
La Administración Trump prepara una reconfiguración radical de la estructura internacional de sus mandos militares con el objetivo de concentrar el poder en Washington y … aplicar las prioridades marcadas en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional publicada a principios de mes. El plan, que llegó esta semana al despacho del secretario de Guerra (antes Defensa), Pete Hegseth, trastoca los niveles más elevados de poder en las fuerzas armadas estadounidenses, debilitando la autonomía de los jefes regionales del ejército y otorgando más autoridad al Pentágono y a la Casa Blanca.
El primer anuncio oficial al respecto lo hizo el pasado viernes el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al nominar al general Francis Donovan para la comandancia del Mando Sur –encargado de las polémicas operaciones contra el narcotráfico en el Caribe– tras la inesperada salida de su predecesor, el almirante Alvin Holsey.
El plan que revisa Hegseth, además de reducir el número de altos mandos que le darán información directa, pretende como grandes novedades fusionar los comandos Norte y Sur en uno solo bajo el nombre Americom –que se enfocará en el continente americano– y crear otro Internacional que controlará los centros europeos y africano, cuyo poder se verá limitado. El proyecto refleja los cambios de enfoque de la estrategia global de Trump para desviar recursos de Oriente Medio y Europa y centrarse en la expansión de operaciones militares en el hemisferio occidental. El documento publicado hace un par de semanas ya lo advertía: «Los días en que Estados Unidos apuntalaba todo el orden mundial han terminado».
Hegseth ha hecho de la consolidación del poder militar una prioridad de su agenda y en este plan ha contado con Dan Caine, presidente del Estado Mayor Conjunto del Pentágono, como responsable de elaborar la propuesta de reorganización en busca de una nueva estructura que mejore el orden y el control del ejército. Los cambios planteados en los puestos de mando de los rangos militares más altos son los más significativos en décadas y materializan la promesa del secretario de Guerra de reducir el número de generales de cuatro estrellas.
Los partidarios de la reorganización argumentan que la estructura de mando actual se ha vuelto demasiado extensa y lenta, «decadente», y que es necesario acelerar la toma de decisiones y la adaptación urgente de los comandantes militares. «El tiempo no está de nuestro lado () Si no somos nosotros, ¿quién? Y, si no es ahora, ¿cuándo?», advierte un alto funcionario del Departamento de Guerra. Otros, sin embargo, se muestran preocupados por la potencial concentración de poder en la toma de decisiones en Washington, en detrimento del conocimiento que tienen los comandos de combate sobre el terreno donde actúan, incluso en situaciones de conflicto.
Escasa información
La reforma, en opinión de sus detractores, podría poner en riesgo los intereses de EE UU en el extranjero y aumentar la vulnerabilidad interna en un momento de creciente inseguridad global. «Lo que se necesita son comandos con capacidad de evitar los problemas antes de que se conviertan en grandes problemas, y creo que se pierde algo de eso cuando se unifica o se consolida demasiado», reflexiona Chuck Hagel, exsecretario de Defensa con Barack Obama. Los recelos se deben también a lo poco que se ha compartido sobre el proyecto. En ese contexto, el Congreso ha tomado la medida extraordinaria de requerimiento al Pentágono para que entregue un informe detallado de los potenciales costos de la reconfiguración de la autoridad militar, así como del impacto que tendrá en las alianzas de Estados Unidos en el mundo.
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El equipo de Hegseth ha tratado de salir al paso de los rumores sobre la «división interna» que habría generado el plan. Las insinuaciones son «completamente falsas: todos en el departamento trabajan para lograr el mismo objetivo». Los cambios se plantean además en medio de la polémica que rodea al jefe del Pentágono por el ‘Signalgate’, los ataques a supuestas narcolanchas y las acusaciones de mala gestión. En un área en el que se prima la fidelidad y la obediencia se han llevado a cabo en los últimos meses numerosos despidos y purgas de altos colaboradores, incluido el cese del jefe de personal de la Marina.
El coronel retirado Douglas Macgregor comentó a este medio que el proyecto de reorganización carece de «un análisis sistemático y de reorientación» de defensa. «Hegseth y su personal disparan en la oscuridad. Simplemente, se apuntan a la última ‘buena idea’ que aparece», comenta. Y lanza una propuesta: el comando Norte «debe centrarse en el Ártico».

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Enlace de origen : EE UU reconfigura su ejército y nombra un nuevo jefe para sus tropas en América Latina