
La relación ya venía tocada y habían existido algunos roces. De hecho, desde hace más de un año el principal objetivo de la familia de … Carlos Alcaraz era que su entrenador, Juan Carlos Ferrero, fuera quien se adaptara al jugador y no al revés, como había estado sucediendo hasta mediados de 2023. Pero los meses iban pasando y eso no ocurría. Con todo, fue el estreno de la docuserie ‘A mi manera’, producida por Morena Films para Netflix, lo que provocó una importante crisis entre Ferrero y el entorno más cercano del número uno del mundo, que se ha ido arrastrando desde entonces y que, según ha podido saber LA VERDAD, ha tenido un peso «fundamental» en el divorcio anunciado esta semana tras siete años de relación. Ferrero cogió a Alcaraz siendo un niño, con solo 15 años, y lo deja en lo más alto del circuito ATP, con 24 títulos y 6 Grand Slam ya conquistados.
En ese documental, estrenado el pasado 23 de abril, la imagen de Carlitos se vio bastante dañada y, sin embargo, el rol tanto de Ferrero como del mánager del jugador, Albert Molina, salía muy reforzado. Por la manera de elegir los cortes, el hilo argumental de una serie que constaba de solo tres capítulos y las apariciones y frases escogidas de cada uno de los personajes, el espectador salía de un primer visionado con la sensación de que Alcaraz es un niño consentido que solo está pensando en divertirse y salir de fiesta, y que son Ferrero y Molina los verdaderos artífices de su éxito, porque lo controlan y lo tienen bien atado en corto. No hubo sitio para los grises en el resultado final de ese trabajo. Solo existía el blanco y el negro.
El contexto más o menos era ese y lo puramente tenístico quedó relegado a un segundo o tercer orden. El resultado final de la serie no gustó nada a los padres de Alcaraz, que se preguntaron en varias ocasiones cómo había sido posible que ese documental hubiera visto la luz de esa manera. Por momentos, aunque pueda parecer un argumento pueril, el tono era el de Ferrero convertido en un segundo padre que se desvive porque su joven pupilo no vaya por el camino equivocado. Y de ahí no salía la docuserie. Para disgusto de la familia del tenista, claro.
Pero, ¿cómo puede un joven jugador recién llegado al circuito batir todos los récords históricos de precocidad sin tomarse en serio su profesión? ¿Cómo puede ganar el 95% de los partidos que juega un tenista que está más pendiente de la juerga que del entrenamiento? ¿Cómo puede llevar ya 24 títulos y 6 Grand Slam un chico que prácticamente cada mañana se levanta en una cama ajena y desconocida tras una larga noche de fiesta? ¿Cómo es posible que ya acumule 280 victorias y 49 millones de euros solo en premios de la ATP si su única preocupación es irse de vacaciones con los amigos a Ibiza? Esas preguntas son de fácil respuesta: todos los clichés que se le colgaron al actual número uno del mundo eran falsos. Y ya no hay quien se los quite. El daño está hecho y le costará mucho al tenista de El Palmar quitarse esa imagen de chico frívolo y fiestero que su propia docuserie proyectó de él.
Flaco favor
No entendieron Carlos y Virginia, padres del prodigio de El Palmar, por qué no se cuidaron esos detalles y, sobre todo, por qué se permitió que ese documental se estrenara como finalmente lo hizo. Los recelos fueron a más, puesto que si alguien salían favorecido de esa historia era el propio Ferrero. En el entorno más cercano al jugador recuerdan que el carácter de Alcaraz en nada se parece al de quien ha sido su entrenador hasta el pasado miércoles. Tampoco se parece a Rafa Nadal o a otros campeones españoles. Carlos es Carlos y no necesita seguir el ejemplo de nadie.
No le ha ido mal hasta ahora, ni mucho menos. Ya son seis ‘majors’ los que tiene en su casa y en enero irá a por el séptimo en Melbourne, ya sin Ferrero a su lado. «No quiero que conviertan a mi hijo en un juguete roto», pide en esa docuserie su madre, Virginia Garfia. Y a juzgar por el revuelo que se montó tras el estreno de ‘A mi manera’, con todo el mundo del tenis opinando y demasiados criticando al jugador de El Palmar por su forma de entender el tenis y la vida, nadie en el equipo de Alcaraz veló por él. Ese daño a su imagen podía (y debía) haberse evitado.
