Universo Moyano

Universo Moyano

Antonio Parra Sanz

Viernes, 26 de diciembre 2025, 07:38

Comenta

A estas alturas de su carrera literaria, cuando un lector se acerque a una narración de Manuel Moyano, se encontrará, al menos, con un quinteto de rasgos o características que poco a poco se han hecho armazón imprescindible en sus textos, otorgándole una identidad propia que no hace sino enriquecer esas obras, y concediéndole a su autor una dimensión que solo suelen alcanzar los clásicos.

Aun a riesgo de ponernos un poco academicistas, estos cinco pilares del universo Moyano son los siguientes: simultaneidad de escenarios y situaciones; perfiles protagonistas muy marcados; temáticas que miran al otro lado de la realidad; un humor fino y paródico importante; y el tratamiento pulcro y cuidado del lenguaje. Con ello en la mochila, el regalo que nos cae a los lectores es de alto calibre, lo que hace que, más que leernos sus novelas, nos las bebamos, ya que además mide muy bien la extensión de las mismas, por si acaso nos faltaba otro rasgo capital.

Tramas entrelazadas

Sus tramas, al igual que ocurre en esta última novela, se van asomando de la mano de situaciones diversas que ocurren en diferentes lugares sin aparente relación alguna, hasta que él decida que todo vaya confluyendo en un punto común. Aquí hablamos de un psiquiatra / escritor norteamericano que se anima a tratar a un hombre que dice ser un personaje histórico, de un ‘paparazzo’ inglés a quien le dan el soplo de su vida, y de una ejecutiva de comunicación israelí que se topa con una especie de mendigo dotado de un magnetismo inigualable. ¿Tendrán algo que ver las tres situaciones? Ya intuimos que sí, el atractivo consiste en dejar que Manuel Moyano nos lo vaya contando.

La obra

Esos tres personajes, como hemos avanzado, no están solos, aunque su primera aparición nos haga pensar lo contrario. Son los tres (y alguno más que se unirá después) personajes de marcado carácter, con sus pliegues y sus fracasos, sus soledades y sus sueños ya un poco caducos. Al autor cordobés, o molinense ya, le valen porque los va a hacer depositarios de un tema que irá mostrándose una vez que, como lectores, nos hayamos acostumbrado a la sensación de que algo extraño va a ocurrir.

Realidades alternativas

Y llegamos así a la tercera pata de este mueble literario, la temática, siempre jugando con la realidad que vemos pero abriéndole una puerta, y ventanas, y hasta un horizonte amplísimo, a otra realidad vicaria, a otro mundo, llámesele distópico, fantástico, ilusorio, pero un mundo que nos atrae con la ceguera de un agujero negro, y que se nos vuelve absolutamente adictivo. En este caso, no arruinaremos la lectura de nadie si les remitimos al propio título para que sepan de qué nos va a hablar Moyano, y de cómo esa situación sacudirá a sus personajes.

Como es lógico, si aceptamos el juego de movernos en esa especie de realidad alternativa, se producen hechos que nos irán poniendo en situación: aparición de personas que llevaban ya un tiempo en el más allá, plagas de índole bíblico, seres sobrenaturales, el festival de Eurovisión como marco que albergue demoledores mensajes… Herramientas todas al servicio de la primera línea argumental, y guiños a lo que podría ser y no es, o quizá sí termine siendo, eso ya le tocará averiguarlo al lector.

Si han llegado hasta este momento en la reseña, les comunico que ahora tendrán que correr a hacerse con esta novela, de lo contrario se perderán la presencia de una predicción que les puede afectar muy seriamente.

Parodia fina

Y no es broma, el humor ya lo pone el autor al narrarnos un buen puñado de situaciones con un trazo de finísima parodia que a más de un lector, en función del grado de complicidad, le puede arrancar incluso una buena carcajada, como esa cena que comparten Ekaverya, Tom Spanbauer y un tercer invitado ilustre, o la convivencia de Myriam con su nuevo invitado, por no hablar del malhadado festival europeo de la canción.

Manuel Moyano demuestra, una vez más, que hasta la noticia más intensa o el anuncio más agorero pueden teñirse de una ironía y un humor paródico que no hagan más que enriquecerlos, multiplicando así nuestro interés, lo hemos visto en obras anteriores (ahí está su Yegorov), pero en esta incluso ha tomado tintes aún más refinados.

Ya solo nos queda hablar del estilo propiamente dicho o, lo que es lo mismo, de la manera en que el autor cuida el lenguaje, no ya del narrador, sino también de las voces de sus distintos personajes, ya sean estos humanos o divinos, y créanme si les digo que esta última no es una frase hecha.

Lenguaje muy cuidado

A ratos desnudo, ese lenguaje es esencial para realizar el principal anuncio de la novela: sin estridencias, sino con la contundencia de la naturalidad. Si a eso le añadimos una ambientación muy cuidada, que nos lleva a la Norteamérica profunda, a un Londres algo oscuro y a un Israel acuciado por la amenaza de alguna plaga que otra, certificamos la sensación de estar ante una novela muy bien trabajada, mejor dicho, elaborada con mucho mimo.

Confiesa el autor acerca de la novela que estuvo escribiéndola durante el confinamiento, en aquellos meses en que todo lo que nos rodeaba se había vuelto una enorme distopía. Puede que sea una de las pocas cosas que tengamos que agradecerle a aquel encierro, que le permitió a Manuel Moyano coger su brújula literaria y enredarnos en una historia que no va a dejar indiferente a nadie, y eso que hemos logrado redactar estas impresiones sin mencionar ciertas palabras clave que quizá destriparían lo que hemos decidido que no debía ser nombrado.

Límite de sesiones alcanzadas

El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.

Por favor, inténtalo pasados unos minutos.

Sesión cerrada

Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.

Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores



Enlace de origen : Universo Moyano