiones arbitrales que llevaban las manos a la cabeza.

Nada sobraba en la película que está siendo esta temporada del UCAM para inmortalizar en celuloide, la del mejor nunca visto, la de las ilusiones recobradas y la del espíritu quijotesco de un equipo al que le dan igual que enfrente hayan gigantes o molinos. Sigue a lo suyo. Y lo suyo ya es una Copa del Rey en la que toda la Liga Endesa no solo cuenta con él, sino que le mete en las quinielas para ser cabeza de serie, es aspirar al título de una FIBA Europe Cup que le viene más pequeña que el traje de la primera comunión y es seguir honrando un legado que esta temporada celebra 40 años de historia.

Con uñas y dientes

Para que la fiesta fuera completa en Murcia, antes el UCAM tuvo que sufrir de la lindo contra uno de los equipos más expertos de la competición. Comenzó a buen ritmo el equipo de Sito Alonso, con Ennis y DeJulius dinamizando el juego, pero la clásica defensa universitaria que aislaba al pívot rival en la frontal del triple animaba a Tomic a meter dos en solo el primer cuarto (en ninguna temporada en la Liga Endesa ha metido más de dos), y, sin que Forrest diera con la tecla para mantener el duelo encestador, un Ricky Rubio que anotaba o asistía ocho de las diez canastas visitantes hacía el primer cuarto verdinegro (19-25).

El UCAM anotó su última canasta en juego antes de que DeJulius se sentara a descansar y no volvió a hacerlo hasta su vuelta, de sus propias manos. Tocaba remontar la primera diferencia de diez dígitos en el partido (19-29, minuto 13) y superar unos minutos en los que todo parecía salir mal, incluido un palmeo de Cate que sacaba una canasta que ya estaba dentro o un rebote perdido por falta de entendimiento entre Nakic y Cate. Y Ennis, que en las últimas semanas ha recuperado su mejor versión, era el hombre a quien buscar para salir del barro. Suyo fue un parcial de 7-0 que generó la primera incomodidad al Joventut (28-31, minuto 17) y, aunque la vuelta de Ricky y Tomic era vida para su equipo, la brega de Cate impedía una nueva escapada (32-38, descanso).

El rumano jugaba o descansaba según estuviese Tomic en pista o no. Su rendimiento le daba la razón a Sito, pues era el sostén del UCAM en aquello menos agradecido de hacer hasta que la defensa y el rebote posibilitaban volver a correr y llegar jugando al otro aro para gozo de un Ennis autor ahora de siete puntos del parcial de 9-2 que ponía a los murcianos por delante treinta puntos después, desde el 17-16 hasta el 47-46 del minuto 27, en un tercer cuarto donde mantuvo un vibrante duelo con Hunt donde saltaron chispas, sobre todo a partir de un golpe del canadiense que el escolta rival reclamaba como intencionado.

No lo suelta

En esta mejora de nivel defensivo tanto tuvo que ver Moussa Diagne que, a pesar de la vuelta de Tomic, Sito quiso mantener a su pívot con menos minutos. Un dos contra uno entre él y Radebaugh sobre Rubio lograba una recuperación que acababa con mate del capitán. El Palacio subía decibelios. En la siguiente defensa había falta de Tomic y, en un ataque extra con el que no se contaba, Forrest anotaba sobre la bocina del tercer cuarto (57-54). El ruido empezaba a ser ensordecedor.

Y pese a que en el primer segundo del último cuarto estallaban las quejas por una falta de Raieste pese a que Drell se había caído solo, el UCAM no perdía comba. Dos zarpazos desde el triple de Nakic, inédito en los puntos hasta entonces, y Radebaugh, ponían la máxima ventaja (63-54, minuto 32). El Joventut tardaba 3:15 en anotar en el último periodo, donde demostraba su experiencia sabiendo bajarse al barro de un partido que frenaba su ritmo anotador en un partido donde, durante varios minutos, solo parecía haber golpes por doquier, quejas, revisiones y jugadores a los que atender.

Así, para cuando el Joventut lograba encontrar de nuevo a Tomic, no estaba tan lejos. Cuatro puntos seguidos del croata y un pase largo a Hakanson, que recibía tapón ilegal de Ennis, lo ponían en una canasta de diferencia con 1:12 por jugar (72-70). Cate, héroe en el rebote, lo era ahora en unos tiros libres decisivos (74-70, 57 segundos), y Hunt lo ajustaba todavía más con un 2+1 (74-73, 46 segundos). El ataque siguiente era clave y, después del último rebote de Cate, llegaba a las manos de Ennis, víctima de un tapón. En la jugada de fondo, y tras recibir un dos contra uno, el canadiense la cedería a Sant-Roos, sacador, para anotar desde debajo. Tiempo muerto… y pizarra anulada. Ricky y Hunt no se entendían, Sant-Roos robaba y machacaba. Con 13 segundos, no había más que hablar. Pero, por si hiciera falta, Nakic anotaría los dos tiros libres finales. Había un nuevo mejor UCAM de siempre.