Confesiones de un joven ludópata: «Tengo 22 años y he perdido cinco cifras en tres años apostando»

Confesiones de un joven ludópata: «Tengo 22 años y he perdido cinco cifras en tres años apostando»

El joven Sergio Guirao, en LA VERDAD. / MARTÍNEZ BUESO

El testimonio viral de un ceheginero sobre sus problemas con el juego provoca una oleada de reacciones en redes y reaviva el debate sobre esta adicción

Rubén García Bastida

El mundo de las apuestas llegó muy pronto a la vida de Sergio Guirao, un joven de Cehegín de 22 años que ya con 16 se colaba con un amigo en los locales de juego de su localidad. «Como éramos altos…», justifica. En aquellos primeros acercamientos al vértigo de arriesgar dinero por la promesa de multiplicarlo solía poner un euro cada fin de semana para apuestas con pocas probabilidades de éxito, «de esas que sabes que es casi imposible que salgan, con la idea de llevarte 30 si había suerte».

Hoy, tras reconocer que padece un problema de ludopatía y hacer público su caso en las redes sociales, sus propias estimaciones se sitúan muy lejos de aquellos primeras monedas malgastadas. «He perdido cinco cifras, cerca de 10.000 euros en el juego en tres años», asegura. Su confesión, que ha recibido decenas de miles de reacciones y provocado centenares de mensajes de apoyo, ha reavivado el debate respecto al impacto del juego en los jóvenes. Cabe recordar que la Región de Murcia fue, según los datos de la Dirección General de Ordenación del Juego del Ministerio de Consumo, la autonomía donde más creció el pasado año el número de personas que solicitaron que se les prohibiera apostar, con un incremento del 22,4%. Se trata de una medida de autoprotección que ya han pedido más de 3.100 personas en la Comunidad y que Sergio no conoció hasta este lunes, tras lanzar su mensaje para intentar concienciar a otros en su situación. «Mucha gente se ha puesto en contacto conmigo para explicarme qué medios de ayuda existen, decirme asociaciones, y me han contado que puedo pedir que me prohíban jugar -asegura-. Lo primero que voy a hacer es ponerme en manos de un psicólogo, y luego voy a informarme y tomar las medidas que sean necesarias».

Llegó a ver esfumarse 600 euros en 40 horas y acaba de contárselo a sus padres. «Le pedí a mi novia que me vigilara el móvil», relata

Atrapado en la espiral

Las cosas empezaron a torcerse cuando a finales de 2019 se inició en el mundo laboral e ingresó su primer salario. Viviendo todavía con sus padres y sin apenas gastos salvo una pequeña parte que le entregaba a su madre para ayudar con la casa, Sergio se encontró con un dinero que pronto pensó que podría hacer crecer con facilidad con apuestas ‘online’. Así, aquel entretenimiento que parecía inocente fue adquiriendo rápidamente más peso en su vida y sus prioridades financieras. «Empecé a informarme sobre ese mundo», dice. Conoció la figura del ‘tipster’, un profesional dedicado a pronosticar apuestas y que vende sus vaticinios a clientes bajo la promesa de elevar las ganancias. Sergio decidió que, en lugar de apostar un euro en algo improbable para ganar 30, lo haría con 20 para ganar 40 en opciones más factibles. «Pensaba que si perdía, era dinero que no necesitaba, y que si me tenía que quedar sin caprichos, tampoco pasaba nada», confiesa. Sin embargo, empezó a verse apartando del salario de cada mes el dinero justo para sus gastos mínimos. El resto iba al juego, y los cálculos pronto se demostraron equivocados. Se mudó de Cehegín a Murcia para terminar sus prácticas del grado medio de Auxiliar de Farmacia y Parafarmacia y empezó a asumir el aquiler. Intentó apartar la renta cada mes, pero también fracasó: «Un día me vi con 20 euros para alimentarme todo el mes». «Vendí mi consola para poder comer», asevera. «Yo nunca he pedido nada hasta que no me he visto con el agua al cuello, por vergüenza».

El punto de inflexión llegó cuando se jugó el dinero que guardaba para regalarle un viaje a Italia a su pareja el pasado mes de enero. «Lo perdí todo». «Empecé a tener ataques de ansiedad y le pedí a mi novia que me ayudara, que me controlara el móvil y me vigilara». Así empezó una mejoría que duró solo unos meses, hasta que su relación se rompió. «La dejé de lado y volví a entrar en el bucle», reconoce. Este verano, por distintos ingresos, Sergio volvió a juntar mil euros en su cuenta. Entró en barrena. «En 40 horas perdí 600 euros». Fue entonces, hace dos semanas, cuando llamó llorando a sus padres para pedirles ayuda y les contó que llevaba tres años apostando. Hoy sabe que no puede superarlo solo. «Necesito ayuda profesional. Antes pensaba que podía salir con apoyos. Hoy sé que eso no es suficiente».

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