Una «brecha territorial» a la que no son ni mucho menos ajenos los jóvenes de Murcia. Hasta un 64% de los 81.002 jóvenes de entre 15 y 29 años que están empadronados en la capital -entre los que no se cuenta la población universitaria flotante- viven en pedanías. Si se trata esta de una capa social que se caracteriza habitualmente por una falta de recursos propios, son muchas veces estas generaciones las que sufren especialmente la dificultad de acceso a los servicios públicos y privados que existe en los núcleos periféricos poblacionales, y lo hacen, además, en una mayor proporción, dada su distribución en el término municipal y su incapacidad para satisfacer muchas de sus necesidades e inquietudes en su lugar de residencia. Así se puede extraer de las conclusiones ofrecidas por el estudio ‘Jóvenes entre crisis: diagnóstico sociológico sobre la situación de la población joven en el municipio de Murcia’, que fue presentado este jueves por sus autores.
Este informe fue elaborado por el Departamento de Sociología de la Universidad de Murcia, por encargo de la Concejalía de Igualdad, Juventud y Cooperación al Desarrollo, en el marco del Proyecto Europeo REACT, mediante entrevistas con diversos grupos de trabajo en los que han participado tanto representantes del grupo objeto de estudio como docentes, profesionales y otros actores que suele trabajar con ellos. «Se trata de una hoja de ruta, elaborada sobre el terreno, que nos ayudará a tomar decisiones en relación a un segmento de la población que ha sufrido el impacto negativo de una crisis, en su caso, casi permanente», explicaba la concejala del ramo, Teresa Franco, secundada por el investigador Andrés Pedreño.
Así, en relación a la citada brecha, el estudio cita particularmente las carencias de alternativas de movilidad en Murcia, incluyendo la falta de carriles bici y la situación del transporte público dentro del municipio, con un servicio que no se adapta a sus necesidades y que ha ido empeorando progresivamente con el encarecimiento de los viajes, la retirada de descuentos muy utilizados o la eliminación del transporte nocturno, y todo sin olvidar las dificultades que encuentran para obtener información sobre horarios o rutas. «Resaltan la desatención y el aislamiento que sufren en muchas pedanías, por la mala conexión con el núcleo urbano, que les impide frecuentarlo tanto como les gustaría», incide otro de los coautores del trabajo, Miguel Sánchez, apostillando que las consecuencias de estas circunstancias van más allá e inciden directamente en sus planes y modo de vida. «Afecta a la búsqueda de empleo, a la formación, al ocio, o, incluso, a la inseguridad a la hora de volver a casa, especialmente a los adolescentes y mujeres jóvenes con menos recursos», concluía.
Esta problemática que sufre la juventud murciana es solo una cara de todas las detectadas por los investigadores participantes en el estudio. «Hemos intentado comprender el mensaje que nos han mandado en una botella, teniendo en cuenta que a la generación más preparada de la historia no solo les pedimos rendir cada vez más, sino que, además, que sean felices y alegres, con los ansiolíticos como única fórmula para conseguirlo», añadía Pedreño, apostillando que, la salud mental se ha convertido en la principal de sus preocupaciones. De hecho, Pedreño llegó a afirmar que, según datos del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Región de Murcia, en el curso 2020-2021 se vivió una «emergencia psíquica entre los jóvenes», con 518 avisos por protocolo de autólisis en la Región, afectando tres de cada cuatro a mujeres jóvenes.
Esta ‘epidemia’ de problemas mentales viene alimentada por el resto de problemáticas detectadas por el equipo de trabajo, a las que se suman, por este orden, «las incertidumbres e inseguridades en relación a aspectos vitales fundamentales como el ámbito laboral, el proyecto de futuro o las relaciones interpersonales; las precariedad y dificultades de acceso a un empleo o trayectoria profesional y personal; y las dificultades para conectar con sus iguales y construir relaciones íntimas y sentimentales; cerrando el listado las citadas barreras para acceder a servicios y recursos. Elocuente es el hecho, en relación a este situación de malestar, que el Índice Sintético de Desarrollo Juvenil elaborado por el Centro Reina Sofía señale que la Región suspende en el acceso de los jóvenes al empleo, la educación, la emancipación y la calidad de vida, con unas notas que han retrocedido aún más tras la pandemia.
