
Los jugadores del Águilas escapan del vestuario disfrazados de persona, y Adrián Hernández no pierde la ocasión. Pasa revista, vacilando a uno y otro indistintamente. … El protagonista de la semana aparece con el ‘9’ al pecho, pero antes de marcharse el director espeta un sonoro «que no se le suba la ‘movie’». Al nivel del mar, entre el graznido lejano de las gaviotas, el actor principal toma asiento en su butaca bajo la cartelera de los mejores cines, esa que reza ‘Estadio El Rubial. 1913’.
El estreno del ‘Patiya’ en Águilas no podría marchar mejor en taquilla, pero Chris Martínez (A Coruña, 25 años) está acaparando todos los focos. El pichichi de Segunda RFEF no se monta películas, pero se ha metido en el papel de ‘prota’, redactando su propio guion a base de goles dramáticos, como el que resolvió el derbi del Guadalentín para confirmar que está de dulce: todo lo que toca, para dentro. Hoy, ante el Real Jaén (El Rubial, 12.00 horas), una nueva oportunidad para seguir marcando goles en un Águilas que quiere mantenerse en lo más alto de la clasificación del grupo 4 de Segunda RFEF.
–¿Qué tal se entrena después de una fiesta como la del domingo?
–Bien. Estuvo muy guapo, pero al final son tres puntos. No nos podemos quedar ahí, toca el Jaén.
–El discurso de Adrián cala, ¿no?
–Claro (ríe). Si te subes a la parra te van a pasar por encima.
–Desde que salió de casa, es la primera vez que se queda en el mismo sitio. ¿Qué tiene Águilas?
–Aquí se vive muy bien, la gente te trata genial y es un proyecto muy ambicioso. Y la gente que ha venido este verano es espectacular.
–¿Qué tal la vida en la ciudad?
–Creo que todavía está un poco dormida para el fútbol, aunque está comenzando a despertar y engancharse al equipo. Cada vez lo vas sintiendo más y más. Ayer me pasó en el súper y en la librería; vas por la ciudad y la gente te para y te anima. La afición estaba un poco desilusionada, pero con el trabajo que estamos haciendo va a despertar.
–Se le ve una comunión especial con la grada de El Rubial.
–Cuando estoy dentro del campo intento tirar de ellos para que se animen, y me siento correspondido. Es mi manera de vivirlo. En el momento te meten esa dosis de adrenalina y ellos responden.
–El Rubial tiene algo especial.
–Es maravilloso, acogedor. La gente se va a sumar y tirarán los unos de los otros; al estar todo tan junto, el barullo va a ser espectacular.
–No usa el condicional; habla como si supiera que va a pasar.
–Es la mentalidad; siempre creo que las cosas van a suceder. Me gusta hablar así, ser pasional y positivo, es mi forma de ser. Intento transmitirlo siempre en todos sitios; que se contagien y vengan, porque al final lo van a pasar bien.
–Los que fueron a Lorca no se arrepintieron, eso seguro.
–Al acabar, todavía les salió venir aquí a hacernos un recibimiento. El resto de aguileños lo ven y seguramente les dé envidia por no haber estado. Hay que interactuar con ellos. Los aficionados tienen vida, sienten el fútbol, pero parece que estamos hechos a estadios callados. Pues no, el fútbol no es eso. Los aficionados son un gran aliciente para los que estamos dentro, ¿por qué no tirar de ellos?
–Nadie puede decir que cumpla con el estereotipo gallego.
–En el vestuario me dicen que soy un gallego mentiroso (ríe). Es mi forma de vivirlo en el campo: caliente y pasional. He nacido en Galicia, como mis padres, pero me han inculcado esto. Si tienes, dar.
–Últimamente no para de dar. Puntos al Águilas, en concreto.
–También recibo, porque el míster es una persona que te da mucho. Si vas a muerte con él, te lo devuelve todo multiplicado.
–¿Y qué le pide Adrián?
–Sobre todo que mejore en la presión, y poco a poco creo que lo estoy logrando, pero tengo que mejorar mucho más. Adrián es un entrenador muy táctico; con él tienes que aprender a colocarte en el metro exacto, porque lo tiene medido y es lo mejor para el equipo.
–¿Está exprimiendo la mejor versión de Chris Martínez?
–Creo que soy un jugador que pega mucho con su estilo de juego, con sus ideales. Y yo creo que… bueno, creo no, lo sabe. Sabe que mato por él, y él mata por mí. Es recíproco y lo que hace es que nos sumemos mucho en el vestuario. Si le preguntas a cualquiera te va a decir que va a muerte con el míster, y eso es muy difícil de conseguir.
–Este curso anota cada 80 minutos; unos números de escándalo. ¿Está en su mejor momento?
–A nivel físico no. Sigo trabajando para revertir esos problemas que estaba arrastrando. Adrián es muy meticuloso y me ha cuidado mucho en ese aspecto. Estoy bien, pero aún tengo que volver a mi forma física del curso pasado para poder llegar a ser el mejor.
–¿El mejor de la categoría?
–De todo. Siempre que entro al campo tengo que pensar en ser el mejor en todo, porque es lo único que te va a hacer llegar a serlo en algo. Si no confías en que puedes ser el mejor, serás uno más.
–De momento lidera la tabla con 8 dianas. ¿Piensa en el pichichi?
–Pienso en si me llega un balón, meterlo para adentro. Como sea. Lo único que quiero es el bien colectivo, porque ese es el éxito individual. He mejorado mucho mi mentalidad, he aprendido a ver las cosas de otra forma, y en gran parte es por culpa del míster, porque me hace ver otro fútbol que antes ni percibía que existiera.
–Al principio les costó, pero han puesto la velocidad de crucero. ¿Os molesta la palabra ascenso?
–El objetivo es llegar lo más rápido posible a la salvación, esos 45 puntos, y a partir de ahí veremos. Es normal y bueno que la gente del pueblo hable, porque están ilusionados, sumándose a la causa.
–El pasado domingo fue de esos días que suman adeptos.
–Hacía siete años que no se jugaba el derbi, y fue una explosión de emociones brutal. Al Lorca, en su casa, en un día malísimo, con toda la gente que se desplazó…
–Era un empate, hasta que la mandó guardar en el minuto 87.
–Cuando la vi salir del pie, sabía que era gol. Y desde ahí, el Artés Carrasco se convirtió en El Rubial.
–En el mercado no le faltarán novias.
–Le he dicho a mi representante que este invierno no quiero saber nada, que ni me lo comente. Estoy muy cómodo aquí. Es el sitio ideal para mejorar, porque Adrián Hernández es un míster que además enseña.
–¿Algún objetivo a largo plazo?
–Llegar al fútbol profesional. Mentiría si dijera otro. Llegar y, una vez llegue, mantenerme.
–¿Imagina hacerlo en Águilas?
–¿Por qué no? Es una ciudad y un proyecto ambicioso. Estaría encantado. En Águilas es imposible conseguir casa para todo el año, solo te alquilan en invierno, pero la he pillado para doce meses.

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Enlace de origen : Chris Martínez: «He mejorado mucho gracias a Adrián Hernández, me hace ver otro fútbol»