Una San Silvestre de Murcia hecha de vínculos

Pelucas extravagantes, hombres araña, papá noeles en mallas y árboles de Navidad humanos. Como cada día de Nochevieja, las principales arterias de la capital del Segura se convertirán en un desfile rocambolesco de zapatillas de ‘running’ transpirando los excesos de las fiestas. El sol aguarda a la tarde del miércoles, a las 17.00 horas, para bañar la línea de salida murciana en el Paseo Teniente Flomesta. Es la San Silvestre 2025, la carrera popular por antonomasia que en esta edición despedirá el año con cerca de 5.000 participantes inscritos.

Pero eso será el miércoles, porque en la mañana del lunes el temporal todavía colea en un cielo plomizo sobre el Centro Comercial Atalayas. En su interior, al ritmo distendido que marcan las últimas compras para Reyes, los murcianos acuden a por el preparativo final. Solos, en pareja o en grupo, escanean el QR y salen con esa bolsa de CaixaBank que contiene las provisiones de Juver y Vidal, pero sobre todo ese dorsal y camiseta que reza ‘San Silvestre Murcia 2025’, una escena que se repite una y otra vez.

Como esas dos mujeres que acuden al mostrador y consiguen su bolsa de avituallamiento. Pero no es para ellas. Son madre e hija infiltradas, que ultimaban las compras navideñas y han aprovechado para recoger el dorsal del padre y marido. «Lleva muchos años corriendo», asegura su mujer. «Pero no es de los que gana», aclara la hija entre risas y reproches. Pero lo importante de la San Silvestre no son las marcas. «Aquí se viene a disfrutar, no tienes esa presión de hacer ningún tiempo», explica Rocío, la encargada de recoger los dorsales de su grupo de bachata, que se ha pasado al ‘running’ para despedir el 2025 bajo el sobrenombre que llevarán en la camiseta: ‘Este vínculo no se rompe’.

Porque la San Silvestre hunde su razón de ser en la propia fecha de su celebración, esa Nochevieja donde los vínculos se brindan con cava y se estrechan entre amagos de asfixia con el ritual de las uvas. Liturgia patria para recibir el año, en la que sudar los excesos de la Navidad se ha instaurado con fuerza en Murcia. De los rascacielos que aún no decoraban el imponente ‘skyline’ de Sao Paulo en su primera edición de 1925, hace justo un siglo, al Paseo Teniente Flomesta, frente al Ayuntamiento, donde los cerca de 5.000 corredores convertirán las principales vías de la ciudad en una pintoresca pista de atletismo a las 17.00 horas.

«Tengo un gorro de papá noel y una barba preparados en casa», comenta Pablo ante las risas de sus dos amigos. «No entiendo cómo la gente puede correr con esos disfraces. Vas que no puedes con tu alma y te adelanta un tiranosaurio, es surrealista», responde Jaime, que lleva entrenando ‘en serio’ los últimos cuatro meses y ha arrastrado a sus dos amigos a la secta del ‘running’. «Nosotras siempre intentamos usar disfraces que sean compatibles con correr», cuenta Rosa ante el asentir maquinal de Paqui, dos de ‘Las Primas’.

«Este año vamos con una falda de tul con estrellas y camisetas propias», asegura Rosa, una veterana itinerante de la San Silvestre que, cuando no ha podido trotar, la ha hecho andando. De Santander a casa, donde correrá con todas sus primas. «Prefiero la de Murcia. El clima también es más festivo, por el norte no se disfrazan tanto», pero sobre todo tira la tierra, que no es otra cosa que donde estén los suyos.

Una carrera diferente

María José entra al Centro Comercial Atalayas, un oasis a ritmo de calefactor, y se dispone a salir con unas cinco bolsas. Entonces, un vigilante de seguridad se acerca, y pregunta sobre su contenido. «Si hubieran puesto un plato de migas te pedía una», concluye antes de regresar al frío de la calle. «Este va a ser mi décimo año», responde María José entre risas sobre la San Silvestre, una carrera que siempre le ha parecido especial. «El ambiente es diferente al resto. Hay mucha gente animando en la Gran Vía y eso te motiva mucho», un aliento murciano que nunca sienta mal, aunque el único objetivo sea «echarnos unas risas en familia».

Y es que en la San Silvestre murciana, entre esos cerca de 5.000 inscritos, hay historias de todo tipo. Retos de superación personal, parejas que se afianzan devorando juntos kilómetros de asfalto y tributos para esos familiares queridos que ya no están, y cuya ausencia se redobla en estas fechas navideñas. «Llevo entrenando un año, me gustaría correrla en menos de 35 minutos», explica Julia, que ni mucho menos estará sola en la línea de salida junto al Ayuntamiento.

«Esta es la segunda edición que corro la San Silvestre junto a mi padre», continúa. «Empezamos el año pasado porque falleció mi tío Juan, y este año hemos decidido volver a hacerlo», porque quien se inicia en la carrera suele repetir, y porque Julia y su padre corren por un poderoso motivo. «El año pasado hicimos una camiseta con su nombre y un lema: ‘Si estuvieras aquí, sabemos que estarías corriendo’». ¿Era ‘runner’? «Era muy deportista, siempre corría en la San Silvestre. Llevaba corriendo desde que nació», concluye con una sonrisa que dibuja la meta de convertir el tributo en tradición. «Sería muy bonito hacerlo todos los años».

Al ritmo que permite el paso de los cerca de 5.000 inscritos para la edición de 2025 de la San Silvestre en Murcia, las cajas se van liberando de su contenido a medida que los corredores recogen sus dorsales, un paso indispensable que vivirá su última día en la jornada de hoy martes. Aquellos participantes que aún no hayan recogido su dorsal, junto a la camiseta y la bolsa de avituallamiento, tendrán desde las 12.00 hasta las 20.30 horas de la noche para hacerlo. Por delante, una edición que llenará las calles murcianas en un recorrido circular de cerca de 6 km que dará el pistoletazo de salida en el Paseo Teniente Flomesta, junto a la Plaza del Ayuntamiento, este miércoles 31 de diciembre, día de Nochevieja, a las 17.00 horas.

William Abrego

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