
Cuando Juan Carlos Ferrero llegó una mañana del pasado mes de septiembre a las instalaciones de la Real Sociedad Club de Campo de Murcia, en … El Palmar, y vio con sus propios ojos cómo allí se había construido en un tiempo récord una nueva pista techada para que Carlos Alcaraz preparara la gira indoor de otoño torció el gesto. No le gustó nada. Unos días antes, cuando el 18 de agosto Ferrero estuvo en el palco del Martínez Valero viendo el regreso del Elche a Primera División (ante el Betis) a la misma hora que su pupilo peleaba contra Jannik Sinner por el título del Masters 1000 de Cincinnati, el que torció el gesto fue el padre de Carlos Alcaraz. Tampoco le gustó nada.
Estábamos en verano y la tensión entre Ferrero y el padre de Alcaraz ya era muy evidente. Y no era nueva. El primer choque de consideración ocurrió en 2023, cuando el técnico de Onteniente decidió –sin consultarlo con nadie– que no iba a viajar con Carlitos a la gira de tierra por Sudamérica y mandó al veterano Antonio Martínez Cascales, quien fue su entrenador y quien lo llevó desde las pistas de Villena al número uno del mundo.
A pesar de aquella discusión, Ferrero no cambió su forma de actuar y en las dos siguientes temporadas se ausentó de varios torneos, incluyendo algún Masters 1000 como el citado de Cincinnati o el de Montecarlo, delegando en Samuel López, un técnico de su confianza y quien ahora le va a sustituir a tiempo completo.
No logró entender el padre de Alcaraz –ni otros miembros de su equipo– que Ferrero se saltara tantos viajes. Es cierto que el ya exentrenador de Carlitos siempre alegó que tiene tres hijos, una esposa y una academia que atender en Villena, pero la realidad es que en todos los torneos todos los tenistas del Top 20 están acompañados siempre de su entrenador, desde Sinner a Mensik, pasando por Zverev, Djokovic (cuando tuvo), Aliassime, Fritz, Musetti, Shelton, Draper, Ruud, Medveded, Davidovich, Rublev, De Miñaur y compañía.
Demasiadas ausencias
Era una anomalía tremenda en el circuito que el número uno del mundo, el jugador más icónico del momento y quien está llevando al tenis a una nueva dimensión tras el final del ‘Big Three’, en muchas ocasiones apareciera en los torneos sin su ‘head coach’. El padre de Alcaraz no estaba nada cómodo con esa dinámica instaurada por Ferrero y no quería que esto siguiera ocurriendo en 2026.
Cuentan los que más cerca del equipo de Alcaraz han estado en los últimos meses que el último episodio desagradable sucedió el pasado 28 de octubre en el Masters 1000 de París. El campeón de seis Grand Slam cayó eliminado en primera ronda, de forma sorprendente, ante Cameron Norrie. Terminaba así una racha de 17 victorias consecutivas del jugador de El Palmar. Y las prisas de Ferrero por abandonar rápidamente las instalaciones de La Defense, donde este año se ha celebrado el torneo anteriormente conocido como París Bercy, chocaron mucho al resto de la expedición que acompañaba al tenista murciano en la capital gala.
Lo que tocaba en ese momento, según el entorno del jugador, era analizar bien esa derrota, estar cerca de Alcaraz y levantar el ánimo de cara a las inminentes ATP Finals de Turín, pero Ferrero cogió el primer vuelo rumbo a Alicante y regresó a casa. La relación entre entrenador y pupilo había cambiado mucho y, aunque en la familia de Alcaraz están muy agradecidos por todo lo que Ferrero ha hecho por Carlitos desde que empezó a trabajar con él cuando tenía 15 años, la sensación que tenían en el entorno del jugador es que había llegado el momento de poner fin a esta etapa y arrancar una nueva, justo cuando Alcaraz había cerrado su mejor año y había recuperado el número uno.
El contrato
Aunque muchos han deslizado que la ruptura llega por motivos económicos y que todo se precipitó el pasado fin de semana, lo cierto es que este divorcio se ha cocinado a fuego lento y el dinero no ha sido el principal motivo de la separación. El nuevo contrato de Ferrero no ha sido decisivo para que todo haya terminado justo antes del inicio de la pretemporada. El fijo y los porcentajes se podían haber negociado. Y ni siquiera se ha hecho.
Para Alcaraz hace ya tiempo que empezó a ser innegociable el entrenar en su casa, en el club de su familia, y pasar el poco tiempo libre que tiene en Murcia junto a los suyos. Dejó claro hace un par de años que él no iría más a Villena. Y, sin embargo, lo que Ferrero pretendía es que su academia siguiera siendo el centro de trabajo de referencia para el número uno del mundo.
Hubo un choque de intereses más que evidente cuando el club de El Palmar empezó a crecer. A solo 115 kilómetros de Villena, donde la academia de Ferrero resurgía al calor de los éxitos de Alcaraz, la familia de Alcaraz pronto tuvo claro que había que aprovechar el tirón de Carlitos para convertir el viejo club de El Palmar en una academia de fama mundial. Nació la Alcaraz Academy, llegó la reforma de las instalaciones y la escuela de Ferrero perdió todo el foco mediático.

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Enlace de origen : Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero, un divorcio cocinado a fuego lento tras desencuentros y roces