La riada en Javalí superó las estimaciones de los mapas de zonas inundables a 100 años

Bomberos caminan por una calle arrasada por la riada en una imagen del pasado lunes. / gUILLERMO CARRIÓN/ agm

Los geógrafos creen que la modelización que ha despertado críticas de la Comunidad, promotores y ayuntamientos por su restrictividad «se queda corta» ante lluvias «cada vez más imprevisibles»

El calado provocado por la tromba que sacudió la pedanía murciana de Javalí Viejo en la madrugada del pasado lunes superó las estimaciones de la nueva cartografía de zonas inundables de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) en un periodo de retorno de cien años, una medida que expresa la probabilidad de que un evento suceda una vez en ese periodo de tiempo. Así lo confirma desde el Colegio de Geógrafos de la Región su vicepresidente, Javier Martí, que considera que las previsiones en este modelo cartográfico «se quedan cortas» ante los eventos meteorológicos «cada vez más imprevisibles» y más virulentos que está provocando «el cambio climático».

Cabe recordar que los mapas actualizados por la CHS para incluir nuevos datos y que permanece en fase de alegaciones hasta el próximo 23 de octubre han despertado las críticas de la Comunidad Autónoma, los promotores y varios ayuntamientos de la Región, que le atribuyen un exceso de celo en la definición de las zonas de riesgo por la restrictividad que esto implica para el urbanismo y la ordenación del territorio en la Región.

Antonio Prieto, expresidente del Colegio de Geógrafos de España, profesor de la Universidad de Alicante y director técnico de la empresa Cota Ambiente, dedicada a la elaboración de estudios de inundabilidad para administraciones locales, coincide en reconocer que los estudios se están viendo superados por una meteorología con reiterados episodios extremos, como en el caso de Javalí Viejo, con más de 40 litros en 10 minutos y el de las inundaciones de la Vega Baja de 2019. «Una cosa es la teoría y los cálculos matemáticos que hacemos, y otra es la realidad . Los mapas de las confederaciones han mejorado muchísimo, pero hay que recordar que todo esto no dejan de ser modelos teóricos, y lo que los números te dicen que es casi imposible que ocurra, luego puede pasar dos veces en un mes».

«¿Es efecto del cambio climático? Sí. ¿Los episodios son más torrenciales? Sí. Llueve muchísimo más de lo que pensábamos», advierte. Por su parte, el profesor de Geografía Humana de la Universidad de Murcia Ramón García Marín explica que uno de los problemas de las modelizaciones «es que se basan en datos históricos» que, pese a las «buenas bases de datos que tenemos», hacen muy difícil acertar cuando se enfrentan a variables de incertidumbre como las que ha introducido el cambio climático.

Prieto apunta, además, otro condicionante, el factor humano: «En el Mediterráneo llevamos años comprando lotería para que estas inundaciones ocurran, construyendo donde no debemos, modificando cursos de ramblas para edificar o cultivar. La burbuja inmobiliaria de los 90 y los 2000 tuvo mucha culpa de que ahora estemos en terrenos que antes no se ocupaban. Luego llueve y el agua se lleva una casa».

«Zonas de ramblas con meandros como la de Javalí son muy problemáticas, y eso se agrava con estrechamientos y entubamientos», destaca Martí. Respecto a la agricultura, el profesor García Marín recuerda que en municipios como San Javier o Los Alcázares, «la mala gestión y planificación en el desarrollo agrícola ha estimulado el aumento de la escorrentía superficial, con el desvío de los cauces, el rebaje de parcelas o la impermeabilización del suelo».

Por ello, los geógrafos reivindican la importancia de extremar la cautela y atender a las modelizaciones para «salvar vidas» ante las reservas de las administraciones para limitar lo usos del suelo.

«Si hay una zona impredecible, es el Mediterráneo. Hay que actuar con más prevención e intentar que el agua no llegue al cauce, retenerla, laminarla y recogerla con soluciones basadas en la naturaleza, estableciendo parques inundables, por ejemplo. Hay que entender que no podemos dominar la naturaleza. Ese es el problema de los últimos 50 años», advierte Prieto.