Hay una variable que Ferrero no terminó de comprender. Estas nuevas generaciones de deportistas en nada se parecen a las de hace 20 o 30 años. Estos jóvenes como Alcaraz quieren disfrutar del momento, divertirse con su profesión y hacer historia desde una posición diferente a la que los Ferrero, Bruguera, Corretja, Nadal o Ferrer tuvieron. Ellos entienden que el sacrificio tiene un límite y que no es necesario estar las 24 horas del día pensando única y exclusivamente en el tenis. Cuidan de su salud mental y anteponen su bienestar personal al éxito en su profesión.
Todo esto, lamentablemente, derivó en un mensaje reduccionista, simple, falso y ciertamente falaz: Alcaraz es un fiestero y su suerte es que tiene a Ferrero junto a él para llevarlo por el buen camino. Y esto no ayudó en nada a restañar otras heridas entre ambas partes y finalmente la cuerda se rompió por el lado más débil: el del entrenador.
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Unos ingresos anuales de más de 2 millones de euros y una estrecha relación con Albert Molina
El dinero no ha sido el factor clave en toda esta historia. Juan Carlos Ferrero era el entrenador del número uno del mundo y como tal cobraba, más aún en un deporte como el tenis en el que los ingresos están absolutamente disparados. Según el portal especializado Notilibre, Ferrero tenía un fijo anual asignado de entre 300.000 y 500.000 euros, una cifra que aumentaba considerablemente con bonificaciones por títulos y rendimiento, algo que en el caso de Carlitos es muy frecuente. Gana mucho y, por ello, obtiene importantes bonificaciones.
Es habitual que los entrenadores reciban entre un 10% y un 20% de los premios que se embolsan sus pupilos en los torneos. Si consideramos que Alcaraz ha ganado más de 30 millones de dólares en su periplo por la ATP hasta este momento, Ferrero habría recibido un plus de entre 3 y 6 millones en el último lustro. Carlitos, de hecho, ha cerrado 2025 con más de 15 millones ingresados solo por victorias en el circuito. Según varios medios especializados en tenis, entre 1,5 y 3 de esos millones habrían sido para Ferrero.
Además, hay que recordar que el entrenador también recibe un pequeño porcentaje en los contratos de patrocinio que gestiona el equipo de Alcaraz. En esto la última palabra siempre la tiene el mánager, Albert Molina, que es la persona que se encarga de la carrera deportiva de Alcaraz desde que era un adolescente.
Molina siempre ha sido muy cercano a Ferrero, pero obviamente continuará al lado del jugador y en la familia entienden que su trabajo como representante es básico. Porque cada vez entra más dinero y es fundamental que haya un control, un orden y un criterio a la hora de gestionarlo y compatibilizar el tenis con el negocio puro y duro.
Sin cámaras ni rodajes desde entonces por deseo de la familia
Tal fue el impacto -negativo- que el estreno de la docuserie ‘A mi manera’ tuvo en la figura de Carlos Alcaraz que su familia ha rechazado todas las peticiones que le han ido llegando en los últimos meses para grabar al jugador en la intimidad, ya fuera en formato entrevista de televisión o para algún tipo de reportaje. El deseo de Carlos y Virginia, sus padres, es que solo aparezca en contenidos exclusivamente de tenis o en actos privados y controlados con las firmas que le patrocinan, sin que vuelva a ponerse el foco en cuestiones de su vida privada. Se acabaron, por tanto, las cámaras y los rodajes dentro del vestuario y también se ha reducido bastante la actividad de la cuenta oficial del tenista en X e Instagram. Alcaraz y su entorno van con pies de plomo y no quieren pisar más charcos.

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Enlace de origen : El documental de Netflix agrandó la grieta entre Ferrero y la familia de Alcaraz