Un Palacio a reventar ruge con un ElPozo Murcia que se vuelve a sentir campeón

En la grada, banderas ondeando como antaño; como hacía mucho que no se veía en el Palacio. El ‘no hay billetes’ colgado desde una hora antes del duelo, pero huecos en la grada con todo listo. Más de uno se perdió el saque de honor del número uno del tenis mundial, un Alcaraz al que pudieron ver en el palco, pero se tuvieron que imaginar en el parqué, en medio del atasco descomunal de esa otra tormenta donde confluyeron una afluencia desorbitada, en pleno sábado de una zona de celebraciones navideñas, sumada al tráfico de ese socavón otrora conocido como la avenida Miguel Induráin.

Carlitos metió el primero en la portería del Barça, pero Dener se encontró con Dídac al intentar la réplica. Comenzaban las hostilidades, un desfile de zapatazos inicial que duró los primeros cinco minutos, aunque los vomitorios seguían empeñados en escupir un continuo desfilar de aficionados mientras el reloj perdía minutos. Obstinados como el propio ElPozo, que se ha propuesto convertir cada duelo en una guerra de guerrillas donde ha olvidado cómo se pierde un partido.

Se cumplían once minutos cuando Dener desvió un disparo de Bebe, que conectó con Ricardinho para fabricar la segunda explosión de la tarde en el Palacio. El 1-0 hizo justicia, porque el 40×20 ofrecía alternativas hasta que los de Josan desquiciaron al Barça, pasado de vueltas en su ambición por igualar esa intensidad de los murcianos que seguro que Javi Rodríguez recordó una y otra vez en el prepartido.

Merecía el segundo ElPozo, comandado por unos Adri Rivera y David Álvarez hiperactivos, que esta noche tendrán que compartir manta eléctrica de tanto doblar el lomo para defender. Parecía que los de Josan jugaban con seis, y a falta de cinco el Barça cometió la quinta. Luego la sexta, la séptima y la octava. El problema es que entre medias Gadeia falló dos veces desde los diez metros, y Martel se encontró un rechace para igualar la contienda (1-1). Pero no hay dos sin tres, y el capitán Marcel agarró una bola que contenía toda la presión del tercer disparo franco para ElPozo. De la potencia a la precisión, sutil, el brasileño cruzó el 2-1 en la escuadra de Dídac para hacer su octavo gol del curso.

El homenaje al ’12’ eterno

En el intermedio llegó el momento del tributo a la leyenda ciezana del fútbol sala, Juanjo Angosto. Esa casaca del ’12’ que nadie más vestirá en ElPozo Murcia, firmada en blanco sobre negro, elevada a lo más alto del cielo de un Palacio perlado en flashes del móvil. Aunque puede que algún jugador se deslumbrara con el juego de luces, porque ElPozo regresó cohibido, agolpado contra propia meta, dejando un latifundio a Dídac, que empató la contienda con un punterazo raso al que un gran Sousa no pudo llegar.

El Barça llevaba el peso de la bola, pero Marcel insistía en volver loco a los azulgranas y, de paso, amagar algún infarto en la grada. Alex García la bajó de las mismas nubes, pero entre Dídac primero y después el poste, el Palacio se llevó las manos a la cabeza en lugar de al cielo. El duelo convertido en una lucha abierta con palos de ciego. Entre mil grietas pero sin precisión alguna, un Marcel tuerto reinaba sin conseguir adelantar a ElPozo.

Barullos de área, conatos de tangana al amparo del monitor y algún jugador que voló hasta la primera fila de la grada. Pero el crono se consumía y el 2-2 seguía tatuado en el electrónico, con ambos equipos gustándose un poco menos tras cada duelo. El choque en el alambre y la ambición de ambos acabó en tablas, pero con un poco más de felicidad en los locales. Campeonato de invierno para un ElPozo Murcia capaz de todo, el mejor de los ensayos para lo que este equipo promete que está por venir.