No obstante, al menos en lo que respecta a la precariedad laboral -en la que los primero afectados por una crisis siempre son las mujeres y los jóvenes, la investigadora Marta Latorre señala que la última reforma laboral ha reducido la temporalidad en estos segmentos de la población, que siguen concentrando, sin embargo, buena parte de sus empleos en el sector servicios y, principalmente, en la hostelería y el comercio. Esta precariedad incide, por otra parte, en los problemas de los jóvenes para emanciparse, que han padecido un importante incrementos de los precios de la vivienda en el último año -de casi el 5% en la Región-, lo que les obliga a compartir alojamiento, y se topan, además, con una insuficiencia de recursos públicos en esta área, como un escaso parque de alquiler, e, incluso, con barreras para acceder a los ya existentes.
En lo que se refiere al plano educativo, Isabel Cutillas destacaba que el municipio de Murcia concentra al 31% del alumnado de la Región no universitario y que es la capital en la que se percibe especialmente un proceso de privatización en este ámbitos, ya que cuatro de cada diez de sus centros educativos son privados -un 77% concertados- frente a los tres de cada diez que hay de media en la Comunidad.
Destacan los investigadores las malas cifras de abandono educativo entre un alumnado con un 10% de población inmigrante, y en un sistema en el que se echa en falta una mayor incidencia en las competencias digitales de estudiantes y docentes, pese al desarrollo de estas que trajo la pandemia, en detrimento de la socialización de los más jóvenes. Se puntualiza, además, la dificultad para compatibilizar la formación con un empleo, sobre todo en el caso de las familias con menos recursos.
En el informe no elude otros dos aspectos: uno es el creciente impacto entre los jóvenes al municipio de nuevas adicciones como la del juego. De hecho, Murcia cuenta con 370 salones de este tipo, uno por 4.200 habitantes. Por otro, aborda la sexualidad en este segmento poblacional y subraya que casi una de cada cuatro de las atenciones que el Equipo de Violencia de Género del Ayuntamiento de Murcia prestó en el año 2021 fue a mujeres menores de 30 años. Todas estas circunstancias, sumadas, llevan a esta capa de la población a una pérdida de confianza de los poderes públicos, a la hora de promover mejoras en su calidad de vida.
Casi 180 nuevos puestos de estudio para tres localidades
Una de las carencias que detectan los jóvenes que residen en pedanías es la falta de espacios para poder estudiar fuera de casa, como las salas de estudio públicas. En la actualidad, el municipio cuenta con quince aulas, repartidas entre la ciudad y pedanías, y el Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Educación, ha aprobado la ejecución de otras tres. Estos nuevos proyectos, dos de los cuales ya están terminados por Urbamusa y que deben ser aprobados en Junta de Gobierno antes de remitirlos a Contratación, permitirán sumar 178 nuevos puestos de lectura de 24 horas a los ya existentes, y se ubicarán en las pedanías de Javalí Nuevo, con sesenta nuevos puestos; Monteagudo (con 70) y Cabezo de Torres (con 48). Fuentes municipales indicaron que esto supone incrementar «en más de un 20% la capacidad actual de la red municipal de salas de estudio». En el caso de Javalí Nuevo, la inversión total supera los 175.000 euros; en Monteagudo de casi 155.000 euros, y en la de Cabezo de Torres aún no se ha terminado de cerrar la redacción del proyecto. En la actualidad funcionan las aulas de estudio de Ronda Sur, una de las más amplias; Aljucer, Alquerías, Beniaján, Casillas, Cobatillas, El Raal , Garres y Lages, Los Dolores, Los Martínez del Puerto, Rincón de Seca, San José de la Vega, Sangonera la Seca, Sangonera la Verde, Torreagüera y Zeneta. Todas están accesibles los 365 días del año durante las 24 horas del día. Las salas más recientes se han abierto en los dos últimos años (Aljucer, San José de la Vega, El Raal y Llano de Brujas), recuerdan desde el Ayuntamiento, e indican que están en proyecto las de Guadalupe, El Esparragal, y Los Ramos, en pedanías. También está en cartera el aula ‘Miguel Hernández’, que se ubicará en el segundo edificio de la Cárcel Vieja, una vez que se lleve a cabo su rehabilitación.
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Enlace de origen : Los jóvenes de las pedanías de Murcia, lastrados por la «brecha territorial» del municipio